lunes, 29 de agosto de 2011

MEMORIA


FALLECIÓ PIPO MANCERA

La muerte del maestro de la TV que yo conocí en la radio

 Nicolás Mancera, el conductor más representativo de la TV en los años '60/'70, conductor en Canal 13, por entonces en manos del cubano Goar Mestre, de los legendarios ‘Sábados Circulares’. Un TV diferente con un concepto diferente del show y en un país que tenía mayor peso cultural en Hispanoamérica, que lo ha perdido.
por JORGE HÉCTOR SANTOS


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Nicolás Pipo Mancera es imposible compararlo con nadie de la TV actual, fue único en su tiempo y en sus formas donde el nivel cultural del país lo convertía en conductor de relevancia internacional. Batió récords de audiencia con su consagrado e inolvidable ‘Sábados Circulares’ (1962/1974).

El programa gigante ( por las horas en que se emitía) que iba los sábados por la tarde hasta entrada la noche por la pantalla de Canal 13, en la época gloriosa en su dueño era el cubano Goar Mestre, junto al también recordado y querido Jorge Vaillant, el director de programación.

En esa época en que el 13 se identificaba en pantalla como Río de la Plata, TV Canal 13 Buenos Aires, Argentina y que entre otros locutores de cabina lo decía Juan Ramón, una de las voces más importantes que ha tenido la radiotelefonía nacional, padre de ese buen tipo que se llama Juan Alberto Badía y de su talentosa hermana Marisa Badía (Badía es el nombre artístico –el apellido de su madre- Ramón el apellido real).

En esa época de la TV donde la calidad y el buen lenguaje distinguían a la pantalla sumado a humoristas que deleitaron por sus formas prolijas de hacer reír, como Pepe Biondi o Dringue Farías. En esos tiempos de muchos grandes y del afamado Club del Clan, Mancera era dueño y señor de la TV.

Pipo se fue a los 80 años, en su casa de casi toda la vida, donde acunaba el recuerdo de su fallecida esposa, su amor y compañera de muchos años. También tenía sus principales recuerdos en las viejas latas donde se guardan los programas y en las que almacenó reportajes únicos.

Se llegó a codear con los grandes como Charles Aznavour que lo consideraba su amigo argentino, con Alain Delon, con Joan Manuel Serrat, con Julio Iglesias y tantos otros que desfilaron por su programa como el muy joven para aquellos tiempos, Raphael. Sandro, el grande, lució entre tantos cientos en sus programas.

Mancera fue el inventor de las cámaras sorpresas, que ahora son bloopers y que consagraron en sus inicios a Marcelo Tinelli.

Mancera era el conductor que encadenado se sumergía dentro de un baúl en el fondo del Río de la Plata, en vivo, sin red, y provocaba una expectativa inusual en su inmensa teleplatea.

Pipo con sus ‘Sábados Circulares’ sí fue el verdadero imán y rey del rating. Llegó a marcar 82 puntos.  

Pipo fue un verdadero showman, único, inimitable. Frente a la competencia de Canal 9, en manos del zar don Alejandro Romay, Mancera ofrecía un espectáculo muy cuidado en sus formas y sus fondos, la TV en sus manos estuvo a la altura de las mejores del mundo.

A Pipo Mancera, hincha fanático de River Plate, lo conocí en Radio Mitre, donde tuve la oportunidad de contarlo en la programación de la emisora, en horario nocturno, comenzando a las 20:00. Era la primera vez que hacía radio.

Era un hombre prodigio para el manejo de los medios de comunicación de su época. Su talento era incomparable. Y fue una muy buena persona, sumamente agradecido de tener trabajo después de tantos años en que nadie se acordó de él simplemente porque es un pecado en la Argentina haber acumulado años.

Lo conocí bien habiendo compartido con él largas horas, en cenas, en almuerzos, en citas, con café de por medio.

Lamento lo haberlo podido tener hasta que la menos terminé mi función de director de Radio Mitre, donde manda el dinero no manda el talento y mucho menos el corazón.

Pipo hubiera necesitado -y mucho- tener un ingreso y un trabajo… quizás hoy se hubiera ido más feliz y reconocido… por un país que deshonra a la buena gente en vida y que convierte en buenos a gente que durante su existencia no le llegan ni a la suela de los zapatos al genial Mancera.

Chau maestro, Ud. sí que fue un grande.


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