COMPETENCIA / SE LESIONÓ EN EL 4X100
(U24) - El atletismo despidió a un deportista distinto que nunca tendría que haber corrido en Londres. Elegir el mejor momento para retirarse es sabiduría en estado puro para un deportista de alta competición.
El éxito embriaga y provoca una sobrestimación de la capacidad propia, una subestimación del rival.
Usain Bolt podría haberse retirado con todos los honores en Brasil 2015 pero Puma, la marca que lo patrocina, le ofreció mucho dinero por estar en el Mundial de Atletismo de Londres 2017.
Bolt lo aceptó porque evaluó los beneficios pero nunca cotizó los riesgos.
Bolt es el 1er. atleta que ingresó a la lista Forbes de los deportistas que más dinero ganan. En su caso, US$ 24 millones al año. Sin duda que él cambió el atletismo, a base de récords: 9.58 y 19.19, en 110 y 200, hoy día las marcas a vencer.
Sus carreras duraban instantes, sus celebraciones y su show se prolongaban media hora. Era capaz de atender 1 por 1 a 40 canales de TV, tal como ocurrió en los Juegos de Río, y dedicarles un espacio personalizado a cada una. Así se convirtió en una estrella global, inigualable, invaluable.
Ahora él deja un vacío enorme porque estaba a años-luz del resto.
Por todo eso Bolt merecía un mejor final. Londres fue un desastre para él.
Primero la renuncia a correr los 200.
Luego la derrota en los 100.
Y el final fue la lesión en los 4x100.
Cuando Bolt recibió el testigo de manos de Yohan Blake, el hundimiento del equipo de Jamaica se adivinaba en el Olímpico de Londres.
Jamaica iba 3ro. y sólo un milagro podía rescatarlo pero Bolt era posible de hacer el milagro.
Por delante, la sorprendente Gran Bretaña, oro al final (37.47) y USA.
Bolt agarró el hierro y comenzó a mover sus largas piernas (41 zancadas en el espacio que los demás dan 44), pero en esta ocasión en la 20, un tirón y quedó tendido sobre la pista, con el estadio sorprendido, casi sin reparar en quién ganaba.
El oro fue del Reino Unido (37.47), para USA (37.52) la plata y Japón (38.04), bronce.
Salieron las asistencias y una silla de ruedas.
Pero Usain se negó. Se levantó y caminó con la mirada perdida en el horizonte.
No le dolía la pierna, le dolía el alma.
Su última carrera, un calvario.
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