Denuncian otra embestida K contra Scioli
LA PLATA (Diario Hoy).- Es un hecho que el kirchnerismo decidió declararle la guerra a Daniel Scioli, y por eso está mandando a sus tropas a que, de forma permanente y sistemática, intenten provocar al gobernador. El último capítulo se dio durante el fin de semana, cuando el vicegobernador Gabriel Mariotto, que fue puesto a dedo por la presidenta Cristina Kirchner y no se mueve un centímetro de la bajada de línea de la Casa Roasada, salió a anunciar un plan de obras para municipios, financiado por el Gobierno nacional y sin ningún tipo de participación por parte del Ejecutivo provincial.
El plan se da en momentos en que el kirchnerismo está aplicando fuertes recortes en los fondos coparticipables que recibe la Provincia, situación que afecta particularmente a las comunas cuyos intendentes, en algunos casos, ya anunciaron que tendrán dificultades para pagar sueldos y dieron a entender que no tendrán otra alternativa que aumentar las tasas.
“Es insólito. Mientras nos recortan fondos por un lado, quieren mandar dinero discrecionalmente a los municipios para alinearlos políticamente”, afirmó a Hoy un importante funcionario sciolista. Y agregó: “La estrategia es clara: el gobernador no va a salir a responder, va a seguir con su estilo de no confrontar y buscar soluciones. En definitiva, le está dando resultados, ya que la caída de la imagen por el escándalo del Boudougate y el siniestro de Once desgastó a las figuras del kirchnerismo y no se trasladó a la Provincia”.
El plan de obras estará a cargo del ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, que es considerado uno de los principales cajeros del kirchnerismo. El viernes pasado, De Vido recibió a Mariotto en su despacho, en una clara muestra de que su interlocutor para instrumentar el programa en cuestión será el hombre puesto a dedo por Cristina Kirchner en las últimas elecciones. En ese encuentro estuvo presente el intendente de Necochea, Horacio Tellechea, un ultrakirchnerista que, tal como lo viene informado Hoy, responde al operador del radicalismo K, Roberto Pórcaro, y mantienen una estrecha relación con Mariotto. Ambos compartieron numerosos actos y actividades en los últimos meses.
Ahora que el kirchnerismo dice que quiere combatir la mafia del juego, ¿le pedirán a Tellechea que aplique la ordenanza que reduce el horario del funcionamiento en su municipio, que es incumplida sistemáticamente desde que juró como intendente en diciembre pasado?
Mariotto y Tellechea solían reunirse en la casa de veraneo que tiene el empresario Claudio Cirigliano, dueño de la empresa TBA, que regentea la línea Sarmiento (uno de sus trenes fue el que chocó en la estación de Once), en el barrio privado Médanos de esa localidad balnearia.
Una clara muestra de la tirantez entre el Gobierno nacional y el sciolismo quedó registrada con el faltazo que pegó Daniel Scioli al acto que el último sábado organizó el intendente de Berazategui, Juan Patricio Mussi, y su padre, Juan José, actual secretario de Medio Ambiente de la Nación. Se trató de la inauguración de un monumento dedicado al exgolfista Roberto de Vicenzo. La presencia de Scioli, en un primer momento, había sido anunciada por el propio departamento de prensa del municipio, que había informado que Scioli y Boudou recorrerían “juntos” una exposición de arquitectura. Ambos tuvieron roces por el caso Ciccone y, evidentemente, el gobernador optó por no quedar pegado con un vicepresidente que cada vez está más complicado por los avances de la investigación judicial.
Un juego de ajedrez muy mal llevado por el Gobierno nacional
La estrategia kirchnerista para complicar a Scioli es una suerte de movimiento de peones en un juego de ajedrez bastante mal llevado. Ocurre que la provincia de Buenos Aires, donde existe un delicado panorama social, con bolsones estructurales de pobreza e indigencia extrema, no es precisamente el lugar más adecuado para maniobras que atenten contra la gobernabilidad.
La historia de nuestro país muestra que nunca terminaron bien las disputas entre la Provincia y el gobierno nacional, y más cuando las ofensivas provienen desde un solo lado: la Casa Rosada. Este panorama se produce en momentos en que todas las variables económicas indican que se vienen tiempos difíciles.
Al Gobierno se le agotó la caja y no está en condiciones de poder sostener el pago de los más de 70 mil millones de pesos que implica el pago de subsidios que, al estar destinados en su mayoría a las privatizadas y a las empresas de transporte, permiten sostener el nivel de las tarifas. Salir de ese esquema implicaría aplicar un fuerte tarifazo, que agravaría aún más la tensión social que ya existe en las zonas más postergadas.
La bronca que generó el último temporal en las barriadas más humildes del Conurbano es una clara muestra de lo que puede llegar a ocurrir si las dificultades de la macroeconomía comienzan a sentirse, con mayor fuerza, en el bolsillo del ciudadano común. Y si a eso le sumamos internas políticas palaciegas, como las que suelen incentivar los operadores del kirchnerismo ortodoxo, se puede formar un cóctel explosivo de amplio alcance.
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