domingo, 12 de julio de 2015

CON DEVALUAR YA NO ALCANZA PERO NADIE QUIERE ESCUCHARLO

ECONOMÍA / INFORME ESPECIAL 



CIUDAD DE BUENOS AIRES (Economía & Regiones). Los datos fiscales de abril 2015 vuelven a mostrar una nueva y preocupante escalada del déficit fiscal del SPN (Sector Público Nacional), que cada vez es más difícil de financiar. 



 El resultado primario fue deficitario por $17.949 millones, exhibiendo una diferencia de casi $18.621 millones respecto al resultado primario registrado en igual mes de 2014, lo cual implica un aumento de +2.772%. 

 Si tenemos en cuenta el pago de intereses de deuda, el déficit fiscal se ubicó en $24.103 millones, presentando un incremento interanual de +464% ($19.800 millones). Este aumento exponencial del déficit fiscal del Sector Público ocurre porque hay una gran asimetría entre la tasa de crecimiento del gasto (+45%) y de los ingresos (+25%), que en abril pasado llegó al record de 20 puntos porcentuales. Esta divergencia entre la tasa de crecimiento de las erogaciones y los ingresos no es nueva, sino que viene profundizándose desde fin del año pasado y se debe, principalmente, a que hay partidas del gasto que le ganan “marcada mente a la inflación”.

En abril, la aceleración del gasto estuvo impulsada por el avance de las erogaciones en jubilaciones (+50%), subsidios (+59%) y transferencias discrecionales a provincias (+75%).

Si analizamos los números de gasto en más profundidad, se observa que las prestaciones de la seguridad social ($39.160 millones) se expandieron, al igual que el mes previo, impulsadas por la aceleración de las jubilaciones, que tras el alza efectivizada en marzo (18,26%), pasaron a mostrar un crecimiento interanual de 38,6%, superior al 30% de los meses previos (recuérdese que, por ley, las jubilaciones se actualizan 2 veces por año, en los meses de marzo y septiembre, en base a una fórmula que toma en cuenta el crecimiento de los salarios y de los recursos tributarios y de la seguridad social).

A este efecto se sumó también la incorporación de nuevos beneficiarios a partir de la última moratoria previsional encarada a fines de 2014, la cual habría dado lugar a 450.000 nuevas jubilaciones, de acuerdo a estimaciones oficiales. Las transferencias al sector privado crecieron en abril (+59%) más que en los primeros 3 meses del año (35%) debido principalmente al incremento de los subsidios sociales, ya que las transferencias en cabeza de la ANSeS registraron un alza de 77%, que supera ampliamente al crecimiento promedio del primer trimestre (36%).

Del otro lado, la tasa de crecimiento de los recursos muestra un pobre dinamismo a partir del desempeño de los recursos tributarios y del retroceso de los impuestos vinculados al comercio exterior. Los ingresos tributarios ($57.717 millones) crecieron en abril tan sólo un 17%, retrocediendo incluso respecto del ya pobre desempeño registrado en marzo (21%).

Fue determinante el retroceso de los tributos vinculados al comercio exterior, los cuales cayeron en conjunto un 25% interanual en abril; justamente en un mes en el que tienen mayor peso en la recaudación total, como consecuencia de la estacionalidad propia de las exportaciones del complejo agro exportador. En contraste con esto, las contribuciones a la seguridad social ($31.807 millones) aceleraron su crecimiento a 41% desde un 38% en marzo.

DATOS DEL 1ER. CUATRIMESTRE 2015 

El déficit primario del 1er. cuatrimestre del año acumuló $50.383 y si le sumamos los intereses de la deuda el déficit fiscal asciende a $81.854 millones, lo cual implica un aumento de 321% en relación a los primeros 4 meses de 2014 ($19.457 millones). Si les restamos los ingresos heterodoxos, el déficit fiscal de los primeros 4 meses del año asciende a $97.177 millones.

Este aumento del déficit se debe a que el gasto (+41%) creció 15 puntos porcentuales más que los ingresos (+26%) en los primeros 4 meses del año. Este comportamiento se encuentra principalmente explicado por el hecho de que las jubilaciones (+45%), los subsidios (+42%) y las transferencias a las provincias (+71%) crecen a un ritmo interanual muy superior a la inflación (+28%) y a los ingresos (+26%).

Paralelamente, al igual que en abril 2015 (+14%), la obra pública (+27%) es la única cuenta del gasto que “ajusta”.

El aumento del déficit fiscal dificulta el Programa Financiero del Sector Público Nacional (SPN), cuyas necesidades financieras (en aumento) siguen fondeándose en forma creciente vía BCRA y recientemente en el mercado local de deuda en pesos. En el 1er. semestre de 2015 (a junio), la emisión monetaria destinada a financiar al fisco creció un 60% términos interanuales. Al mismo tiempo los BONACs, que ajustan por la tasa de las Letras del Banco Central (Lebacs), alcanzan los $31.000 millones. También se colocaron BONAR por US$ 1.415 millones, y se desarmaron depósitos del sector público por $34.000 millones.

En conclusión, los recursos tributarios en particular y los ingresos en general pierden peso relativo dentro del financiamiento del sector público, que cada vez recurre más a la emisión monetaria y a la deuda para financiar su resultado negativo. Puntualmente, en el acumulado de los últimos 12 meses, en abril 2015 el déficit fiscal ascendió a 16% de los ingresos totales.

