DUJOVNE / CAPUTO |
Nicolás Dujovne y Luis Caputo asumirán en sus nuevos cargos el 2 de enero próximo. Sin embargo, ya se vislumbra algunas de sus primeras metas. Y ya hubo conversaciones con los funcionarios del Gobierno nacional que integran la mesa chica de decisión de Mauricio Macri en materia económica y que integran Gustavo Lopetegui y Mario Quintana.
Sobre Dujovne ya se conoce su pensamiento producto de sus intervenciones en los medios de comunicación, su misión será recortar el gasto. Acerca de Caputo es ya conocida su gestión en el caso de los holdouts y se espera que pueda conseguir financiamiento en 2017.
Algunos recortes periodísticos ayudan a reconstruir los perfiles y roles que cumplirán Dujovne y Caputo: El portal Infobae destaca que “la baja del gasto público que se negaba a realizar Alfonso Prat-Gay será una de las tareas que deberá encarar el designado ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne”.
Dujovne trabajará de manera conjunta con los ministros Rogelio Frigerio (Interior), Jorge Triaca (Trabajo), Andrés Ibarra (Modernización), Carolina Stanley (Desarrollo Social), Francisco Cabrera (Producción) y Luis Caputo (Finanzas).
Un esquema que será supervisado por los vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui para hacer el gasto más eficiente. Macri quiere reducir el gasto público para bajar el déficit al 4,2% del PBI en 2017, lo que es leído como un ajuste.
A partir del 1 de enero próximo, los ministros deberán presentar al menos 10 iniciativas para reducir el gasto en sus respectivas áreas con el objetivo de mejorar la eficiencia en la administración.
El diario La Nación, acerca de Luis Caputo: “…apelar ahora para conseguir los US$ 33.000 millones que se necesitan para pagar o refinanciar vencimientos de deuda (entre capital e intereses) en 2017, más lo que le requieran para cubrir el déficit fiscal proyectado”.
El periodista Carlos Pagni, ahora excompañero de Dujovne en el programa Odiesa que hacían juntos por la señal TN, cita al economista en un párrafo que remarca la tarea de recortar el gasto, sin ser tan explícito: “…
Macri no puede corregir el primer par de factores. Pero sí podría achicar el número de ministerios. Y dotar de más espacio a Finanzas, para cuidar mejor los recurs os y contener los gastos. Dujovne no pudo convencer a Macri desde afuera. Pero tal vez su ductilidad y empatía le permitan hacerlo desde adentro”.
El diario Ámbito Financiero también coincide en el rol de Caputo de buscar financiamiento y su expertise en el tema holdouts: “El reemplazo fue fácil. En primer lugar, para que Luis Caputo se quede a cargo de la estratégica área de Finanzas, había que ascenderlo y no relegarlo a ser segundo de otro ministro.
En momentos en que la Argentina debe salir a buscar 30.000 millones de dólares en los mercados, no se puede dar el lujo el Gobierno de dejar ir a Caputo. Pero este funcionario en realidad ya tenía vuelo propio. Hablaba directamente con Mauricio Macri y con Mario Quintana sin pasar por Prat Gay. Lo mismo hacía con Sturzenegger o Melconian.
Es el primo de Nicolás Caputo. Su relación con Prat Gay no era la de antes. La salida de Luis Blaquier del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de ANSES debió ser cubierta por un hombre de Prat Gay. Finalmente se aprovechó Emilio Basavilbaso de esa lentitud del entonces ministro y cubrió ese cargo, que es estratégico para el ministro de Hacienda (el FGS es un comprador vip de bonos)”.
Y sobre Dujovne, resalta: “una tarea difícil por delante. Va a encararla. Es lo que habló ayer con Marcos Peña en una reunión por la tarde. Sabe Dujovne también que el actual rojo fiscal se lo puede financiar en 2017, pero en 2018 el mercado no le prestará para cubrir semejante deficit de 5% del PBI. O de 7% según como se lo mida. Seguramente armará un equipo con especialistas en el área. Podrían ser Javier Finkman, Nicolás Gadano. Macri lamentablemente no puede rebobinar. Nunca tuvo un equipo económico.
Eran funcionarios sueltos. Ahora se acabó la grieta. Pero de be aparecer el cartonero, es decir, el que cuide el gasto”. En el matutino Clarin se remarca el perfil poco gradualista de Dujovne: “es más partidario de bajar el déficit fiscal más rápido que Prat Gay.
Pero, como quedó en claro, una vez más, en el gobierno de Mauricio Macri, importa más lo que piensen "sus ojos y su inteligencia": Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, como definió el Presidente a esos tres colaboradores, que los ministros del área”.
