Juan Karita / AP |
(DP) - Veremos con el desarrollo del grupo si el punto que logró Boca ante Wilstermann termina siendo positivo o lo lamentará. Por lo flojo que jugó, el estado de la cancha, las chances sobre el final que tuvo el local, más la influencia de la altura, el punto visto a través de estos atenuantes no está mal pensando en la lógica de la Copa Libertadores.
Cautela, eso fue lo que prevaleció en el primer tiempo, y para los dos equipos. Los bolivianos salieron a respetar a Boca, no aprovecharon el diferencial de la altura para desgastar al rival desde el inicio, sino que se plantó en la mitad de la cancha y se conformó con dominar esa zona y no demasiado en ir a buscar el arco de Andrada.
Wilstermann buscó con tiros lejanos, buscar entrar por las puntas, pero sin demasiada vocación ofensiva. Solo cuando la pelota pasaba por los pies de Pochi Chávez el local podía esperar algo distinto, pero nunca logró prosperar porque no tenía compañía.
Boca aprovechó el respeto que le tenían para descansar en defensa, entretener la pelota en la mitad de la cancha, pero a la hora de atacar el equipo de Alfaro no mostró nada, sólo un ingreso al área de Almendra a quien le cometieron penal, pero el árbitro lo ignoró.
Por el lado local, un tiro libre de Ortíz que pasó cerca del arco fue lo único que entusiasmó al público local.
En el complemento, Boca mostró otra cara. En sí mejoró algo de lo que hizo en la primera parte, y con eso puso en aprietos al local. No es que lo metió en su arco, sino que solo haberse parado 20 metros más adelante hizo retrasar al local.
Pero el ímpetu de Boca no duró mucho, empezó a sentir los efectos de la altura y el local se animó y tuvo dos situaciones para ganar el partido, aunque Nandez también tuvo una posibilidad muy clara, Boca otra vez volvió a jugar mal, -tal vez esta vez tenga los atenuantes de la altura y el campo de juego-, pero logró un punto al que le tendrá que darle valor ganando de local.
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