TUCUMÁN / VIOLENCIA DE GÉNERO
El sábado a la mañana no fue un día más para una mujer de 26 años del barrio Alberdi, en Tucumán. Ese fue el día en que uno de sus mayores temores casi se convierte en realidad.
Estaba sola cuando su expareja irrumpió violentamente en su casa y empezó a atacarla. La violó y la humilló hasta que se quedó dormido; recién entonces, ella pudo escapar de su pesadilla.
Unas semanas atrás, su ex la había golpeado en la cabeza y en la cadera delante de la hija de ambos. Ese fue el motivo por el que ella radicó una denuncia en su contra.
Tras la presentación judicial, también empezaron las amenazas. El hombre se fue de la casa que compartían pero dejó en claro que buscaría venganza.
La mujer empezó a recibir textos intimidantes en su teléfono. Emoticones de ataúdes y armas de fuego, acompañados por mensajes de voz en los que le decía que iba a matarla si volvía a denunciarlo.
Ella tenía miedo porque su ex seguía libre pese a la denuncia. Finalmente, el hombre se cansó de amenazar y volvió.
Primero la golpeó brutalmente. Después la asfixió con una soga y la abusó sexualmente. Con la soga todavía alrededor del cuello, la sacó a la calle desnuda. Al volver a la casa, la sometió nuevamente.
Antes de quedarse dormido, se preocupó por trabar todas las puertas y guardar las llaves en el bolsillo de su pantalón.
La víctima entonces entendió que debía salir de ahí como fuera. Y lo consiguió después de subirse a un lavarropas y trepar hasta una ventana, por la que se arrojó hacia la calle.
La mujer se mudó con su hija para evitar que el agresor, que sigue libre, vuelva a encontrarlas. (TN)
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