"VERNA Y MARÍN SON EL GRUPO CLARÍN DE LA PAMPA"

POLÍTICA / OPINIÓN 

Rubén Marín y Carlos Verna

 por JUAN PABLO GAVAZZA 

SANTA ROSA (El Diario de La Pampa). El apoyo tan explícito de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al sector que en la provincia desafía al viejo PJ se veía venir. Pero nadie podía imaginar que iba a ser tan explícito y contundente. 



Cristina jugó a fondo, metiéndose de lleno en la puja interna de una provincia que no tiene ni siquiera el 1% del electorado nacional: no le podrá negarle su preocupación -y ocupación- respecto del país que viene. 

Con la contradicción que desde un principio significa que ese proceso lo encabece uno de los referentes de la misma corporación, la Presidenta focalizó sus cuestionamientos en el retroceso que significaría volver a las caras noventistas de Verna, Marín y Tierno, por mencionar las más visibles.

Nada demasiado novedoso, pero una cosa es que lo remarquen algunos medios, que lo murmuren ciertos militantes, que lo entiendan los dirigentes, y otra cosa es que lo asevere con semejante intensidad la Presidenta del país y jefa del movimiento peronista.

Una de las potencias del kirchnerismo en el ejercicio del gobierno ha sido su capacidad para ir más allá de lo imaginado. A algunos sectores políticos y dirigenciales -aunque finalmente no pudieron o no supieron o no tuvieron la voluntad política necesaria- se les había ocurrido hacer justicia con los delitos de lesa humanidad, o recuperar las paritarias, o poner en vigencia la asignación universal, pero en pocas imaginaciones estaban el matrimonio igualitario, la reestatización del sistema jubilatorio, o el desendeudamiento en el modo en que se dio.

Este jueves (25/06), en Santa Rosa, Cristina superó los límites que la clase política toma como “normales”. De alguna manera, para La Pampa, rompió los códigos de la política tradicional, yendo más a fondo de lo que se esperaba, metiéndose con eso que durante tanto tiempo permaneció intocable y era tabú: los liderazgos del PJ pampeano.

No quiere decir, para nada, que la arremetida K en el tramo final de la campaña vaya a influir de tal modo que facilite el triunfo de un candidato con poco carisma apadrinado por otro dirigente de la vieja escuela, pero más allá de esta elección está