SOCIEDAD / ENTREVISTA
CEFERINO REATO ENTREVISTADO POR RAÚL ACOSTA, POR LT8, DE ROSARIO (SANTA FE):
-¿Usted se encuentra dentro del operativo “cloaca” para hacer percha a la señora Cristina?
-Para nada. Es la Presidenta de la Nación.
-Bien. ¿Usted va a votar a San Martín, a Belgrano, o a un ángel el 22?
-Yo creo que los periodistas tenemos que actuar como si no fuéramos a votar, porque me parece que hay que mantener un poco la cabeza fría y darle a la gente, que vaya más allá de hacerla enojar más. No hacer esa demagogia. Por lo menos, yo pienso así, no hacer esa demagogia de decir lo que espera, sino tratar de analizar algo, dar alguna información.
-Pero sobre esto, la reflexión es: las actitudes que tiene nuestra señora Presidente, ¿contribuyen a plantear un 2016, 2017, una secuencia, una consecuencia tranquila en la vida nacional?
-Vos has escrito un libro sobre la señora Presidenta y sabés más que yo sobre su personalidad. Creo que ella termina un ciclo político muy largo, donde tuvo un manejo discrecional del poder. Y todo eso lo legró. Imagínate que, si colegas nuestros que tienen un sueldo importante, se resisten a irse del Estado y hablan de la libertad de expresión, la estabilidad laboral, los convenios en la ONU y todo eso, sólo para resguardar su sueldito, o sueldazo, imagínate la Presidenta, todo el poder que ha tenido. A nadie le gusta perder el poder. Y ella debe estar convencida, como estaríamos convencido cualquiera de nosotros, que es lo mejor que le pudo haber pasado al país.
Después tira el frente judicial. Hay muchas denuncias de corrupción. Todos sabemos lo que pasa en este país cuando perdés el poder. Precisamente estaba escribiendo un artículo. Viste que en la historia argentina siempre hubo, después de los ciclos largos, para el gobierno nuevo primero viene un ala moderada y después viene el partido de la justica o el partido de la venganza, que es el partido del juicio y castigo a los poderosos de ayer. Eso pasó con Duhalde y Kirchner, por ejemplo. Duhalde no lo quería a Menem, peor dentro de ciertos límites. En cambio, Kirchner definió rápidamente a sus enemigos. Y hubo un momento en que tres ex presidentes tenían problemas con la justica. Ya lo tenían antes, pero Kirchner ayudó. Ese tema de Cristina la debe tener bastante nerviosa.
-La otra cuestión es, cuando uno ve los números legislativos, desde el 11 de diciembre va a tener un Senado, al República Argentina, más furiosamente kirchnerista –en origen, vamos a ver si se mantiene-, y en Diputados es una llave de peaje por parte del Frente para la Victoria, esto más la colonización del Poder Judicial. La pregunta es: ¿vamos hacia una zona de transición o a una zona de conflictos y muchos tifones?
-Conflictos va a haber. Pero yo creo que el Presidente, como institución, luego de la gran crisis del 2001, emerge con muchísimo más poder que antes. El Estado es mucho más unitario que antes, la caja del Estado nacional pesa muchísimo. Hay provincias que dependen del gobierno nacional hasta para pagar los sueldos. Es decir, yo no veo dos senadores formoseños de Isfrán, digamos, poniendo palos en la rueda a Macri, si es Macri elegido presidente. En ese supuesto, no lo veo a Isfrán porque él tiene una necesidad imperiosa, que es pagar los sueldos, los subsidios, una provincia donde hay mucho empleo público y no aguantaría 40 días. Entonces creo que muchos, con la más variada excusa, en el Senado se van a pasar al macrismo o, por lo menos, no le van a hacer mucha mella. Creo que con el Poder Judicial el próximo presidente, sea quien sea, tiene también alguna llave. La Corte Suprema de Justicia tiene dos o cuatro lugares para nombrar y establecer rápidam ente una composición diferente. Da la impresión de que, con un poco de audacia y voluntad, que imagino que Scioli y Macri la tienen, se puede catear rápidamente desde el punto de vista político, esta situación. Yo creo que tienen todos los instrumentos. Después, claro, la impericia puede ocurrir. Fíjate lo que le pasó a De La Rúa con la Alianza. Pero creo que está todo diseñado como para que el próximo presidente pueda gobernar, con conflictos, pero manejables.
