SOCIEDAD / POLICIALES
Fue una tarde furia y muerte en Liniers. Una tarde donde dos efectivos de la comisaría 54 de la Capital Federal fueron asesinados cuando se enfrentaron con un delincuente que intentó robar un vehículo con tres menores de edad en su interior.
Todo comenzó con un control policial de rutina. El sargento primero Cristian Lezcano y el cabo primero Julio Gómez de la Policía de la Ciudad intentaron detener a un hombre de 25 años que conducía un auto con pedido de captura.
Como no se detuvo, los efectivos chocaron el vehículo en el que se movilizaba el delincuente.
En ese momento, el ladrón se bajó y comenzó a escapar a pie, mientras que uno de los uniformados –Lezcano– lo persiguió.
Al llegar a Lisandro de la Torre al 500, el delincuente intentó robar un Renault Clío que estaba estacionado frente a un supermercado chino. Dentro del vehículo había tres menores, uno de ellos era un bebe, que esperaban a su madre, quien estaba haciendo compras.
Para evitar que los tomara como rehenes, el uniformado logró tirarse encima del delincuente y comenzaron a forcejear. Fue ahí que el ladrón logró sacarle el arma al policía y le disparó tres veces en la cabeza.
Segundos después llegó al lugar el compañero Lezcano, el cabo primero Gómez, y lo hirió de un balazo en el pecho.
Pero la violenta secuencia estaba lejos de terminar, ya que un tercer policía apareció en escena. Se produjo entonces un nuevo enfrentamiento a los tiros que terminó con el ladrón muerto y el efectivo con una herida leve.
Según informaron desde la policía, el sospechoso tenía unos 25 años.
Ante la tardanza de la ambulancia, los compañeros de los efectivos heridos decidieron trasladarlos al hospital Santojanni en un patrullero y en una camioneta.
Lezcano ya estaba muerto cuando llegó a la guardia, mientras que Gómez murió algunas horas después.
En el Hospital Churruca, se recupera el otro policía baleado. Ninguno de los menores sufrió heridas a pesar de los 20 balazos que se dispararon. (infobae)
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