A estas alturas seguramente la mayoría de ustedes ya ha escuchado hablar sobre el cambio climático y las consecuencias que está teniendo y va a tener para nuestro medio ambiente.
Pero lo que posiblemente no sepan es que la gran velocidad a la que se están derritiendo los polos también está devolviendo a la superficie virus congelados hace decenas de miles de años.
El último de ellos se ha descubierto este mismo verano en el Ártico, se llama Mollivirus sibericum y tiene cerca de 30.000 años de antigüedad. Con un tamaño de 0.6 micras es lo que los científicos denominan un virus gigante, y sus descubridores están tratando de determinar si somos vulnerables a él antes de despertarlo para empezar a estudiarlo.
SABEMOS POCO DE LOS VIRUS GIGANTES
Megavirus Chilensis |
El tamaño de estos virus gigantes suele estar entre 0.6 y 1.5 µm, y suelen caracterizarse por su enorme cantidad de genes. El Mollivirus sibericum tiene 500 genes, una barbaridad si lo comparamos con los 9 que tiene el VIH, pero en los últimos años se han descubierto algunos que, como el Pandoravirus, posee un total de 2.500 genes.
TODAVÍA SABEMOS MUY POCO SOBRE ESTE TIPO DE VIRUS
Los científicos todavía no saben demasiado sobre este tipo de virus y qué puede significar en ellos el tener un tamaño tan grande y una cantidad de genes tan espectacular.
Por eso tienen la intención de despertarlo de su largo letargo de miles de años y empezar a estudiarlo, aunque antes de eso hay que proteger con extremada cautela.
En primer lugar el equipo de científicos que ha descubierto el sibericum tiene que determinar si es peligroso para humanos o animales, ya que como recuerda Jean-Michel Claverie en el Washington Post, uno de sus investigadores, con que queden unas pocas partículas infecciosas y se encuentren con un anfitrión vulnerable podría ser suficiente para revivir un virus potencialmente patógeno.
Estudiando estos virus gigantes los científicos quieren aprender un poco más sobre ellos y arrojar un poco luz sobre la manera en la que han evolucionado hasta nuestros días.
También quieren aprender hasta qué punto son peligrosos y cómo podríamos defendernos de ellos, ya que es muy posible que con el calentamiento global sigamos descubriéndolos y exponiéndonos a ellos.
Imágenes | Christopher Michel y Wikipedia - (T.net)
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