(U24) - Primero negó el problema, atribuyendo la propagación de las llamas al tiempo seco y el calor. Después acusó a grupos ambientalistas de ser responsables de los incendios con el objetivo de desprestigiarlo.
Mientras el mundo lo presionaba para tomar acciones, el Presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se negaba. Cuando el G7 le ofreció millones en ayuda, Bolsonaro dijo que solo la recibiría si el Presidente francés, Emmanuel Macron, le pedía perdón por sus declaraciones.
Finalmente, el mandatario brasileño terminó reconociendo el problema, enviando al Ejército para combatir las llamas, aceptando la ayuda de Chile y convocando una reunión de países sudamericanos para resolver la crisis. Los países de la región se reunirán la semana que viene para discutir sobre el tema.
En el medio, su ministro de Medio Ambiente tuvo que ser internado por estrés y los índices de popularidad de Bolsonaro cayeron por el piso.
Pero este jueves 29/8, el Gobierno brasileño añadió una medida para intentar contener los múltiples focos de incendios en el Amazonas: un decreto prohibió la quema de campos por 60 días. Recordemos que la quema de campos es una práctica habitual en la zona, utilizada por los agricultores para deforestar terrenos con el objetivo de convertirlos en áreas de pastoreo o para limpiar zonas ya deforestadas.
El texto publicado en la Gaceta Oficial estipula 3 excepciones en las que los responsables de la protección forestal podrán autorizar que se quemen campos: control fitosanitario para proteger la vida vegetal, prevención y lucha contra los incendios y cultivos de subsistencia en comunidades indígenas.
Tasso Azevedo, quien dirige el grupo de monitoreo de deforestación Mapbiomas, escribió en O Globo que 2 meses son insuficientes para que la medida tenga un impacto real. Pidió la prohibición del uso del fuego en la región amazónica hasta fines de la estación seca en noviembre.
También pidió medidas urgentes para terminar con la deforestación, en gran medida ilegal y vinculada a grupos criminales involucrados en el robo de madera, la minería de oro y el acaparamiento de tierras.
"Lo que estamos experimentando es una crisis real, que puede convertirse en una tragedia que contará con incendios mucho más grandes que los actuales si no se detiene de inmediato", concluyó. De acuerdo al Instituto Nacional para las Investigaciones Espaciales (INPE), organismo estatal responsable del monitoreo satelital del territorio, en agosto se registraron 6.145 incendios forestales en el estado de Amazonas.
Por otro lado, el Gobierno brasileño informó de una disminución de los focos de incendio en el Amazonas en los últimos días, en particular en Rondonia. Sin citar datos concretos, el subjefe de Operaciones del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, vicealmirante Ralph Dias da Silveira, dijo que "se ha visto una reducción importante de los focos de incendio" en base al sistema satelital.
Según Ane Alencar, directora del INPE, los incendios se vinculan con la explotación agrícola porque "el Amazonas, sobre todo en la parte meridional del estado, es una de las nuevas fronteras de la deforestación."
Las quemas controladas están permitidas por el Código Florestal brasileño en circunstancias que justifiquen su uso, como prácticas agrícolas y forestales, pero deben ser autorizadas por los organismos de control.
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