SOCIEDAD / SALUD
Susana Marcos Celestino, doctora en Ciencias Físicas por la Universidad de Salamanca e investigadora del Instituto de Óptica del CSIC, ofreció una conferencia al público general para contar sus investigaciones, encaminadas principalmente a encontrar una solución a la presbicia o vista cansada.
La presbicia está asociada al envejecimiento del cristalino, “la segunda lente que tenemos en el ojo, detrás de la córnea”. En el ojo joven esta lente es capaz de deformarse y enfocar objetos tanto lejanos como cercanos.
Sin embargo, con la edad “se hace más rígida, pierde su capacidad de deformarse y no somos capaces de cambiar nuestro enfoque de forma dinámica”, explica la experta en una entrevista concedida a 'DiCYT'.
A partir de los 45 años casi el 100% de la población necesita ayuda para ver bien de cerca.
Por eso, Marcos, al frente de un grupo multidisciplinar de más de 20 personas, el Visual Optics and Biophotonics Lab, estudia los cambios que se producen en el cristalino desde un punto de vista óptico y físico.
A partir de esa información, el objetivo final es conseguir “nuevas correcciones y alternativas para compensar la presbicia”, y está muy cerca de conseguirlo.
Pero el éxito final depende de muchas otras consideraciones.
“Es interesante tener en cuenta que la visión es un proceso neuronal, así que nos interesa relacionar la calidad de imagen que se proyecta en la retina con la calidad de imagen que se percibe. Esto es importante porque cuando proporcionas una nueva corrección tu imagen retiniana cambia y deberíamos saber de qué manera una persona puede adaptarse a la nueva corrección”, agrega.
La corrección de la vista cansada está basada en conceptos de visión simultánea o multifocalidad. “Existen lentes que no pretenden devolver la capacidad dinámica de acomodación del cristalino, pero sí reemplazarla por una lente que te proporciona a la vez una imagen enfocada de lejos y una imagen enfocada de cerca. Ya hay varias soluciones en el mercado, pero nosotros estamos proporcionando nuevos diseños, hay espacio para mejorar y poder aplicar a cada paciente la mejor corrección”, afirma la investigadora.
La solución última y definitiva para la presbicia sería una lente que tuviera unas propiedades similares a las del cristalino joven, que es esa capacidad dinámica. En este sentido, “hemos desarrollado una lente que, imitando lo que hace el cristalino, es capaz de deformarse ante las fuerzas del músculo ciliar del ojo”.
Esta lente “ya está patentada, la acabamos de fabricar y ahora mismo estamos en las primeras pruebas de laboratorio en banco óptico con un sistema que simula lo que ocurre en el cristalino para ver su capacidad de deformación”.
“Creemos que reemplazar al cristalino por esta lente que funcionaría de forma similar puede ser una solución para millones de présbitas”, comenta la científica del CSIC, que recuerda que solo en Europa existen 200 millones de personas afectadas.
“Es algo que sucede en una etapa relativamente temprana de la vida y que dificulta muchas tareas”, destaca.
En un futuro, una sencilla operación sería suficiente para implantar esta sofisticada lente, aún en desarrollo.
“Ahora mismo estamos probando métodos muy novedosos de cómo colocarla en la cápsula del cristalino, métodos distintos a los que se utilizan en implantaciones de lentes en operaciones de cataratas. Empezaremos pronto a realizar ensayos intraoculares, dentro de cristalinos de modelos animales y ojos de donante”, explica.
La operación sería similar a la actual cirugía de cataratas, en la que se implanta una lente artificial. De hecho, también sería una solución anticipada para este problema de opacidad, al colocarse una lente intraocular trasparente. “Ahora mismo la mayor parte de las cirugías intraoculares se realizan en pacientes que ya han desarrollado una catarata pero cada vez se están introduciendo más cirugías como solución a la presbicia, introduciendo una solución multifocal”.
Con todos los pasos que requiere una ambiciosa investigación biomédica, la lente que desarrolla el Instituto de Óptica del CSIC no se comenzará a implantar antes de 10 años, según los cálculos de Susana Marcos.
Sin embargo, la investigación ya está produciendo una serie de resultados de rápida aplicación clínica. Por ejemplo, “para las cirugías de lentes intraoculares muy sofisticadas es necesario tener una cuantificación muy exacta de la anatomía del ojo del paciente y para ello hemos desarrollado métodos muy interesantes ya patentados”.
Su laboratorio también ha diseñado un sistema que simula cómo es la visión de un paciente a través de las lentes multifocales que ya están en el mercado o comienzan a fabricarse en los laboratorios. De esta manera, el cirujano puede comprobar si un paciente es un buen candidato para llevar una lente multifocal determinada y, dentro de las existentes, cuál es la que más le conviene.
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