CIERRE FISCAL 2015 

El resultado Fiscal de los primeros 4 meses del año confirma nuestras proyecciones fiscales 2015, que marcan un profundo deterioro fiscal de aquí a fin de año.

De acuerdo con nuestras estimaciones, el déficit fiscal pasaría de 5.1% (2014) a 6.8% (2015) del PBI. Paralelamente, las necesidades de financiamiento ascenderían a 8.6% del PBI.

Las necesidades de financiamiento de 2015 serían cubiertas en un 56% por el BCRA, que aportaría adelantos transitorios ($93.215 millones), resultado cuasi fiscal ($99.300 millones) y US$ 9.528 millones de reservas.

En este escenario, el BCRA no estaría utilizando todos los adelantos transitorios disponibles, quedando $30.000 millones más que podrían ser utilizados para financiar 2016.

A su vez, la mayor parte del financiamiento restante sería proveído por emisión de títulos, de los cuales (BONAC) ya hay emitidos $30.995 millones. Con lo cual restaría emitir $45.826 millones más de BONAC para cerrar el programa financiero 2015. El resto del financiamiento es intra-sector público.

El financiamiento del sector público y su impacto negativo sobre el balance del BCRA será disimulado con endeudamiento (US$11.315 millones) para 2015, de los cuales US$ 8.700 millones corresponderían al swap con China (completando los US$11.000 millones totales disponibles) y US$ 2.615 millones provendrían del BODEN 24 (US$ 1.415 millones ya emitidos y US$ 1.200 millones por emitir).

En este escenario, luego de pagar el BODEN (US$ 6.300 millones) en octubre’15 y vender dólar ahorro por un monto total anual de US$ 6.500 millones, el endeudamiento serviría para maquillar la caída de reservas y evitar que las mismas se ubiquen por debajo de US$ 28.463 millones.

Si el Gobierno colocara más deuda, el maquillaje aumentaría y las reservas terminarían en un nivel mayor. Por el contrario, si el uso del swap y la colocación de deuda fueran menores, las reservas terminarían en un nivel inferior.

Sin embargo hay que considerar que existe la posibilidad de que se refinancie parte del BODEN 2015 y cuanto más logren refinanciar menor será la caída de reservas.
Es importante remarcar que la actual explosión de déficit fiscal y sus dificultades para financiarlo coinciden con la mayor presión fiscal de la historia argentina.

La presión tributaria nacional (sólo impuestos nacionales) pasó del 18% en 2004 al 26% del PBI en 2015. 

Paralelamente, en el mismo período el tamaño del gasto público se incrementó del 17% (2004) al 34% (2015) del PBI. Este aumento de la presión tributaria y del gasto público refleja un incremento del peso del Estado en la economía, que no sólo se financia con impuestos (que evidentemente no alcanza), sino también con deterioro del balance del BCRA, emisión monetaria, inflación y deuda.

Este aumento del peso del Estado y sus canales de financiamiento le restan competitividad al sector privado de la economía, que no puede hacer negocios, ganar dinero, producir, ni exportar.

En pocas palabras, la tasa de crecimiento del PBI promedia 0% anual en los últimos 4 años, porque el sector privado se ha quedado sin competitividad debido al aumento del peso del Estado y sus 3 canales de financiamiento: presión tributaria record, impuesto inflacionario y endeudamiento con alto costo del capital. 

Una forma de medir la competitividad del sector privado es considerar el tipo de cambio real pero “recalculándolo” con el aumento de la presión tributaria. Este indicador intenta captar la pérdida de competitividad que padecen los sectores productores como consecuencia del aumento del peso del Estado en la economía; que se manifiesta tanto por la mayor presión tributaria como por el avance de los costos (la inflación) que genera el exceso de emisión monetaria (impuesto inflacionario).

Luego, el tipo de cambio real corregido por el aumento de la presión tributaría se ubicaría un 19% más apreciado que hacia fines de la Convertibilidad, mostrando que el sector privado de nuestra economía enfrenta problemas de competitividad que le impiden hacer negocios, ganar dinero y crecer, de ahí que hace cuatro años que nuestra economía está estancada.

A mayor presión tributaria, más elevada relación gasto público/PBI, mayor costo del capital, menor financiamiento y mayor emisión monetaria, el tipo de cambio de equilibrio requerido por la economía tiende a ser más elevado (depreciado) porque el sector privado necesita un dólar más caro que compense las anteriores desventajas relativas y permita “hacer negocios” con rentabilidad positiva.

En otras palabras, bajar la presión tributaria, disminuir el peso del gasto público, bajar la inflación y abaratar el costo del capital son mecanismos para dotar de competitividad al sector privado, incentivándolo a que produzca y exporte más.

Es decir, sería una forma de otorgar competitividad al sector privado sin tener que generar movimientos bruscos del tipo de cambio (nominal); evitando que los sectores más vulnerables paguen los costos de una devaluación.

En este contexto queda en claro que la falta de competitividad es un problema que excede al tipo de cambio, por lo que no se soluciona sólo devaluando.

Si sólo se devaluara, el encarecimiento del dólar rápidamente se trasladaría a precios y los problemas de competitividad rápidamente volverían al “mismo” punto.

 La falta de competitividad afecta negativamente la producción, las ventas y las exportaciones de toda la economía, tanto en el sector primario, con las economías regionales a la cabeza, como en la industria y al sector servicios.

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