lunes, 26 de septiembre de 2011

SALUD


CUIDADO CON LAS DIETAS RICAS EN GRASAS

Resuelven la relación entre obesidad y diabetes tipo 2

 Las personas a las que se les diagnostica una diabetes tipo 2 tienden a tener algo en común: la obesidad. El modo exacto en el que una dieta inadecuada y la obesidad desencadenan la diabetes ha sido durante mucho tiempo objeto de intensa investigación científica.


Un nuevo estudio dirigido por Jamey D. Marth, director del Centro de Nanomedicina, una colaboración entre la Universidad de California en Santa Bárbara y el Instituto Sanford-Burnham de Investigación Médica, también en USA, ha revelado una vía bioquímica que vincula a las dietas ricas en grasas con una secuencia de sucesos moleculares responsable de la aparición y la severidad de la diabetes, segun publicó Noticiasdelaciencia.com/

En estudios que abarcan a ratones y a seres humanos, el equipo de Marth descubrió una vía hacia la enfermedad. Esta vía se activa en las células beta pancreáticas, y luego lleva a defectos metabólicos en otros órganos y tejidos, incluyendo el hígado, los músculos y el tejido adiposo.

En conjunto, todos estos factores conducen al surgimiento de la diabetes.

En las personas sanas, las células beta pancreáticas vigilan la presencia de glucosa en el torrente sanguíneo, utilizando transportadores de glucosa anclados en sus membranas celulares. Cuando el nivel de glucosa en la sangre es alto, como sucede justo después de comer lo suficiente, las células beta toman esas cantidades adicionales de glucosa, y reaccionan segregando la dosis necesaria de insulina.

A su vez, la insulina estimula a otras células en el cuerpo para que absorban también la glucosa, un nutriente necesario para producir energía.

Inicialmente, Marth y sus colaboradores se sorprendieron al constatar lo mucho que el funcionamiento defectuoso de las células beta pancreáticas (al disminuir su capacidad de detectar la glucosa y reaccionar ante su presencia) contribuye al inicio y al grado de gravedad de la diabetes.

La observación de que el mal funcionamiento de las células beta contribuye de manera significativa a multiplicar los síntomas de la enfermedad, incluyendo la resistencia a la insulina, resultó inesperada, si bien se contemplaba esa posibilidad en algunos estudios de otros laboratorios publicados en las últimas décadas.

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