Domenico Giani detrás del papa Francisco. |
El domingo 24/09 el ex revisor general de las finanzas del Vaticano, Libero Milone, de 69 años, citó a un grupo de periodistas (Il Corriere della Sera, Wall Street Journal, Reuters, Sky Tg24) para denunciar las razones de su dimisión en junio, apenas 2 años después de haber sido nombrado para un mandato de 5 años.
Milone, nombrado directamente por el papa Francisco en 2015 para revisar y garantizar la transparencia de las cuentas vaticanas, aseguró que su renuncia fue forzada con intimidaciones y hasta con amenazas de arresto, al parecer por haber descubierto muchas irregularidades de carácter económico.
Hay una vieja sospecha de que en el Vaticano las cuentas tienen problemas, y el banco vaticano IOR estuvo implicado en desfalcos de otras instituciones bancarias asociadas tales como el Banco Ambrosiano.
“Querían arrestarme y por eso firmé mi renuncia”, aseguró Milone, holandés de 69 años; ex Armitage&Norton en Inglaterra, ex Deloitte & Touche y exWind en Italia, en el cargo desde el 05/06/2015.
Él contó que el 19/06/2017, en una reunión con el sustituto de la Secretaría de Estado vaticana Angelo Becciu, se le dijo que su “relación de confianza con el Papa se había deteriorado” y que, por ello, el pontífice solicitaba su dimisión.
Giovanni Angelo Becciu. |
“Respondí que las acusaciones eran falsas y construidas para engañar sea a él que a Francisco; y que, por lo tanto, iba a hablar con el Papa. Pero la respuesta fue que no era posible. Becciu, al contrario, me dijo que fuera a la Gendarmería (Vaticana)”, siguió.
Más adelante, el ex revisor denunció haber sido tratado con un “comportamiento agresivo” por parte del comandante de la Gendarmería, Domenico Giani, quien le exigió gritando que “debía confesar todo”.
“¿Pero confesar qué? Si no había hecho nada”, insistió.
Domenico Giani en un licenciado en Pedagogía por la Universidad de Siena, ex oficial de la Guardia di Finanza italiana, ex oficial del Servicio de Información y Seguridad Democrática, y ex integrante del comité ejecutivo para los servicios de información y seguridad de la República, ex director del Departamento de Penitenciaría y ex jefe de la sección de policía en la Procuraduría General italiana, antes de ingresar en 1999 al Servicio Vaticano de la Policía Italiana como inspector general.
El 03/06/2006 reemplazó a Camillo Cibi como Inspector General del Cuerpo de Gendarmería de la Ciudad del Vaticano, siendo escolta del papa, jefe del Departamento de Seguridad y de los Servicios de Seguridad Civil de la Ciudad del Vaticano.
Milone describió que ese mismo día los gendarmes lo llevaron a su oficina y bloquearon a todos sus colaboradores dentro hasta las 20:30; les intimaron a entregar todos los documentos y, como un funcionario no estaba presente, llamaron a los bomberos para forzar su armario y su escritorio.
Luego que le mostraron 2 facturas de un mismo proveedor y lo acusaron de distracción de fondos, es decir de peculado. Él, relató que respondió que una era falsa. Eran 28 mil euros pagados para limpiar oficinas de eventuales micrófonos. Y señaló que, con esa prueba, lo acusaron de haber “buscado inapropiadamente “información sobre exponentes vaticanos.
“Descubrí que me investigaban desde hace más de 7 meses”, confió. “Como sostenía mi inocencia, Giani me dijo que, o confesaba, o corría el riesgo de pasar la noche en la Gendarmería. 'Si el objetivo de ustedes es que renuncie, renuncio. Voy a preparar la carta', dije.
Libero Milone |
Respondieron que ya estaba lista. La fueron a buscar. La leí y dije: 'Ésta no la firmo'. Porque era el 19 de Junio y la carta estaba fechada el 12 de mayo. 'Nos equivocamos', dijeron así.
'¿Pero cómo, si la fueron a buscar?', objeté.
De todas maneras se llevaron todo, también mi celular y el iPad. El día después interrogaron por 5 horas a uno de mis colaboradores, Ferruccio Panicco, y le pidieron la renuncia”, relató.
Continuó con una amplia descripción. Aseguró haber intentado contactar con el Papa y de haberle escrito una carta enviada “por canal seguro”, a la cual nunca recibió respuesta. El Vaticano replicó, en un comunicado oficial, que el ex auditor "se extralimitó en sus funciones" e inclusive ordenó "investigar la vida privada de exponentes de la Santa Sede", es decir, que espiaba a personalidades destacadas, probablemente cardenales y obispos.
Milone reiteró sus acusaciones contra el sustituto de la Secretaría de Estado, monseñor Becciu, una suerte de "ministro del Interior" vaticano; y contra el comandante Giani, a cargo de la seguridad papal, el hombre que lo amenazó.
Para Milone, las reformas que quería Francisco "han sido bloqueadas por el viejo poder interno", que impide todo cambio. Lo mismo ocurre con la reforma administrativa.
Según Franca Giansoldati, vaticanista con amplia experiencia, los 9 cardenales encargados de esa reforma se han reunido en total 21 veces sin lograr ni siquiera simplificar las estructuras internas, tal como habían pedido los electores de Francisco en el cónclave del 2013.
"Francisco está concentrado en sus grandes batallas éticas y humanitarias, en los desafíos del planeta, poco se ocupa de cuentas, balances y recortes", dijo Milone.
La nueva guerra interna en el Vaticano, con denuncias, intimidaciones, renuncias, acusaciones y cruce de comunicados, se asemejan a las que ocurrieron en la etapa final de Benedicto XVI, antecesor de Francisco.
La llegada del otoño (boreal) al Vaticano viene "cargada de venenos", sostuvo el diario romano Il Messaggero, al dedicar un resumen de los varios escándalos que atañen a asesores cercanos a Francisco para la reforma de las finanzas, y a la acusación de los ultras al pontífice católico apostólico romano de "propagar herejías" (le escribieron una carta de denuncias en latín).
Para algunos vaticanistas resulta una campaña planificada por los sectores ultraconservadores, para "debilitar" a Francisco, a quien acusan de "errores teológicos" como jefe de la Iglesia, en un intento de “frenar" las reformas que impulsa, lentamente, en la curia de Roma.
Cuando al ex auditor del Vaticano le preguntaron si estaba sorprendido por el silencio del Papa, respondió: “Disgustado, y mucho. Conociéndolo de persona, y al sentir una gran estima hacia él, su silencio sólo puedo explicarlo con el hecho que no le han permitido hablar conmigo u otras razones que desconozco".
—Tal vez, efectivamente, la relación de confianza se ha resquebrajado.
—Pero entonces el Papa podía haberme llamado por teléfono y decírmelo. Observo que tras mi dimisión no ha sucedido nada; como que ese fue el objetivo.
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