El ministro de Hacienda designado mantiene discusiones frecuentes de política económica con tres economistas dos de ellos con un perfíl casi opuesto. Dujovne cree indispensable avanzar con otro blanqueo que es el de trabajadores que están en "negro". Al punto que considera que el Gobierno perdió la oportunidad de hacer los dos blanqueos (capitales y trabajadores informales) en forma simultánea. Considera necesario bajar los impuestos al trabajo que "generan un costo laboral 40% más elevado que el salario de bolsillo".
Acerca de Luis Caputo, el Grupo Clarín menciona: “como ministro de Finanzas, mejoró su status aunque su tarea seguirá siendo conseguir financiamiento para llegar el rojo fiscal y encarar un panorama financiero externo con más nubes a partir de la suba de la tasa de interés en Estados Unidos.
Para Dujovne la tarea le presenta más complicada: cómo avanzar en la moderación de un déficit fiscal creciente en un año en el que las necesidades políticas empujarán hacia arriba el gasto público y su visión es que los impuestos deben bajar.
Por último, fuera del ámbito periodístico, la visión del centro de estudios económicos kirchnerista CEPA, acerca del cambio de la salida de Prat Gay y la llegada de los nuevos ministros: La reciente salida de Alfonso Prat-Gay del Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas, del mismo modo que la expulsión de Isela Costantini de Aerolíneas Argentinas, expresa una ostensible definición política en las postrimerías del primer año de Cambiemos: el que no ajusta lo que el macrismo –y el FMI- requieren, se va.
Parece haber tomado cuerpo la metáfora del “fin de la luna de miel” sostenida por la revista británica The Economist días atrás, y procesada por el núcleo duro del macrismo en clave electoral para 2017. El que no ajusta (lo suficiente), se va. Mientras la resistencia de Costantini a la racionalización del gasto en Aerolíneas (y su duro pronunciamiento contra las low cost) le valieron el cargo al frente de la empresa estatal, los números rojos de déficit fiscal (superando el 7% del producto) opacaron la “exitosa salida del cepo” con la que Alfonso Prat Gay inició su gestión.
Por su parte, el arreglo con los fondos buitres y el blanqueo, dos ítems que el oficialismo resalta como positivos, son medidas compartidas con Luis Caputo –quien logró quedarse al frente de la cartera de Finanzas-. No es menor, en este sentido, que Nicolás Dujovne, el reemplazante en el renovado y dividido Ministerio de Hacienda, haya sostenido en noviembre de 2016: “hay mucho empleo público, mucho déficit fiscal y eso genera muchos impuestos y mucha necesidad de endeudamiento” (18 de noviembre de 2016).
A su currículum como ex jefe de economía del Banco Galicia, defensor de la Convertibilidad, de la salida dolarizadora en 2001 y del Central “independiente”, se agrega un dato bastante más fuerte: es también un hombre del grupo de medios Clarín.
El Ministerio del Endeudamiento. Mientras las miradas se dirigen al reemplazante de Prat Gay, poco se ha dicho sobre la inédita creación de un Ministerio del Endeudamiento. En efecto, Luis Caputo fue premiado con la cartera de Finanzas (con rango ministerial y divorciada de Hacienda) por sus “logros” con los fondos buitre, la fenomenal lluvia de deuda en 2016 (cercana a los U$S 50 mil millones) y por su historial en las escuelas de cuadros de JP Morgan y Deutsche Bank.
Lejos del espanto por el exponencial crecimiento del endeudamiento externo, el “retorno al mundo” de la Argentina como país acreedor mereció un gesto de reconocimiento por parte del gobierno de Mauricio Macri, en este caso con la continuidad de L. Caputo. La respuesta no es revertir, sino profundizar. El lastre del déficit no es lo único que le quita el sueño a Mauricio Macri, sino que se conjuga con el alto costo laboral, virtual obstáculo –de acuerdo a la ultra ortodoxia- para la llegada de inversiones.
Si bien el consenso de los analistas pareciera coincidir en la necesidad de enchufar el cable del consumo (y por ende de los salarios) para crecer en 2017, el objetivo de la reducción del costo laboral es una idea fija e irrenunciable del mismísimo Mauricio Macri (amén del golpe a los ingresos de más de 10% en 2016).
No hay revisión (y reversión) de los hechos: la salida del estancamiento es con profundización de las decisiones o, en otros términos, con más ajuste. En este contexto, Nicolás Dujovne no hizo más que sumar los puntos necesarios: “Es inviable para un país, e injusto para quienes lo sufren, que el 35% del empleo sea informal.
Ello ocurre porque tenemos impuestos, una justicia laboral y regulaciones laborales inviables” (22 de noviembre de 2016). Costo laboral, allá vamos.
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