La violencia escolar desde la visión de los directivos
Un informe realizado por UNICEF Argentina y la Flacso, revela la mirada de los directivos escolares sobre la violencia en el ámbito educativo. Las causas que llevan a este nivel de agresión en el sistema educativo y por qué la Argentina necesita de la educación para poder pensar un futuro diferente y cargado de optimismo
En los últimos años, hemos acudido a un brutal descenso de la calidad educativa en la Argentina, por lo que se hace necesario que desde el Estado se planteen políticas acordes a lo que necesita la ecuación hoy en día, y la escuela vuelva a tener el papel preponderante que se merece en cualquier sociedad que se dicte civilizada.
Se vuelve necesario que desde el Estado se brinden las armas precisas para que todos los chicos que acuden al colegio puedan aprender con igualdad de oportunidades, y eso sólo se hace con decisión política y encarando políticas activas que tiendan ala inclusión y que permita el acceso y permanencia de los estudiantes.
La inequidad, la falta de igualdad de oportunidades, el alto desempleo, la pobreza, la marginación, la desigualdad, la desnutrición infantil, son algunas de las causas que han llevado a que la situación de la educación en la Argentina esté pasando por un estado terminal y se precisen política de Estado rápidas y precisas que sirvan para la solución de un problema que se ha ido agravando con el correr de los años y sin vistas de arreglo en el corto plazo.
Un informe realizado por UNICEF Argentina y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), con una investigación que abarcó un muestreo de 1.690 estudiantes en la Capital Federal y el conurbano bonaerense, ayuda a entender un poco más las causas que revelan una falla en el sistema educativo argentino, que las autoridades nacionales y provinciales no han podido detener.
En una de las partes del estudio de estos organismos, se muestra la visión que se tiene desde la óptica de los directivos escolares sobre un karma creciente en el ámbito educativo, como lo es el de la violencia.
La forma de abordaje de situaciones conflictivas entre los directores fue diferente de la realizada entre los alumnos. Si bien se consultó en diversos momentos del cuestionario sobre situaciones conflictivas en la escuela, se trató de diferenciar sobre situaciones entre alumnos y docentes o directores y sobre alumnos entre sí.
Respecto de las primeras, se observa que las acciones que registran mayor proporción de ocurrencia son los insultos de estudiantes a profesores (64% de menciones), luego en menor medida las amenazas de alumnos a profesores (9% de menciones), y en mínimas ocasiones (0,9% de menciones de haber ocurrido una vez) agresiones físicas de alumnos a profesores. Las proporciones en todos los casos son menores cuando se trata de insultos (11,3% de menciones de ocurrencia de una y más veces), amenazas (6,1% de haber ocurrido de una vez) o agresiones (1% de haber ocurrido una vez) a directores/subdirectores.
En cuanto a situaciones conflictivas entre alumnos, desde la perspectiva de los directores se observa la presencia de situaciones de agresión física de un grupo de estudiantes sobre un estudiante: 21,2% de menciones (una y más veces). Los estudiantes que resultaron heridos durante una pelea y tuvo que recurrirse a atención médica: 20,1% (una y más veces); y la agresión física de un estudiante a otro: 61,1% (una y más veces).
El estudio de estos organismos, denominado “Clima, Conflictos y Violencia en la Escuela”, indica que tres de cada diez directores afirma que se produjeron actos de vandalismo contra la escuela, y que en un tercio de esas situaciones debió intervenir la policía. Es de destacar que un 13,0% de los directores expresó que un estudiante concurrió a la escuela con un arma (11,8%, una vez; 1,2%, entre tres y cinco veces).
Desde la perspectiva de los directores y respecto de la frecuencia de situaciones de maltrato, hostigamiento y acoso, se detallan las situaciones de insulto o humillación verbal de un estudiante a otro: 87,6%; las situaciones de aislamiento social de un grupo de estudiantes hacia otro: 57,6%; los conflictos entre estudiantes por cuestiones étnicas, religiosas o de nacionalidad: 39,9%; las situaciones de chantaje de un estudiante sobre otro: 18,7%.
De acuerdo a las respuestas de los directores, alrededor de tres de cada cuatro afirma que en su escuela se trabaja con algún programa o estrategia propia respecto de problemas de convivencia o violencia. Entre quienes afirmaron implementar programas propios, se observa lógicamente una amplia dispersión de respuestas, siendo las que cuentan con mayores proporciones las referidas a la conformación de consejos de convivencia y reformulación de formas de convivencia (24,7% de las menciones); la existencia de tutorías en convivencia con docentes y alumnos (13,2%) y el trabajo conjunto de equipos directivos-educativos y de orientación educacional (12,2%).
