miércoles, 8 de agosto de 2018

IBA A DESLINDAR CULPAS POR LA TORMENTA Y SE TUVO QUE CUBRIR DE LOS CUADERNAZOS

CLAVES / AL FORO DE CONVERGENCIA SE LE DIO VUELTA LA TORTILLA 

Paolo Rocca: Techint en días complicados desde que La Nación
disparó sin avisarle a su grupo empresario más cercano.

(U24) - El Foro de Convergencia Empresarial (FCE) había programado el plenario que 57 entidades patronales llevaron a cabo ayer en la sede porteña de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA) para hacer la presentación pública de un glosario para deslindar responsabilidades por la entrada a la recesión del 2do. semestre. 


 Atribuyó las altas tasas de inflación, la falta de inversión privada y el estancamiento de la economía a la ausencia de un acuerdo político para reducir el déficit, y subrayó que, a pesar del aumento récord de la presión tributaria, los gastos superan largamente a los ingresos genuinos provenientes de la recaudación de impuestos".

Casi todo el arco representativo de la actividad privada (fue notoria la ausencia de directivos de la Asociación de Empresarios Argentinos -ADEA-, liderada por los grupos Techint, Arcor y Clarín) presente en el cónclave avala el mensaje al gobierno contenido en el documento, cuando le advierte que "la tormenta todavía no se superó" y que superar las dificultades económicas exige alcanzar un imprescindible equilibrio fiscal reduciendo el gasto público, que ocupa un 45% del PBI, como remarcaron, de un modo políticamente consensuado.

La iniciativa de sentar posición había sido decidida hace más de un mes, cuando los gobernadores ya insinuaban que no cumplirían con el Consenso Fiscal que habían firmado 22 provincias y la Ciudad de Buenos Aires el 16 de noviembre de 2017, comprometiendo la reducción de las distorsiones que generan los impuestos en cascada, como ingresos brutos.

Pero el diablo metió la cola y los cuadernos de Centeno desplazaron el foco de atención: la que pretendía ser una exhortación a la Administración Macri de sustituir el azote tributario a la sociedad por un acuerdo con los actores económicos que diseñe la racionalización del gasto mutó en una reacción defensiva, con más espíritu de deslindar responsabilidades que de mostrar un espíritu de cuerpo.

“No somos todos iguales”, repetían por separado en cada rincón del auditorio.

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