SOCIEDAD / INFORME ESPECIAL
Por SEBASTIAN DOMENECH
El próximo miércoles se cumplen dos años del crimen de Lola Chomnalez (15) en Valizas, Uruguay, y la investigación del caso aún continúa en el punto inicial.
A pesar de la gran cantidad de detenidos, que luego fueron liberados, la Justicia de ese país todavía no supo determinar quién la mató y mucho menos por qué lo hizo.
Una de las últimas novedades del caso se conoció hace pocos días y fue la extracción de sangre que los investigadores le hicieron a un joven de 18 años de la zona para comparar su ADN con el hallado en la toalla de Lola.
El resultado dio negativo y así, una vez más, ese “filtro” liberó a uno de los tantos jóvenes señalados por los detectives.
Es que para los investigadores, la mancha de sangre hallada en las pertenencias de la adolescente corresponde al asesino, quien según los peritajes, cometió el crimen con un cuchillo con poco filo y asfixiando a la víctima contra la arena del médano de la zona de Aguas Dulces, donde fue encontrada asesinada.
Meses atrás, el abogado de la familia de Lola, Jorge Barrera, había solicitado la realización de exámenes de ADN a unos 3.500 presos de dos cárceles debido a que una de las hipótesis indica que el homicida pudo haber sido detenido tiempo después del crimen de Lola aunque por otro delito.
Desde el primer momento, la pesquisa demostró ser un “cuento circular” que avanzaba rápidamente pero que con el correr de las horas volvía a su punto inicial.
El primer sospechoso fue Hernán Tuzinkevich, marido de la madrina de Lola y encargado de cuidar a la adolescente junto a su mujer en la casa que habían alquilado en Valizas para pasar las vacaciones. (TN)
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