Foto: Juan Manuel Foglia
-Por DANIEL AVELLANEDA / Clarín-
Ese sentimiento no puede parar, como baja desde cada garganta de la tribuna. Se apodera de los cuerpos celestes y blancos. Se hace piel en los jugadores. Sí: la vuelta olímpica asoma en el horizonte, detrás de ese mástil que se hunde en el cielo de Avellaneda. Porque Racing gana un partido bravo, otra final. Como aquellas viejas batallas de los años de color sepia, cuando los duelos con Estudiantes tenían ribetes de clásico. Porque estira la ventaja sobre Defensa y Justicia y este lunes podrá cenar a la espera de un traspié del Halcón en Mar del Plata.
Además, con la clasificación ya asegurada a la Libertadores 2020. Le faltó contundencia para cerrar antes el partido, pero le sobró actitud para aguantar la presión. Y tuvo en Nery Domínguez un jugador de elite. Por la asistencia en el golazo de Darío Cvitanich, porque jugó todas con criterio y metió un cruce fenomenal en el epílogo.
Improvisado como marcador central, mostró todas las virtudes del puesto. La posesión de la pelota como principal arma. El protagonismo. La decisión de buscar los caminos por más bloqueados que estén. Racing se convenció de que el triunfo era posible horadando las cerradas líneas de Estudiantes por los costados.
Aunque sin demasiada profundidad para tanto dominio. Por dos razones: no salía el último pase y no se generaban espacios ante el orden que proponían los visitantes. Entonces, le costó horrores ponerse en ventaja. Porque la tenencia no siempre es correspondida con el resultado. Y Estudiantes tuvo la chance más clara en media hora de juego, cuando José Manuel Castro sacó un derechazo que rebotó en la cadera de Marcelo Díaz y pegó en el palo. Estaba vencido Gabriel Arias.
Sin embargo, el tiro del uruguayo se estrelló en el poste y recorrió la línea, casi como ese escalofrío que sacudió a los hinchas de Racing. ¿Habrá sido la suerte del campeón? No hay azar, claro, en esta campaña de la Academia. Hay voluntad de ganar el título a bordo de una estrategia ofensiva, con los centrales desinhibidos.
No había llegado con nitidez Racing, más allá de que siempre tuvo el control del juego. Se había repetido en centros, desde una pelota parada hasta algún pelotazo cruzado con el que buscó sorprender a espaldas de los laterales. Necesitaba, entonces, que se iluminaran sus figuras. Y apareció Lisandro por la izquierda, cambiando de frente para Saravia.
El cordobés tocó atrás para Domínguez y el centro de Nery viajó al corazón del área. Cvitanich hizo el resto con una definición fuera de serie. Nada más justo que ese gol. A fin de cuentas, Estudiantes había llegado hasta Avellaneda con muy pocas ambiciones: apenas aguantar atrás, meter algún pelotazo para aprovechar la segunda pelota y, de ser posible, lastimar de contra.
La extraordinaria resolución de Cvitanich desbarató los planes de Pablo Quatrocchi. Su equipo tuvo que despojarse de la mezquindad. Y en los primeros diez minutos del segundo tiempo, Estudiantes apretó a Racing contra su área. Aunque no generó peligro. Siempre surgieron Donatti y Domínguez para neutralizar a los tanques de La Plata. Y el local creció a partir de Zaracho, punzante para romper líneas.
Tuvo tres claras el líder. Dos en los pies del volante de Bernal y una que Lisandro remató de zurda, muy cerca del palo derecho de Mariano Andújar. Falló en la puntada final la Academia. La posesión de la pelota como principal arma. El protagonismo. La decisión de buscar los caminos por más bloqueados que estén. Racing se convenció de que el triunfo era posible horadando las cerradas líneas de Estudiantes por los costados.
¿Por qué Quatrocchi sacó a Pavone cuando necesitaba peso en ataque? Apostó a Gastón Fernández, desactivó el doble 9 y se encomendó a Albertengo. El rafaelino tuvo el empate, pero tapó Arias. Después, se soltó Facundo Sánchez por la derecha, la pelota sobró a los defensores y la Gata casi firma la Ley del Ex. Pero el triunfo estaba destinado a Racing, que agiganta su ilusión. Le quedan cuatro fechas para hacerla posible en este Cilindro que celebró su propio carnaval. FK
No hay comentarios:
Publicar un comentario