FÚTBOL / PRIMERA DIVISIÓN
Por MATÍAS BLANCO / Fotos: OSCAR BARÓ
Por la vigesimocuarta fecha del Torneo de Primera División, la de los clásicos, Defensa se impuso ante Quilmes por 2 a 0 con un doblete de Pochettino. El encuentro fue arbitrado por Jorge Baliño.
Más allá de tratarse de un clásico, ambos equipos llegaban con la necesidad de ganar, aunque con diferentes motivaciones: Defensa, para cerrar una semana soñada e histórica con un buen resultado, mientras que Quilmes quería sacar algún punto de cara a su lucha por la permanencia.
Con estas realidades tan dispares como variables, se dio un partido bastante friccionado en el que solamente uno de los equipos quiso ganar: el dueño de casa.
El primer tiempo arrancó con un Quilmes algo desordenado tácticamente pero que cortaba todos los circuitos de pase de Defensa.
Aunque, con el correr de los minutos, Defensa se apoderó de la pelota y Quilmes empezó a hacer de las faltas la única via para impedir el progreso del rival, con la complicidad de Baliño. En ese contexto, era imprescindible que aparecieran las individualidades para intentar generar peligro.
Fue así que Bouzat, de gran torneo y de enorme rendimiento anoche (solo superado por Jonás) generó un revuelo infernal en la última línea del Cervecero. Encarando desde la izquierda, fue el autor de las llegadas de más riesgo del primer tiempo, sobre todo en aquel enganche y remate que tenía destino de ángulo, pero que Rigamonti logró alcanzar y pegó en el travesaño.
El 25 era la carta más peligrosa de un equipo que trataba de arrimarse al área de Rigamonti pero que se encontraba con su propia imprecisión y con la muralla blanca que presentó el visitante. Justamente, por el lado de Quilmes, para destacar solamente un disparo de Andrada tras una mala salida desde el fondo y un remate de Pérez Acuña, que se fue cerca.
En resumen, Defensa terminó mejor, con un nuevo esquema e intentando progresar siempre, cosa que Quilmes no, ya que se dedicó a conservar el empate, sin intención concreta de atacar al Halcón.
El complemento fue otra historia: Quilmes se posicionó muy cerca del área de Rigamonti y Defensa, empujado por su gente, arrinconaba a la visita, aunque con poca precisión en los últimos metros. Rivero centró para Ríos, quien disparó pero Rigamonti la sacó con lo justo.
Luego, a excepción de los goles, se vio la situación más clara del dueño de casa: en una jugada repleta de rebotes, trabadas y bastante barullo, lo tuvieron Ríos, Stefanelli, Elizari y Rivero, aunque la pelota no quiso entrar.
En otra, Stefanelli le pegó mordido y nuevamente el ex Belgrano salvaba su valla. Una réplica de Quilmes, tras una distracción, casi termina en gol de González, aunque Arias respondió de gran manera. Este llamado de atención sirvió para darle el último empujón a Defensa. La cara de los jugadores lo decía: el partido era suyo.
Tal es así que Bouzat pasó para Rivero y éste conectó con Pochettino, ingresado minutos antes, quien se despachó con un tremendo gol al ángulo, desde la medialuna y lejos de la estirada del 1 quilmeño.
El delirio que se vivió en el campo y en las tribunas verde amarillas se contrapuso con los incidentes en el banco de Quilmes, lo que obligó a detener el partido y que alteró por demás a los dirigidos por Díaz.
Los siguientes minutos fueron muy friccionados y Defensa aprovechó el nerviosismo del rival para monopolizar el control de la pelota y no sufrir sobresaltos, aunque hay que decir que la expulsión de Illarregui allanó el camino.
Sobre el final, un nuevo desborde de Bouzat para Rivero, éste para Castellani y el autor del gol ante San Pablo encontró en el área chica a Pochettino, quien marcó su primer doblete en Primera y desató la algarabía en Varela.
Los clásicos se ganan, dicen por ahí. Defensa lo sabía, pero no negoció en ningún momento las formas: siempre fue al frente, aun cuando no lograba ser punzante y mostró la personalidad que tiene. Quilmes, por su parte, jugó acorde a la posición en la que se encuentra: haciendo tiempo, siendo amarrete, timorato y pegando en todo momento al rival.
Dos realidades bien distintas que enaltecen aún más esta victoria. Un cierre perfecto para una semana histórica del Halcón.
SÍNTESIS:
DEFENSA: Arias (C); Silva, Barboza, Delgado; Rivero, Gutiérrez, Miranda, Bouzat; Elizari; Stefanelli, Ríos – DT: Sebastián Beccacece
Suplentes: Unsain, Cardona, Bareiro, Fredes, Castellani, Pochettino, Kaprof
QUILMES: Rigamonti (C); Pérez Acuña, Sarulyte, Escudero, Carrizo; Calello; Bottino, Ramírez, González, Orihuela; Andrada – DT: Cristian Díaz
Suplentes: Ramírez, Colotto, Escobar, Obregón, Illarregui, Contreras, Bailone
GOLES: (38 y 50 ST) Pochettino (DYJ)
CAMBIOS: Pochettino x Elizari, Fredes x Delgado y Castellani x Stefanelli (DYJ); Obregón x Carrizo, Escobar x Bottino e Illarregui x Andrada (QAC)
AMONESTADOS: Silva, Barboza y Elizari (DYJ); Rigamonti, Carrizo, Calello, Ramírez, Obregón y Contreras -suplente- (QAC)
EXPULSADOS: (49 ST) Illarregui (QAC)
LA FIGURA DEL HALCÓN: Jonás Gutiérrez: con un despliegue conmovedor, fue el corte y el primer pase de las acciones de mayor riesgo de Defensa. Supo posicionarse en distintos sectores del mediocampo según le convenía al equipo y no dio ninguna pelota por perdida.
ÁRBITRO: Jorge Baliño
ESTADIO: Norberto Tomaghello
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