lunes, 25 de marzo de 2019

RUSOS EN CARACAS Y OTRO PROYECTO EN WDC: NUEVA FASE DEL CONFLICTO

LATINOAMÉRICA / VENEZUELA 

Avión ruso Antonov en Venezuela.

(U24) - Washington DC se ha impuesto el objetivo de tomar el control de Venezuela, para tener acceso a petróleo barato, convertirse en líder de este mercado y empezar a dictar sus condiciones a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), según el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, en una entrevista con el periódico Izvestia. 


Urgente24 ha anticipado hace semanas que el petróleo es el eje del conflicto en Venezuela, y que resultaba un grave error considerar la llamada 'cuestión humanitaria' como un valor en debate en la puja entre las potencias.

Estos dichos coinciden con otra noticia y multiplicaron sus respectivos impactos:

2 aviones rusos arribaron a Venezuela el sábado 23/03 con equipos y funcionarios para honrar contratos de carácter técnico militar que están "en proceso de cumplimiento", informaron fuentes de la embajada rusa: un Antonov An-124 y un Ilyushin Il-62, en total 99 militares y 35 toneladas de cargamento, al mando del jefe del Comando Principal de las Fuerzas Terrestres de Rusia, Vasily Tonkoshkurov.

"Rusia tiene varios contratos que ya están en proceso de cumplimiento, contratos de carácter técnico militar, y hacen varios vuelos y traen varias cosas", agregó la fuente.

Además, añadió que estos vuelos "no tienen nada de misteriosos", porque se realizan en el marco de"contratos que han sido firmados años atrás".

Hay que volver a Pátrushev: "El objetivo estratégico de Estados Unidos consiste en convertirse en líder de las exportaciones mundiales de petróleo en los próximos años, establecer sus 'reglas de juego' y dictar sus condiciones a la OPEP",

 Para alcanzar sus fines, USA también impone sanciones a Rusia e Irán, que limitan sus capacidades en el comercio del petróleo, subrayó el funcionario. Según Pátrushev, Washington busca en Venezuela el modo de promover sus intereses económicos utilizando técnicas de competencia desleal.

"Defendiendo la soberanía política y económica de su país, el liderazgo legítimo de Venezuela, claramente, no tiene intención de contribuir a los planes de USA", opinó Pátrushev, subrayando que, precisamente por eso, Washington DC necesita al líder opositor venezolano Juan Guaidó.

AYUDA HUMANITARIA

A su vez, el proyecto de Ley HR854 ya fue presentado en la Cámara de Representantes estadounidense por congresistas del partido Republicano.

En teoría, se trata de busca brindar asistencia humanitaria tanto a Venezuela como a los países en los cuales han buscado refugio millones de venezolanos.

“El Congreso considera que no menos de US$ 150 millones son necesarios para cada uno de los años fiscales 2020 y 2021, para llevar a cabo esta sección”, señala el proyecto de ley. La iniciativa debe contar con la aprobación de la Cámara de Representantes para ir al Senado.

El proyecto de ley, que será discutido este lunes 25/03, otorgaría en el bienio 2020-2021 un total de US$ 300 millones para atender la crisis que vive Venezuela.

Los fondos, en caso de ser aprobados, se sumarían a los más de US$ 150 millones que ha destinado el gobierno de USA desde el año 2017 y a los US$ 500 millones que están incluidos en el Presupuesto d2020 de la administración de Donald Trump.

JUAN GUAIDÓ

En tanto, el diario madrileño El País provocó el siguiente testimonio redactado por Santiago Torrado y Jacobo García, que erosiona la credibilidad de la propuesta de Juan Guaidó:

"(...) Lograr la deserción del mayor número de militares de un ejército con más generales que la OTAN ha sido el objetivo principal de Guaidó desde el 23 de enero, cuando se juramentó como presidente encargado. En el alto mando reside el pilar fundamental sobre el que se sostiene el Gobierno de Nicolás Maduro. En cada mitin, en cada entrevista o en cada intervención, Guaidó insiste en pedir que abandonen a Maduro como forma de lograr el quiebre necesario para lograr la salida del mandatario. Las lacónicas declaraciones de los soldados, convenientemente aireadas por el chavismo, fueron un jarro de agua fría para su estrategia.

