SOCIEDAD / INFORME
por MIGUEL ÁNGEL BOGGIANO
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Carta Financiera). ¿Para qué sirven los precios? ¿Tienen una función social? Además de la obvia indicación de cuánto cuesta comprar algo, el precio es un transmisor de información diversa y valiosísima.
En ese número está la síntesis de la oferta y la demanda libre que equilibran el costo de producción de un bien con el del deseo de consumirlo. ¿Qué pasa si un precio es afectado de manera artificial?
Cuando un precio es artificialmente bajo, la información que se transmite es que ese bien cuesta menos de lo que en realidad cuesta ser producido.
En el caso del gas, cuyo precio en Argentina es ridículamente bajo, lo que genera derroche y sobreutilización.
Tal como es sabido, el precio del gas en Argentina es "una maraña de precios" como se tituló en el diario La Nación la semana pasada.
¿Cómo se llega entonces al cálculo del gráfico? El costo por metro cúbico se calculó a partir del promedio de las tarifas residenciales de las diferentes distribuidoras ponderado por el volumen consumido correspondiente a cada una de las subzonas.
En Argentina, la tarifa que pagará el usuario dependerá de cuánto ahorre respecto al mismo bimestre del año anterior. Incluso para los que menos ahorran, la tarifa debería aún subir un 400% para equiparar al promedio internacional.
Si además tenemos en cuenta que el cálculo está hecho con un dólar oficial drásticamente atrasado, el precio en dólares que se está pagando a nivel residencial está fuera de cualquier parámetro. El problema de este populismo y esta distorsión es que un precio tan bajo incentiva el consumo en exceso y propicia una pésima asignación del gas.
El precio del gas para los que menos ahorran debería multiplicarse por 6.57 para alcanzar el costo promedio del Mercosur. Queda entonces una pregunta: ¿será este solo un tema del costo residencial del gas? ¿Estarán pagando las empresas un costo más razonable? La respuesta es negativa.
Las empresas que más pagan en Argentina pagan un décimo del promedio internacional en dólares.
Conclusión inmediata: esta situación tan desequilibrada no puede perdurar en el tiempo. Aún con los ajustes que se han visto recientemente, el costo del gas sigue estando en Argentina muy por debajo del costo internacional promedio.
Sea quien fuere el ganador de las elecciones, deberá ordenar las cuentas fiscales. Los subsidios representan el 30% del gasto público siendo el segundo ítem en magnitud, detrás de las jubilaciones.
Tengan todos la siguiente certeza: los precios de las tarifas de los servicios públicos subirán en la Argentina en breve.
Esta es una buena noticia para el mediano plazo, porque las tarifas reflejarán el precio verdadero, pero una noticia muy mala para lo inmediato: afectará el crecimiento, ya que el costo del subsidio que antes soportaba el estado será repartido entre las empresas y los consumidores finales.
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