POLÍTICA / CÓRDOBA
Mestre plebiscita su gestión y busca repetir, lo que no se da desde la reelección de Martí en 1995. Juez, Dómina y Méndez, las principales alternativas.
(Lavoz.com.ar - Por Rubén Curto)
Poco más de un millón de cordobeses de la Capital elegirán hoy intendente y vice, concejales y tribunos de cuentas para los próximos cuatro años, en un proceso que tiene como dato saliente la puja entre continuidad y cambio, ¬expresadas, respectivamente, por el actual intendente Ramón Mestre (Juntos por Córdoba) y un amplio espectro opositor
que contempla otras 12 fórmulas en competencia.
Justamente la postulación del intendente en funciones para intentar repetir, es una situación que desde 1983 sólo registraba dos antecedentes: los de los también radicales Ramón Mestre padre, en 1987, y de Rubén Martí, en 1995. En esa idea ancló Mestre su discurso, con el planteo de que ha recorrido “sólo” la mitad del camino trazado.
Luego de Mestre padre y Martí se sucedieron en el Palacio 6 de Julio Germán Kammerath, Luis Juez y Daniel Giacomino, quienes por distintos motivos, no buscaron repetir.
El intento reeleccionista de Mestre cambió las coordenadas clásicas de las últimas elecciones, al poner en escena un oficialismo dispuesto a plebiscitar su desempeño. A la vez, Mestre fue el blanco sobre el que apuntaron sus cañones todos los retadores.
DESAFIANTES
Enfrente asoman como sus rivales directos el también exintendente Luis Juez (La Fuerza de la Gente), quien con su alianza con Olga Riutort y el consecuente renunciamiento a la postulación para repetir como senador nacional, se juega al todo o nada en el municipio.
Juez deja el Senado y vuelve al pago chico, buscando reinventarse para la pelea local
y recuperar protagonismo a futuro.
Esteban Dómina, que en 2011 saltó el charco del peronismo para ser candidato juecista, ahora volvió a su lugar de origen y compite por Unión por Córdoba, con el apoyo del gobernador José Manuel de la Sota y su sucesor ya electo, Juan Schiaretti.
En este supuesto primer
pelotón de avanzada está el conductor de TV devenido político Tomás Méndez (Movimiento ADN), tras haber atravesado una nebulosa en lo que respecta a las apoyaturas políticas y económicas que sustentan su candidatura. También por los escándalos mediáticos y judiciales que le deparan las cámaras ocultas que él mismo filmó y cuya difusión pública ahora lo está dejando descolocado.
Méndez se disputa el espectro kirchnerista con el candidato oficial del Frente para la Victoria, que es el exintendente Daniel Giacomino.
Las otras ocho postulaciones promueven una oferta política variada, aunque con preeminencia de expresiones de izquierda.
Fernando Machado (Progresistas) y Víctor Lemos (PI) encarnan el centroizquierda, mientras que la izquierda más dura tiene tres referencias: Eduardo Mulhall (Nuevo Más), Javier Musso (FIT) y Luciana Echevarría (MST).
También compiten Alfredo Pesci (MUP), Raúl Vaca Narvaja (Encuentro Vecinal) y Gabriel Juncos (Partido Liberal Republicano).
NADIE SE DESPEGA
La campaña proselitista en sí se mostró más como disputa neta por el poder –con muchas chicanas y denuncias en el tramo final– que como debate por un modelo de ciudad.
En ese contexto, la circulación de encuestas interesadas volvió a ser una forma de proselitismo explícito.
Aún así, cuando cerró la campaña el pasado jueves, nadie mostró un triunfalismo exacerbado.
A priori , la atomización de la oferta electoral hace presumir que quien resulte electo intendente podría llegar a serlo con poco más del 30 por ciento de los sufragios, una cifra más que módica. El perfil decreciente ha sido una constante. En 2003, Juez alcanzó 56 por ciento; en 2007, Giacomino el 42,5 por ciento; y en 2011, Mestre llegó al 35,6 por ciento.
CARA A CARA
Vistos desde otra perspectiva, estos comicios se proponen también como una partida “cara a cara” entre Juez y Mestre, para zanjar a fuerza de votos su diferencias y disputas de los últimos años.
Los dos tienen su mayor apoyatura política en la Capital; quisieron ser candidatos a gobernador el pasado 5 de julio
y no pudieron; y se juegan en esta parada buena parte de su futuro político, ya que generacionalmente son rivales casi obligados.
Si pierde Mestre, cargará
con el lastre de no haber logrado revalidar los laureles en su primera incursión en un cargo ejecutivo.
Y si el derrotado es Juez, habrá acumulado ya caídas consecutivas contra Schiaretti, De la Sota y el propio Mestre, al tiempo que también habrá aniquilado el capital político que supo esgrimir en la última década.
En su caso, un revés también arrastraría también a Riutort, para satisfacción de José Manuel de la Sota, quien jugó, y mucho, para que la oferta electoral de hoy fuera bien variada y disgregara a la oposición.
Una obviedad: es muy probable que quien sea proclamado ganador esta noche, centralice en su figura el rol de opositor provincial al peronismo y que empiece a imaginarse a sí mismo –un clásico– como alternativa para El Panal en 2019.
REPERCUSIÓN NACIONAL
La elección capitalina también será seguida con atención a nivel nacional.
No tanto porque esta ciudad figure, por sí misma, en el radar del poder central, sino porque muchos estarán expectantes a ver cuántos porotos tiene cada postulante local y dónde los pondrá a jugar el 25 de octubre, cuando se elija presidente de
la Nación.
Por lo pronto, de los tres principales anotados para la Casa Rosada, es Mauricio Macri (Cambiemos) quien tiene mayores expectativas de subirse a un palco victorioso, en su caso de la mano de Mestre, a quien le colocó un hombre suyo (Felipe Lábaque), como vice.
Como quedó dicho, el kirchnerista Daniel Scioli (Frente para la Victoria) reparte su apuesta entre Méndez y Giacomino, en ambos casos con un sentido utilitario y referenciado en octubre.
Y Sergio Massa (UNA), apoya a Dómina a través de su socio local, De la Sota, pero no tiene con ese postulante un vínculo estrecho como el que existe entre Macri y Mestre.
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