por DANIEL LUJÁN
PARANÁ (U24 Entre Ríos) “Debemos cuidarnos de hasta una flatulencia con mal olor, porque lo más mínimo será usado como excusa por el gobierno para no atendernos. No seamos nosotros los que les demos esa posibilidad”, decía el jueves 3/09 por la tarde un dirigente rural luego de los incidentes que habían ocurrido momentos antes y que habían provocado lesiones a algunos policías.
Esa situación de violencia se generó luego que el gobierno anunciara a los productores que solo podían recibirlos algunos ministros y no el gobernador, tal como se había solicitado. El malestar de quienes se habían autoconvocado se multiplicó y la situación se desbordó.
No hay excusa para la violencia, para ningún tipo de violencia, pero aún así es posible entender las reacciones humanas que se enmarcan en situaciones que exacerban sus acciones. Ese es el caso de los productores que ayer reaccionaron con furia en las puertas de la Casa de Gobierno en Paraná.
Fue el cansancio provocado por el engaño, por el ninguneo, por el incumplimiento de las promesas, lo que provocó la ira de los productores. Muchos de ellos quizás también reaccionaron por la impotencia que genera saber que si no se hace algo su situación puede empeorar.
Quizás fue también la desesperación por la posibilidad de perder lo que tanto esfuerzo les costó tener. Pero si es injustificable la violencia que mostraron los productores, no es menos inaceptable la reacción de muchos sectores de la política.
Esa reacción de “la política” es una prueba más de la mediocridad de la clase dirigente que hoy dirige los destinos de nuestra provincia y del país.
El oficialismo, sordo como de costumbre, solo se preocupó por resaltar los hechos violentos, pero no se escuchó una sola palabra direccionada a ofrecer alguna solución. Desde la oposición a lo único que atinaron fue a tratar de poner distancia de los violentos para no perjudicar sus campañas políticas, pero nada se escuchó respecto a la posibilidad de ofrecer soluciones concretas en caso de llegar al gobierno, solo discursitos de circunstancia y nada más.
El gobierno, herido en las PASO de agosto, buscó sacar provecho de la situación acusando a su principal rival como el generador de la protesta y de la violencia. Un sector de la oposición a su vez acusa al gobierno del quebranto de los productores, pero al mismo tiempo aprovecha lo ocurrido para culpar también al mismo que acusa el oficialismo con el fin de llevar agua para su molino.
En concreto, pareciera que el conflicto de los productores agropecuarios y de los trabajadores rurales es solo una oportunidad más que la política quiere aprovechar para conseguir algún rédito antes que ver la forma de, entre todos, ponerse a trabajar en la búsqueda de las soluciones necesarias. El gobierno en su permanente torpeza continúa echando leña al fuego tratando de provocar una situación que le permita conseguir algo de tiempo y que sea la excusa para disimular que no puede brindar ninguna alternativa para paliar la situación.
Tratar de llevar a la justicia un conflicto que aún se podría conducir de otra forma si se dispusiera al diálogo, en lugar del enfrentamiento, o la mentira, es una alternativa poco feliz y que pone en riesgo la tranquilidad social.
La oposición por su parte, en lugar de tratar de aprovecharse de la situación, como algunos pretenden, o como los que son acusados, que temen quedar “pegados” con la violencia del jueves 03/09 y que eso perjudique sus posibilidades electorales, lo que debería hacer es ofrecerse al gobierno para trabajar en conjunto para buscar las respuestas que este no encuentra por sí solo.
Lo que está en juego es mucho más que ganar o perder algún voto, pero pareciera que para la dirigencia política entrerriana eso es lo más importante. Eso es lo que los paraliza. Y eso solo le ocurre a los ineptos y a los mediocres.
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