En el hotel Villa Antigua, en Villa del Rosario, están cerca de 300 que tramitan su estatus de refugiados. Un robusto dispositivo policial los resguarda. Allí, con estrictos horarios, un empleado del hotel anota las entradas y salidas. Nadie más puede traspasar la reja. Desde atrás de esa barrera, el sargento Luis González denunció el pasado sábado que se sentían abandonados, pues ACNUR les había dado un plazo de tres días para desalojar. “Nos iban a entregar una colchoneta, una sábana, 350 mil pesos (110 dólares) y un mapa”, alegó. Un día después, la Cancillería colombiana informó que seguirá proporcionando comida y alojamiento hasta que se concreten soluciones a mediano plazo.

Los representantes de Guaidó han trabajado contrarreloj para desactivar el malestar, y de momento han conseguido extender los plazos hasta finales de mes, aunque reconocen que el volumen los ha desbordado.

 (...) unos 1.100 miembros de las fuerzas de seguridad venezolanas han cruzado la frontera, junto a cerca de 500 familiares. La inmensa mayoría ha llegado a Cúcuta, la ciudad con la segunda mayor tasa de desempleo de Colombia, por la infinidad de pasos ilegales conocidos como trochas. Algunos llegan con uniforme y armamento, otros lo hacen de civil. Agentes antidrogas han pasado con sus perros, y hasta ahora el oficial de más alto rango ha sido un mayor. (...)

“Yo lo que esperaba era entrar a Venezuela con esa ayuda y que ese mismo día las cosas iban a cambiar. Me equivoqué”, repasa. Esperó unos días por su cuñado, un policía, y se entregaron a las autoridades colombianas el pasado 28 de febrero. Los interrogaron en el puente de Tienditas. Cuando se presentaron, los refugios estaban atiborrados. “Yo fui para ACNUR a hacer preguntas, y no me dieron soluciones”, resume sin amarguras. Así que optó por alquilar el cuarto. Apremiado por las circunstancias, salió a vender un celular de su hijo. Fue entonces cuando lo obligaron a montarse a un taxi a punta de pistola y lo retuvieron en una bodega. Lo amenazaban con hacerlo pasar el río para entregarlo en Venezuela a menos que les diera algo de valor. Solo atinó a pensar en el anillo de oro del abuelo, que perteneció a la infantería de marina. (...)

La deserción masiva, no obstante, nunca llegó pese a los esfuerzos de Guaidó. O no la de la cúpula militar. (...)

El Ejército venezolano cuenta con entre 136.000 y 140.000 efectivos, una cifra relativamente baja en comparación con los más de 330.000 de Colombia. Sin embargo, desde el año 2012 se ha producido un lento y silencioso abandono de la tropa hacia la vida civil en contraste con el aumento de generales, alrededor de 1.100, más que en Estados Unidos, lo que ha alterado la pirámide castrense, señala San Miguel. Esa cúpula, controlada por el general Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, controla como un cártel los más variados negocios: desde medicamentos a maquinillas de afeitar. (...)

en la actualidad, habría unos 500 militares desertores en Colombia –sin contar miembros de otros cuerpos de seguridad- y calcula que otros 4.000 no habrían salido de Venezuela. El perfil del desertor es un soldado joven, con un salario de ocho dólares al mes, sin familia y que estaba destinado a zonas fronterizas.(...)

 La semana pasada el general Carlos Rotondaro, exministro de Sanidad, se fugó a Colombia desde donde ha revelado cómo el Gobierno guardaba los medicamentos para las elecciones o el corrupto sistema de compraventa de insumos. Aunque él es parte importante del desfalco del sistema de salud son muchos los que prefieren taparse la nariz y escuchar las atrocidades reveladas. Otro nombre importante es el de Hugo Carvajal, uno de los hombres más cercanos a Hugo Chávez y exjefe de inteligencia militar de Nicolás Maduro, que desde hace un mes ha ahondado en las acusaciones sobre las redes de corrupción, narcotráfico y triangulación de activos en el país petrolero.

“La pregunta es cómo Rotondaro no está preso”, señala San Miguel para explicar las dificultades de Colombia para procesar la llegada de efectivos militares. “Hay grandes dilemas que Colombia está manejando con extrema generosidad dentro de la complejidad que supone tener un número tan importante de efectivos militares en su país del que las tres cuartas partes son tropas y apenas unos pocos oficiales de comando”. Según la analista es muy complicado manejar las expectativas de la tropa, mucho más que las de un general que suele tener recursos propios para sostenerse. (...)".

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