INTERNACIONAL / VATICANO
"El que sigue a Jesús no hace caso a los profetas de desgracias, a la frivolidad de los horóscopos, a las predicciones que generan temores, distrayendo la atención de lo que sí importa", aseveró el Pontífice durante su homilía de cierre de tres días de conmemoraciones en el Vaticano junto a sin techo y excluidos de toda Europa.
"Entre las muchas voces que se oyen, el Señor nos invita a distinguir lo que viene de Él y lo que viene del falso espíritu. Es importante distinguir la llamada llena de sabiduría que Dios nos dirige cada día del clamor de los que utilizan el nombre de Dios para asustar, alimentar divisiones y temores", denunció Francisco en el día en que se cierran las puertas santas de todas las catedrales del mundo que habían sido abiertas por el Año Santo iniciado el 8 de diciembre pasado.
Tras asegurar que "Jesús nos insta a no dejarnos engañar por los predicadores apocalípticos", Francisco recordó el eje de la exclusión y volvió a cargar contra la que denomina "cultura del descarte".
"Precisamente hoy, cuando hablamos de exclusión, vienen rápido a la mente personas concretas; no cosas inútiles, sino personas valiosas", criticó el Obispo de Roma en una de las últimas celebraciones del Jubileo de la Misericordia que culminará el próximo domingo 20 de noviembre con el cierre de la puerta santa de la Basílica de San Pedro.
"La persona humana, colocada por Dios en la cumbre de la creación, es a menudo descartada, porque se prefieren las cosas que pasan. Y esto es inaceptable, porque el hombre es el bien más valioso a los ojos de Dios", agregó.
"Y es grave que nos acostumbremos a este tipo de descarte; es para preocuparse, cuando se adormece la conciencia y no se presta atención al hermano que sufre junto a nosotros o a los graves problemas del mundo, que se convierten solamente en una cantinela ya oída en los titulares de los telediarios", sentenció en esa dirección.
En ese marco, Y tras haber dedicado en la noche del sábado un concierto del Premio Nobel Ennio Morricone a los excluidos, Francisco recordó que "así nace la trágica contradicción de nuestra época: cuanto más aumenta el progreso y las posibilidades, lo cual es bueno, tanto más aumentan las personas que no pueden acceder a ello".
"Es una gran injusticia que nos tiene que preocupar, mucho más que el saber cuándo y cómo será el fin del mundo. Porque no se puede estar tranquilo en casa mientras Lázaro yace postrado a la puerta; no hay paz en la casa del que está bien, cuando falta justicia en la casa de todos", finalizó.
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