RUGBY / MUNDIAL
Veteranos de Malvinas, argentinos y británicos, pudieron por fin juntarse en una cancha para jugar un partido simbólico y muy emotivo, que casi se suspende por problemas políticos. Todos juntos bajo la bandera de la paz.
Por: Sergio Stuart @sergiostuart
sstuart@ole.com.ar
El rugby unió lo que la política se empecina en separar. Hace cinco años, no sin antes establecer y cruzar muchos puentes y sortear decenas de trabas, la fundación Rugby sin Fronteras logró llevar 34 rugbiers argentinos para juntarse con los isleños bajo la excusa de jugar y estrechar lazos.
Hoy, en un pequeño club del sur de Londres, el Esher Rugby FC, cumplieron un sueño por el que también lucharon: juntar a veteranos argentinos y británicos en una cancha, con la excusa del rugby nuevamente.
Catorce de un lado, catorce del otro, con familiares, amigos que llegaban al casi centenar, se mezclaron en dos equipos que compartieron dos tiempos de 15 minutos y otro más de 5.
Jugaron en serio, en el sentido de que hubo tackles y tries. Por supuesto, nadie contó los tantos.
Un minuto de silencio emocionante abrió formalmente el encuentro.
El tercer tiempo, con entrega de premios y derrame de lágrimas cerró la jornada con promesa de encarar un nuevo desafío de este estilo, pero en Argentina.
Entre los que jugaron estuvo Julián Weich, quien siempre da una mano en la fundación.
El partido casi no se hace. La Cancillería Británica -según explicaron desde RSF- opuso reparos y por eso el club Richmond, donde originalmente se iba a jugar, cerró sus puertas.
Pero encontraron otro, más chiquito, más íntimo, quizá mejor.
Hasta la lluvia le dio un toque de épica y el arco iris final, de pintura inolvidable. Como se dijo en todo momento, "se declararon la paz".
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