martes, 26 de septiembre de 2017

SANGRE DE HIELO: EL HOMBRE QUE SALVÓ AL MUNDO

MEMORIA / KIM YONG UN NO ES PETROV 

Stanislav Petrov.


Durante la Guerra Fría todo el mundo se mantenía en constante alerta: una mosca sobrevolando en territorio ajeno podía ser el motivo de un ataque y todos cuidaban de sus palabras. A partir de 1980 la potencia norteamericana entró en un proceso de escalada militar, con la fabricación y desarrollo de diferentes armamentos y bombarderos que adornaban su Fuerza Aérea. 


Algo muy común de la Guerra Fría y, de hoy en día también, fueron las guerras indirectas entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, involucrándose en otros conflictos y brindando su ayuda, financiando la guerra, vendiendo armas o enviando soldados.

Su control sobre otros países y gobiernos títeres siempre terminaba con enfrentamientos, algunos de ellos fueron: la Guerra Irán-Irak, la Invasión de Granada, la Guerra Civíl de Sri Lanka, la Segunda Guerra Civíl Sudanesa, y en mucha menor medida la Guerra de las Malvinas.

1983 especialmente fue un año verdaderamente terrorífico, apodado como "el año negro", fue una de las tantas oportunidades que tuvimos de ser eliminados por ojivas nucleares y radiaciones químicas. Ronald Reagan y Yuri Andrópov ya habían instalado sus ojivas en Europa Occidental y Oriental respectivamente.

 El 01/09/1983 los cazas soviéticos derribaron un avión de pasajeros surcoreano que sobrevoló territorio restringido. Se trataba de un Boeing 747-200 que viajaba de Nueva York a Seúl con 269 pasajeros a bordo, entre ellos estadounidenses.

Previniendo un posible ataque, la declinante URSS de Andrópov se había equipado con unos satélites OKO, los cuales, apuntando hacia las bases de lanzamiento enemigas, podían advertir, discriminando y basándose en la forma del objeto, cuando un misíl era lanzado.

Era algo muy nuevo y no había tenido la oportunidad de ser probado, por suerte, claro que se probó con simuladores pero nunca se sabe como las cosas van a reaccionar en la realidad.

El reloj marcaba las 00:14 cuando las alarmas del bunker Serpukhov-15, en Moscú, se encendieron un misíl nuclear intercontinental había sido lanzado desde Estados Unidos.

Aquel 26/09/1983 la defensa nuclear soviética estaba en manos de Stanislav Petrov, teniente coronel de la Fuerza de Misiles Estratégicos del Ejército ruso.

Petrov creyó que era simplemente una falsa alarma, sabiendo una guerra nuclear de tal medida entre la URSS y USA no iba a comenzar con 1 mísero misíl intercontinental, cuando para asegurarse el éxito debía lanzar muchos más de su enorme arsenal (la Unión Soviética tenía más de 1.000).

Dió tiempo como para reirse del susto hasta que la alarma se activó nuevamente: 5 misiles balísticos intercontinentales habían sido lanzados desde la base de Malmstrom (Montana, USA), con un tiempo apróximado en llegar de 20 minutos.

Todas las miradas iban hacia el teniente coronel, hombre de sangre fría, fiel a su responsabilidad pero más aún a su nación. De él dependía el futuro de la Tierra, no era una exageración. Sin embargo, a Petrov algo seguía sin cerrarle: 5 es más que 1 pero ¿5 misiles para iniciar una guerra nuclear?

A Petrov le pareció que jamás una guerra nuclear se iniciaría con penas 5 misiles. Debía ser una falla del sistema. A pesar de recibir la alarma, Petrov no elevó el aviso y apostó todo a su corazonada (una cuestión complicadísima de explicar aún en la Unión Soviética del ocaso: un teniente coronel ni siquiera un general, ¿qué es eso de 'corazonadas'?).

Petrov no declaró la emergencia pero los 5 supuestos misíles tampoco llegaron. Medio año más tarde se supo que aquellos cuerpos que el satélite identificó como misiles habían sido un error del artefacto espacial, provocado por los rayos del sol.

La tranquilidad, paciencia y el querer mantener la paz y seguridad de su país y del planeta fue lo que priorizó Stanislav Petrov pero no es el caso de, por ejemplo, Kim Yong Un.

El norcoreano tiene a su favor un personaje truculento similar en USA: Donald Trump, quien sigue tirando de la cuerda con su "demostración de poder" en vez de ejecutar acciones silenciosas y efectivas para reunificar Corea, que es lo único que puede garantizar un proceso permanente de paz en la región.

El 24/09 aviones bombarderos estadounidenses sobrevolaron las costas de Corea del Norte como parte de, según calificó Ri Yong-ho, el ministro de Relaciones Exteriores de Corea del norte, "una misión suicida".

Es deseable que Kim Rak-gyom, comandante del Buró de Dirección de Artillería, división encargada del control de los misiles estratégicos nucleares y convencionales de Corea del Norte, no esté igual de desquiciado que Kim Yong Un, ni que Trump, imitando la serenidad de Petrov en aquél búnker en 1983.

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