Cuando hablamos y nos sumergimos en el mundo del Teatro, estamos ingresando en una de las ramas del arte escénico, relacionada con la presentación y representación de hechos, acontecimientos e historias de la literatura universal, experiencias de vida o las variables de un enorme espectro de posibilidades para presentar.

Todas las edades cronológicas de la historia, cuentan con un segmento representativo, en los que los actores innatos desarrollaban sus versatilidades histriónicas y el manejo del habla de manera clara y hasta grotesca.
Entre las distintas ofertas que nos ofrecen los géneros teatrales, existe una, que ha comenzado a tener espacios propios y aceptación del público. Es lo que se conoce como ‘Teatro de Improvisación’

En las instalaciones de la Biblioteca Popular “Almafuerte”, frente a un público de distintas edades que colmó la sala, presentaron “En los brazos de Morfeo”.

Héctor Maestro… MORFEO
Victoria Ruiz... LUNA
Javier ‘Vainilla’ Correa… NORMAND
Diego Alderete… APOLLO MUSAGETA

Durante dos horas, el despliegue llevado a cabo por los actores, fue de tal magnitud que la atención de los presentes no tuvo un solo instante de distracción.
La aceptación y participación fue total. Se fue elaborando, desde el escenario, una complicidad que posibilitó el éxito de la puesta.
La magia de la improvisación estuvo acompañada de distintos personajes e historias que fueron apareciendo desde un bosque imaginario donde Morfeo tiene su hogar.
La no existencia de un texto estructural al cual ceñirse, le dio un toque de profesionalidad, magia, encanto, dedicación y ese toque necesario de amor al brindarse, cien por ciento, en cada temática planteada.

Cada uno de ellos aparecía y crecía en la encomiable labor de ”Morfeo”.
Cada historia conllevaba viajar con la imaginación y permitirse ser parte de cada una.

La catarata de géneros (distintas aristas teatrales) propuestas por el público, fueron de una calidad digna de resaltar.
El trabajo ‘contrarreloj’ limitando el tiempo de la improvisación mostró la ductilidad y rapidez de integración de cada uno. "El Monstruo de Dos Cabezas" quien, palabra por palabra, contaba con la rapidez de hilvanar las frases relacionadas con la historia propuesta por la gente.

Los espectadores tenían la sensación de estar escuchando una orquesta en vivo. Poco más se puede agregar.
Pero vale la pena resaltar que, cada función, es distinta a la anterior.

Realmente fue algo maravilloso y digno de ser recomendado.
Vale, entonces, la expresión: “Cómo me lo perdí…”
Los espero en la próxima puesta en escena. Aprovecho para internarme en el bosque y ver qué puede decirme “Morfeo” (ver entrevista).
Texto e imágenes: Oscar Fernando Baró

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