CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El fenómeno social de los 'hooligans' tuvo su pico de violencia en los estadios de Heysel (Bélgica) en 1985, que dejó 39 muertos, y de Hillsborough (Inglaterra) en 1989, con 96 víctimas mortales.
En 1989 se tomó la decisión de erradicar la violencia que azotaba al fútbol inglés desde los años '60.
Las medidas comenzaron con el gobierno de Inglaterra ordenando en 1989 una investigación a fondo, luego de la cual entendió que la violencia de los ‘hooligans’ era un fenómeno sociocultural del país y no del fútbol y se crearon leyes contundentes para penalizar a los violentos como prohibiendo el ingreso, hasta de por vida, a los estadios a los hinchas más peligrosos y penas de cárcel a quienes violaran normas establecidas, entre ellas la prohibición del porte de armas y el consumo de alcohol y/o de drogas.
También multas y sanciones para todos los estamentos de la sociedad; la creación de cuerpos de elite especializados de la Policía; y los 92 clubes de fútbol especializaron a su personal de logística llamados ‘stewards’, en relaciones públicas y manejo de masas.
También se creó un organismo gubernamental que se hizo cargo de las responsabilidades de la Autoridad de Licencias de Fútbol y la transformación de seguridad de los espectadores en los estadios de fútbol en el Reino Unido.
Es el modelo que observa Fernando Cáceres, según le contó a Viviana Ruggiero, del diario El País, de Montevideo, Uruguay.
Cáceres recibió la orden del presidente Tabaré Vázquez, de atacar en profundidad la violencia en el deporte y le pidió que erradique a los barrabravas y proteja a los hinchas.
Tabaré creó la Secretaría Nacional del Deporte, que espera la aprobación del Parlamento y que dependerá de Presidencia.
La presidencia de la Comisión de Prevención de Violencia en el Deporte dejará de estar a cargo del Ministerio del Interior y pasará a la nueva Secretaría Nacional del Deporte.
Cáceres es un conocedor del deporte pero antes de confirmarlo en el cargo, Vázquez le preguntó si estaba dispuesto a asumir la responsabilidad de "atacar en profundidad" la violencia.
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