lunes, 18 de julio de 2011

EDUCACIÓN - ADOLESCENCIA Y SUS CONFLICTOS

Los adolescentes y los conflictos intraescolares

Un informe realizado por UNICEF Argentina y la Flacso, revela las situaciones y grados de violencia y de conflicto que viven los alumnos en las escuelas de nuestro país. Las causas que llevan a estas fallas en el sistema educativo y por qué la Argentina necesita de la educación para poder pensar un futuro diferente y cargado de optimismo
La inserción de la Argentina en el neoliberalismo en los años ’90, trajo como una de las peores consecuencias un brutal descenso en el nivel educativo, que ha hecho que nuestro país haya retrocedido décadas enteras, no encontrándose una respuesta de las autoridades para salir de esta debacle y buscar un sendero de crecimiento.


Es por demás necesario que desde el Estado se planteen políticas acordes a lo que necesita la ecuación hoy en día, y la escuela vuelva a tener el papel preponderante que se merece en cualquier sociedad que se dicte civilizada.
 
La inequidad, la falta de igualdad de oportunidades, el alto desempleo, la pobreza, la marginación, la desigualdad, la desnutrición infantil, son algunas de las causas que han llevado a que la situación de la educación en la Argentina esté pasando por un estado terminal y se precisen política de Estado rápidas y precisas que sirvan para la solución de un problema que se ha ido agravando con el correr de los años y sin vistas de arreglo en el corto plazo.
 
Un informe realizado por UNICEF Argentina y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), con una investigación que abarcó un muestreo de 1.690 estudiantes en la Capital Federal y el conurbano bonaerense, ayuda a entender un poco más las causas que revelan una falla en el sistema educativo argentino, que las autoridades nacionales y provinciales no han podido detener.
 
El estudio de estos organismos, denominado “Clima, Conflictos y Violencia en la Escuela”, indica respecto de la posibilidad de acceder a bebidas alcohólicas o sustancias psicoactivas dentro de la escuela, se observa que uno de cada diez alumnos consideró como fácil el acceso a cerveza, vino, y otras bebidas alcohólicas. Cabe señalar que más de dos de cada diez alumnos consideraron como fácil el acceso a la marihuana en la escuela; un 15,8% de igual manera el acceso a otras drogas, y un 9,0% al “paco”.
 
Un 18,2% de los alumnos del área estudiada sufrió el robo de objetos de su escritorio o banco, de ese total, en más de la mitad de los casos ocurrió una o dos veces. A modo de comparación, para la Ciudad de Buenos Aires el porcentaje en esta medición fue de 13,5%, mientras que en el estudio realizado por la Dirección Nacional de Política Criminal (DNPC) del Ministerio de Justicia de la Nación para el año 2002, el porcentaje para esta instancia fue de 12,2%.
 
Un 8,7% de los alumnos afirma haber sufrido el robo de bienes o dinero por la fuerza o con amenaza de uso de la fuerza. En más de la mitad de los casos ocurrió una sola vez. A uno de cada cinco de quienes sufrieron este tipo de situaciones (1,9% del total de los alumnos), este tipo de hechos le ocurrió en el interior de la escuela.
 
Un 15,3% de los alumnos estuvo involucrado en peleas con intercambio de golpes, y, sobre la frecuencia de ocurrencia, en más de la mitad de los casos ocurrió entre una y dos veces. También a modo de comparación, en la Ciudad de Buenos Aires para esta medición el porcentaje fue de 13,4%, mientras que en el estudio para 2002 de la DNPC anteriormente citado el porcentaje fue de 17,2%.
 
Un 6,2% de los alumnos afirma haber visto que se hayan llevado armas de fuego a la escuela; mientras que un 25,5% afirma haber visto que se haya llevado algún arma blanca. Además, un 9,7% de los alumnos afirma haber visto que algún alumno haya amenazado o agredido con útiles escolares tales como compás o cuters.
 