Luego, al consultar a los directores respecto del tipo de acciones que se deberían tomar para mejorar la convivencia en la escuela, las respuestas estuvieron dirigidas principalmente a la “Participación de los padres/trabajar con las familias de los alumnos” (un 13,4% de las respuestas); a la “Participación de alumnos en consejo de convivencia” (12,4%); al “Diálogo-comunicación/ atender situaciones personales de alumnos” (7,5%); al “Desarrollo de escuelas como instituciones de convivencia-crear sentido de pertenencia“ (5,4%); y a “Planificar-intensificar campañas estrategias de prevención entre escuela, familias y alumnos” (5,1%).
Los directores coinciden mayoritariamente en la disminución del nivel de participación o colaboración de los padres en la escuela en los últimos diez años (75% de respuestas de este tenor), e identificaron como motivos de la misma a aspectos relacionados con cuestiones laborales de los padres (37,8% de las respuestas) y con problemas personales relacionados con las mismas (15,2%); el poco compromiso de la familia (21,9% de las respuestas), y la delegación del rol de los padres a la escuela (6,7%).
Paralelamente, los directores expresaron la poca preocupación de los padres en cuanto a los contenidos de la enseñanza brindada a sus hijos (73% de respuestas relacionadas con “poca” o “ninguna” preocupación). No obstante, las opiniones respecto de la preocupación sobre el desempeño escolar de sus hijos se encuentran más divididas (“Poco”: 54,5%; “Bastante”: 40,6%).
Ocho de cada diez directores consideraron como poco o nada apropiadas las modificaciones en los planes de estudio implementadas en los últimos 10 años; seis de cada diez considera que las escuelas están poco adaptadas en cuanto a contenidos y estrategias pedagógicas respecto de los cambios en la situación económica y social de los últimos 15 años, y un 15,2% considera que no están nada adaptadas. Al consultar a los directores respecto de las áreas en las que ha habido mayor dificultad para la adaptación a los cambios mencionados, una de cada cuatro de las respuestas hacen referencia a la capacidad comprensiva/de interpretación de los alumnos; una de cada cinco estuvo referida a la adaptación de los profesores al nuevo contexto; también una de cada cinco se refirió a las estrategias pedagógicas; un 11,8% a los contenidos temáticos; un 10,8% a la convivencia entre los alumnos y un 9,3% a la convivencia entre alumnos y profesores.
La situación de desigualdad social que vive la Argentina hoy en día, queda marcada en que es el 25% más rico de la sociedad el que tiene las mayores posibilidades de acceder a la educación, en contraste con el 25% más pobre, a los que les cuesta más tener acceso a los métodos educativos y al proceso tradicional de escolarización.
Los más pobres son los más desprotegidos, por lo que da muestra que la democracia en la que vivimos, es hoy en día, más teórica que práctica. La misma propone igualdad de oportunidades, educación gratuita y libre acceso social a las profesiones, pero la libertad que de verdad poseemos es mucho más libertad para los que disponen de más medios que para otros. Los otros, los pobres, los que nacieron humildes y condenados al fracaso, no tuvieron acceso a un sinnúmero de oportunidades, por lo tanto es mentira que la mayoría sean incapaces, sólo tuvieron distinta suerte.
Hoy los valores son distintos, por lo cual las bases que sustentan a la sociedad son diferentes. Es difícil promover en nuestros chicos comportamientos que sean socialmente aceptados, cuando la televisión da un discurso totalmente distinto, bombardeándonos continuamente con modelos negativos. En esta realidad, los chicos se están formando.
Es necesario que desde el Estado se planteen políticas acordes a lo que necesita la ecuación hoy en día, y la escuela vuelva a tener el papel preponderante que se merece en cualquier sociedad que se dicte civilizada. Se deben brindar las armas para que se pueda aprender Con igualdad de oportunidades, y eso sólo se hace con decisión política y encarando políticas activas que tiendan ala inclusión y que permita el acceso y permanencia de los estudiantes.
Un país sin educación, es un país fácil de dominar y de someter, por lo que es una tarea pendiente por parte del Estado (y lo ha sido desde el regreso de la democracia allá por 1983), brindar todas las armas del conocimiento necesarias a la población, para que de esa manera el individuo se pueda desarrollar y crecer en la vida.
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