SOCIEDAD / ACTUALIDAD
En el barrio lo conocen como el padre "Chicho". Se llama Jorge Cloro, es sacerdote de la diócesis de Quilmes y desde hace un año trabaja con los jóvenes para prevenir las adicciones.
En las últimas horas, denunció que dos hombres en moto le enviaron una advertencia a través de un colaborador: "Gordo, que no se metan con la calle. Decile al cura que sólo haga misa".
No es el primer mensaje intimidante que recibe de grupos ligados al narcotráfico. Hace unos días a través de su perfil en Facebook también contó que al circular por la zona conocida como la Rotonda de Pasco se reventaron tres cubiertas de su auto. Habían sido tajeadas con objetos punzantes.
La respuesta del religioso, sin embargo, fue contundente: "Nuestros chicos no son negociables". Con estas palabras el cura, que forma parte del programa que el Episcopado Argentino impulsa a través de Cáritas para la atención y prevención de jóvenes en situación de consumo problemático de drogas y que está a cargo de una parroquia dentro del asentamiento IAPI, ratificó su compromiso.
Los organismos diocesanos, por su parte, a través de un comunicado, dieron su apoyo al trabajo de Cloro.
"Sabemos de la metodología de los narcotraficantes, quienes se esconden en nuestros barrios matando literalmente a nuestros jóvenes", agregaron y enfatizaron: "No hacen más que afirmar la continuidad de nuestras estrategias que demuestran lo acertado de nuestras acciones de prevención y asistencia". (TN)
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