-Ayudame con una respuesta a este interrogante que me está dando vueltas desde la noche de la elección. En el fondo oscuro de La Matanza, pensaba yo que siempre el peronismo, con bolsones y cachetazos, y apagones de la luz, iba a tener un voto a favor. Y digo el fondo oscuro de la Matanza como un ejemplo. En provincia de Buenos Aires, este segundo y tercer cordón, de ningún modo tuvo ese voto cautivo o ese voto de apretada. ¿Qué fue? ¿Los medios de comunicación? ¿El cansancio? ¿Qué fue lo que pasó?
-Yo ahora tengo que ir todos los días a Barracas, porque está la nueva redacción de Perfil, que es un barrio periférico de la Capital Federal, muy cercano al Conurbano. Cuando voy en colectivo veo multitud de madres que vienen del Conurbano, traen sus chico al colegio en la ciudad de Buenos Aires, que históricamente han sido mejores las escuelas, y vuelven a sus casa. Es decir, el esfuerzo que hacen esas mujeres para que sus hijos se eduquen. Entonces yo creo que los subsidios están muy bien y que son un piso, porque acá nadie puede morir de hambre en este país, pero me da la impresión de que los sectores pobres –yo pienso mucho más en las mujeres que los varones- quieren algo más. Quieren más seguridad, más educación, todo eso que pensamos que son demandas de clase media. En realidad, afecta mucho a los pobres, porque les roban cualquier cosa, a cualquier hora, y con cualquier tipo de consecuencia. Y me da la impresión que en el conurbano, que e stá muy cerca de la Ciudad de Buenos Aires, y que vienen siempre, y que ven que otra realidad es posible, que tienen los teléfonos celulares, creo que quieren superar la etapa de los subsidios sociales. Y me parece que es muy bueno eso. O sea, los subsidios están muy bien pero hay que integrarlos al trabajo. Me da la impresión de que ese es un voto contra esa sumisión clientelar a la cual algunos jefes territoriales del peronismo quieren someter a estas mayorías populares. Sino, de otra manera, no se explica cómo Vidal pudo haber ganado a Aníbal Fernández en la provincia de Buenos Aires. Teniendo en cuenta además que el gobernador actual es el candidato presidencial. Es decir, es muy difícil explicar de otra manera si no es por esta rebelión de los pobres, que antes votaban al peronismo. Es muy difícil explicar lo que pasó en la provincia de Buenos Aires. Los ciclos largos dan lugar a cambios. Y los cambios son difíciles de prever. Y muchas veces son silenciosos. Es un voto que no se anda explicitando, digamos. No conozco a nadie que salga a la calle a golpearse el pecho y decir: “yo voto a Macri”. Son las expectativas, un poco, para echar a algunos y abrir un nuevo ciclo. Ahora, eso puede cambiar el 22 de noviembre, porque me da la impresión de que eso mismo hace que el voto sea bastante móvil.
-Vamos a cerrar como quisiera Jorge Luis Borges, en el terreno conjetural. ¿A quién crees vos que va a votar la compañera Cristina?
-Pensaría que a Scioli, especialmente después que los primeros meses del año, después del caso Nisman, Scioli le dio muestras de lealtad fuerte en el plano judicial, ayudó a desembarazar a la familia presidencial de algunos jueces, como Bonadío, que la tenían a mal traer. Así que creo que ella, sin mucha simpatía por Scioli, pero debe pensar que Scioli le garantiza un futuro judicial más tranquilo, que después sí habrá una puja política, pero una cosa es la puja política y otra cosa es el peligro de ir a la cárcel o de frecuentar demasiado los tribunales, que es siempre tan costoso subir esas escalinatas, someterse al escarnio de las fotos en los diarios, de las imágenes de televisión visitando los tribunales.
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