lunes, 25 de septiembre de 2017

LUCRECIA MARTEL MUESTRA EN "ZAMA" QUE "HAY UNA NECESIDAD DE DEMENCIA PARA PERTENECER A LA SOCIEDAD"

ESPECTÁCULOS / CINE 

Lucrecia Martel

Por Paulo Pécora / Télam 

Protagonizada por el mexicano Daniel Giménez Cacho, la española Lola Dueñas, el brasileño Matheus Nacthergaele y los argentinos Juan Minujín, Rafael Spregelburd y Daniel Veronese, el cuarto largometraje de la autora de “La ciénaga”, “La niña santa” y “La mujer sin cabeza” llega a las salas tras su paso por Venecia y Toronto, con una historia ambientada en el Gran Chaco, en tiempos de una América salvaje y misteriosa. 


 “En el fondo está la idea de que cualquier persona que se resiste perece. Los huracanes a los árboles rígidos los arranca de raíz, mientras que las palmeras se doblan pero sobreviven. Sólo queda lo flexible. La mejor forma de oponerse a algo malo que te toca vivir es la flexibilidad. Y no creerse tanto algo, porque mutar es la acción más vital posible. No hay que resistir, sino mutar”, dijo Martel en relación a la situación que sufre Zama.

Definida por Martel como “un sortilegio” y una “película de liberación” que cada espectador puede interpretar a su manera, “Zama” describe la pesadilla real de un burócrata mediocre rodeado por un entorno decadente y enfermizo, en el que se ve obligado a “hacer cosas que preferiría no hacer, traicionando, afirmando lo que no cree, actuando como si sus días no fueran parte de su vida sino un interludio que hay que soportar hasta que llegue su esperado traslado para reencontrarse con su familia”.

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