domingo, 4 de marzo de 2018

DIFERENTES VISIONES DE MAURICIO Y MARÍA EUGENIA

OPINIÓN / CORRIENDO 2019  

VIDAL     /      MACRI

Por LUIS ALEJANDRO RIZZI - Abogado especializado en Derecho Comercio, con experiencia en la gestión del aerocomercio. / U24

Luego del acto de Hugo Moyano decíamos en este portal: “…Aprovechando el silencio de Macri sobre el estado de cosas en que recibió el gobierno en 2015, este partido del balotaje opositor ya encontró su “programa” en hechos que generó el propio peronismo desde 1989 pero cuyos pecados paradójicamente-dicho en tono político- lavó el propio gobierno y ahora le jugarán como un muy pesado lastre.” 


En síntesis, decíamos que la “herencia recibida” por parte del gobierno de Mauricio Macri, se convertía por obra y gracia del “gradualismo” en la pesada herencia que recibirá el próximo gobierno, que obviamente no podría invocar el propio Macri si se presentara en 2019 y ganara, un supuesto hoy cuanto menos dudoso, y de la que haría uso y abuso el otro partido opositor del balotaje que sería el peronismo en todas sus variantes y algunos otros devotos del oportunismo.

Los discursos de apertura de los periodos ordinarios de sesiones de la Nación y Provincia de Buenos Aires, pusieron de manifiesto las diferentes visiones sobre la política, la sociedad y la gente y lo que llamaría “esa maldita herencia” que no solo viene del kirchnerismo, arranca muchos años antes.

Macri se dirigió a la sociedad como un conjunto de “clientes”, ofreciendo una góndola para cada gusto y posibilidad o como usuarios de servicios, hizo más bien propaganda o marketing.

La Vidal vio a la sociedad como un conjunto de personas, se consideró como una más.

Mauricio Macri reiteró lo que tiempo atrás le expresara a Mirtha Legrand: “Lo peor ya pasó”, habló de un crecimiento invisible (sic) para la gente, hizo referencia a las obras en marcha y enunció lo que considera objetivos en realización.

Habló como un gerente de una empresa o un militante observador de la realidad, pero le faltó ese toque político que es lo que moviliza a la gente. No se presentó como protagonista, defendió el gradualismo por el gradualismo mismo, sin explicar cuál es su plan o programa u hoja de ruta, sobre la cual construir consensos.

La eficacia es una condición necesaria de la política, pero insuficiente y véase como el peronismo ganó elecciones en la Provincia durante 25/28 años, manteniendo el gobierno, dejando a la provincia con pobreza, calles de tierra, carencia de agua potable y cloacas, una “maldita policía”, un sistema educativo de mala calidad, abusos en malos hábitos como el ausentismo falsamente justificado, falta de guardias médicas, inseguridad y narcotráfico por solo mencionar los peores males.

Tampoco se lució en el orden nacional, salvo los primeros años de Carlos Menem, cuando, convertibilidad mediante, se lograron algunos años sin inflación, pero económicamente fue mal administrado y políticamente mal piloteado.

La ineficacia o la eficacia ni pierden ni ganan elecciones. Es la paradoja de la democracia. María Eugenia Vidal, varias veces hizo referencia a la “herencia recibida”, pero también hizo clara alusión a lo que se hizo y a lo que se está haciendo, se refirió a hechos y cosas concretas.

Quizás tuvo presente a Ernesto Sábato cuando en su libro “La resistencia” escribió: “…ya hemos comprendido que toda consideración abstracta, aunque se refiera a problemas humanos, no sirve para consolar a ningún hombre, para mitigar ninguna de las tristezas y angustias que puede sufrir un ser concreto de carne y hueso, un pobre ser con ojos que miran ansiosamente (hacia qué o hacia quién), una criatura que solo sobrevive por la esperanza”.

Pues bien, la “Mariu” se dirigió, a diferencia de Macri, a esa gente que es la gran mayoría, esa gente que necesita creer en la esperanza que es su único tesoro y donde se debe producir el encuentro, donde se debe generar el “nosotros” que, tal como lo recitó Vinicius de Moraes, es el arte del encuentro, que en definitiva es la razón de ser de la vida.

María Eugenia Vidal, sabe que el ejercicio del poder impone medios y que más de una vez el poder debe desafiar, no para imponer, sino para convencer, Macri es más bien un Presidente de medios sin fines.

El de Mauricio Macri fue un discurso correcto pero intrascendente políticamente hablando que muy bien lo definió Julio Bárbaro en el portal www.infobae.com “…

Un discurso logrado -hasta la Justicia fue incluida- recuperó la conducción de la sociedad, le devolvió la mística a la fuerza propia, disfrutó de las fracturas de la oposición. Un gobierno que parecía experto en economía y despreciaba la política, no tiene logros concretos que resuelvan las necesidades, y tiene un buen discurso para suplantar el antiguo relato. Excelente propuesta para una muy difícil realidad. Otra apuesta a la esperanza, como todas las anteriores de todos los presidentes. Cuesta entender porque esta no va a fracasar.”

María Eugenia Vidal reconoció la difícil realidad, fue clara, falta mucho, dijo, pero ella supo hablarle a la gente concreta a la que se refería Ernesto Sábato.

Esa fue la diferencia con Macri que le habló al ser abstracto o virtual para estar a la altura del tiempo, defendiendo un gradualismo abstracto ya que no se sabe en qué programa se sustenta pero que golpea diariamente, suavemente podríamos decir, pero que por eso desgasta y desilusiona. Es como ir despacio a ninguna parte.

Por último María Eugenia Vidal, apuntó directamente contra la dirigencia gremial docente de la Provincia para, muy probablemente, generar el real conflicto de la educación en la Provincia de Buenos Aires, que excede largamente la cuestión salarial.

Es un conflicto que debe resolver más una cuestión de calidad profesional del docente que salarial. Si medimos la justicia del salario por los resultados, parecería que los docentes ganan demasiado. Me refiero a los malos resultados de las pruebas, tal como lo explicó la gobernadora, sino al desmesurado ausentismo que parecería esconder un tráfico ilegal de certificados médicos.

No puede ser que el solo transcurso del tiempo genere “méritos” y que tenga más valor que la especialización y el esfuerzo por mejorar.

Esperemos que la gobernadora siga dispuesta a ser parte de este conflicto y pueda imponer la agenda de calidad que debe ser el objetivo de toda profesión, incluidos los llamados “trabajadores de la educación”.

La gran cuestión de la Argentina, es más de “calidad e idoneidad” que de rutas, puentes, ferrocarriles o “revolución de los aviones”. De poco y nada nos servirá tener mejor infraestructura con esta baja calidad de nuestra cultura.

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