APe / NOTA DE OPINIÓN
Por CARLOS DEL FRADE
(APe).- La destrucción de los libros ha sido una constante en tiempos oscuros de la humanidad y en distintos lugares de esta cápsula espacial llamada planeta Tierra. La prohibición del conocimiento como variable de ajuste para la conservación de los privilegios de las minorías también atraviesa la evolución de la aventura humana.
La quema de miles de ejemplares que hizo la dictadura en la Argentina se enmarca en esa lógica de socializar la ignorancia.
A casi 32 años de construcción dificultosa pero siempre esperanzada de la democracia, en el reciente informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, vuelve a aparecer la distancia que existe entre las chicas y los chicos menores de trece años con respecto a los libros infantiles.
-En tanto la carencia de libros infantiles en los hogares se ha mantenido estable – apunta la investigación realizada entre los años 2010 y 2014.
“Es fácil advertir que la tendencia a no leer cuentos o narrar historias se incrementa en los/as niños/as en edad escolar respecto de los/as niños/as más pequeños/as (49,1% y 32,4%, respectivamente).
Asimismo, cabe especificar que el incremento del déficit se observa en el grupo de edad de los escolares entre 5 y 12 años (5,1 p.p.), mientras que la disparidad entre grupos de edad respecto del déficit en la tenencia de libros infantiles es menor.
En 2014, el 38,8% de los/as chicos/as entre 0 y 4 años no contaba con libros en su hogar y el 39,5% no los tenía en el grupo de edad de 5 a 12 años. Aunque, entre estos últimos se incrementó el déficit en 2,7 p.p. entre 2010 y 2014.
“También se advierte una leve disparidad entre los sexos, regresiva en este caso para los varones respecto de las mujeres. A los niños se les cuenta menos cuentos que a las niñas (44,9% y 40,7%, respectivamente en 2014). Aunque cabe señalar que el incremento del déficit fue similar en el interior de ambos sexos.
“En la evolución 2010-2014 los niños han sido los que más incrementaron su déficit de libros infantiles en la órbita del hogar (2,7 p.p.), mientras que las nenas se mantuvieron estables con un déficit del 38,4%, el déficit de los varones es del 40%.
“Las desigualdades sociales en el acceso a estos estímulos son muy significativas y estables en el tiempo. A medida que desciende el estrato sociocupacional de los hogares y el estrato socioeconómico o sociorresidencial disminuyen las chances de acceder al estímulo emocional e intelectual de ser receptor de un cuento o compartir una narración oral.
Los/as niños/as en el estrato de clase trabajadora marginal registran el doble de probabilidad de déficit que pares en el estrato de clase media profesional (48,7% y 20,7%, respectivamente).
“Esta brecha de desigualdad se ha mantenido constante entre 2010-2014, pero el déficit se ha incrementado también en los sectores sociales medios.
“En la carencia de libros infantiles en la órbita del hogar, las desigualdades sociales también son significativas y regresivas para los sectores sociales más vulnerables. Los/as chicos/as en el estrato de clase trabajadora marginal registran, en 2014, un 56% de déficit frente al 4,7% en el estrato de clase media profesional.
“…Esta desventaja también se advierte muy concentrara en las infancias residentes en el espacio urbano informal de villas o asentamientos urbanos y espacios urbanos formales de nivel bajo. Entre los primeros, el déficit de libros en los hogares se incrementó entre 2010-2014 en 5,2 p.p.
“A nivel de los aglomerados urbanos se advierte una mayor prevalencia de déficit de estimulación a través de la palabra, de la narración oral en el Conurbano Bonaerense y ciudades del interior, que en la Ciudad de Buenos Aires. La situación es similar cuando se trata de la carencia de libros, aunque es interesante advertir que, en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, el déficit del estímulo es muy superior al déficit de libros en el hogar (33,2% y 18,7%, respectivamente)”, termina este segmento de la investigación.
¿Qué tipo de sociedad se va construyendo de esta manera?
¿Por qué estos datos que son tan importantes a la hora de pensar el crecimiento de las chicas y los chicos no aparecen en la agenda de los principales candidatos a quedarse con la presidencia de la Nación?
Las chicas y los chicos, mientras tanto, hacen lo que pueden en medio de una sociedad a la que parece no importarle que los libros lleguen a ellos.
Fuente: Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, UCA, agosto de 2015.
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