Es de destacar que tanto alumnos como directores coincidieron en señalar que el problema de la violencia es mayor en las escuelas de la zona que en la propia; y que al reiterar la pregunta sobre el nivel de gravedad del problema de la violencia en la escuela propia al finalizar los respectivos cuestionarios, tanto alumnos como directores calificaron mayoritariamente como “poco” o “nada” grave a dicho problema (alumnos: “Poco grave”: 52,7%; “Nada grave”: 26%. Directores: “Poco grave”: 63,1%; “Nada grave”: 26,1%).
 
El tema de la violencia en las escuelas es algo cotidiano, que se manifiesta en los espacios públicos y privados, y que tiende a ser reproducida en las aulas u otras dependencias de la escuela. Los modelos que los chicos ven cotidianamente, no se aprenden a través de la palabra sino a través de las acciones. Es decir que el chico no aprende lo que uno le dice que haga, sino lo que observa. Los maestros pueden decirles “no seas violento, no les pegues a tus compañeros”, pero si el padre en su casa tiene algún problema con el vecino y le grita o le pega una trompada, lo que el chico aprende no es lo que el padre le dice, sino lo que el ve que hace en determinadas ocasiones.   
 
Si el chico vive en una sociedad que es agresiva, que es violenta, donde estos actos no son castigados, si hay impunidad para los violentos, lo que el chico termina aprendiendo es “yo respondo violentamente, y socialmente no tengo ningún tipo de castigos”. Ni que hablar si observa que en lugar de ser castigados los violentos, por ahí se tiene éxito con ese tipo de  conductas. Todo esto no hace más que reforzar la posibilidad que tienen los chicos de conducirse en forma agresiva.
 
El problema de la violencia se ha generalizado, hace treinta años atrás había “zonas violentas”, en la actualidad esta situación se ha extendido hasta globalizarse. Existe violencia social, familiar e institucional. Lo terrible es que la violencia viene de afuera hacia adentro y sin darnos cuenta nos va invadiendo, haciéndose poco a poco endémica.
 
En un país en el cual casi el 30% de la población está por debajo del nivel de pobreza, y un tanto por ciento no especificado apenas por encima del mismo, no es de asombrarse que en los chicos, ya sea por experiencia propia o ajena, exista falta de alimentación adecuada, desnutrición, normalización de situaciones atípicas, cambio de valores.
 
La situación de desigualdad social que vive la Argentina hoy en día, queda marcada en que es el 25% más rico de la sociedad el que tiene las mayores posibilidades de acceder a la educación, en contraste con el 25% más pobre, a los que les cuesta más tener acceso a los métodos educativos y al proceso tradicional de escolarización.
 
Los más pobres son los más desprotegidos, por lo que da muestra que la democracia en la que vivimos, es hoy en día, más teórica que práctica. La misma propone igualdad de oportunidades, educación gratuita y libre acceso social a las profesiones, pero la libertad que de verdad poseemos es mucho más libertad para los que disponen de más medios que para otros. Los otros, los pobres, los que nacieron humildes y condenados al fracaso, no tuvieron acceso a un sinnúmero de oportunidades, por lo tanto es mentira que la mayoría sean incapaces, sólo tuvieron distinta suerte.
 
Hoy los valores son distintos, por lo cual las bases que sustentan a la sociedad son diferentes. Es difícil promover en nuestros chicos comportamientos que sean socialmente aceptados, cuando la televisión da un discurso totalmente distinto, bombardeándonos continuamente con modelos negativos. En esta realidad, los chicos se están formando.
 
Un país sin educación, es un país fácil de dominar y de someter, por lo que es una tarea pendiente por parte del Estado (y lo ha sido desde el regreso de la democracia allá por 1983), brindar todas las armas del conocimiento necesarias a la población, para que de esa manera el individuo se pueda desarrollar y crecer en la vida. CNA

No hay comentarios:

Publicar un comentario