CLAVES / NOTA DE OPINIÓN
por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). A Cristina Fernández le queda un solo día hábil como Presidente de la Nación y, aunque parezca mentira, aún no ha entendido la profundidad de la derrota que sufrió su proyecto político en las urnas hace menos de 20 días; lo que impulsa esta “fantasía” de poder y continuidad, que no es creída ni por sus más cercanos colaboradores, es la visión alejada de la realidad que tiene la Presidente de la Nación desde hace años.
Reivindicar a un personaje infantil menor como “Zamba”, aferrarse a controlar el ceremonia y protocolo al cambio de mando y protagonizar actos, pedidos por Ella misma, para “despedirla” es todo lo que queda de ese proyecto político que esperaba quedarse en el poder un mínimo de 16 años, que planteó una “batalla cultural” que el PRO destrozó con globos amarillos y marketing político y que amenazó con “vamos por todo”, para quedarse con las ganas de “una vuelta más”, tal como los chicos en una calesita.
Hasta último momento, Cristina Fernández ejerce el poder con toda su capacidad. Pese a la derrota electoral, fue capaz de sentar a casi todos los gobernadores oficialistas en la Casa Rosada y los llenó de gritos para terminar negociando a Héctor Recalde como presidente de la bancada de Diputados del Frente para la Victoria; y a Ricardo Echegaray como titular de la Auditoría General de la Nación.
Pero hay que ser serios en el análisis: ¿Fue poder o conveniencia de los gobernadores?
Por 2 nombramientos, que no eran los originales que quería la Presidente de la Nación, los gobernadores se llevaron un Decreto de Necesidad y Urgencia que les devuelve $125.000 millones anuales de coparticipación y el congelamiento del pago de deuda a 15 años, con uno de gracia y 168 cuotas mensuales; unnegoción que les asegura un 2016 sin déficit fiscal y pagar parte de las deudas que quedarán del 2015.
Ahora, pese a esa carrada de dinero que le cedió Cristina Fernández a los gobernadores, ella no pudo imponer ni a su persona, ni la de otra de confianza como nuevo titular del Partido Nacional Justicialista, ni pudo sacar de la carrera para ese puesto a Daniel Scioli, a quien intentó colocar como titular del Partido Nacional Justicialista de la Provincia de Buenos Aires, para quitarle todo tipo de proyección a nivel nacional.
Tampoco pudo Cristina Fernández imponer al titular de la bancada de senadores nacionales del Frente para la Victoria ni a las autoridades en la Legislatura bonaerense, lo cual termina de confirmar la evaporación del poder político, algo que se incrementará en forma exponencial una vez que vuelva al llano.
Pero el mayor signo de pérdida del poder se la dio Mauricio Macri el sábado 05/12 por la tarde, cuando le “informó”cómo sería la ceremonia de transmisión de mando y traspaso de la Banda y Bastón presidencial; y, además, la“invitó” a participar de la ceremonia, colocándola en su lugar.
La consecuencia es conocida: Cristina Fernández terminó en la Fundación Favaloro.
Fue el primer gran signo de poder que impuso Mauricio Macri y la primera limitación que tiene Cristina Fernández a su voluntad. Tuvo otras 2 más:
- ella pidió el Tango 01 para volar a Río Gallegos, y el futuro Presidente de la Nación se lo negó por ser el avión del mandatario en ejercicio aunque, gentil, el ofreció otro de la flota Tango, algo que ella rechazó.
- También se le informó que la custodia que solicitó será reducida a la mitad, lo mismo que la cantidad de vehículos solicitados para movilizarse Ella y su familia.
Minutos después de conocerse del llamado de Mauricio Macri a Cristina Fernández, el vicepresidente de la Nación,Amado Boudou, difundió un comunicado oficial anunciando que el Senado entregó al macrismo la organización completa del acto de jura del futuro Presidente de la Nación.
Fin del sueño de La Cámpora silbando desde los palcos al nuevo mandatario.
Muy poquito se necesitó para colocar a Cristina Fernández en su lugar. Mauricio Macri resolvió repetir el ceremonial y protocolo tradicional para la jura de un nuevo Presidente de la Nación y dejó al kirchnerismo con las ganas de “marcarle” el terreno al futuro Presidente de la Nación.
Con Cristina Fernández controlando su presión arterial en la Fundación Favaloro, sus proyectos, planes y sueños de cómo sería volver al llano se derrumbaron sin consideración.
Ante el ocaso imparable de poder de Cristina Fernández, sucede el crecimiento de imagen, prestigio y poder de Mauricio Macri: es igualmente proporcional, tal como quedó en evidencia en las visitas que hizo el viernes 04/12 a Brasilia y Santiago de Chile, donde fue recibido con una sucesión de gestos de cortesía que nunca recibió el matrimonio Kirchner en su momento de mayor esplendor y comunión ideológica.
Es notable, pero Dilma Rousseff y Michelle Bachelet usaron la visita de Mauricio Macri para fortalecer sus propias imágenes en sus respectivos países. Brasil necesita la reactivación de la economía argentina para reducir el impacto de la recesión interna y Chile también necesita de una reactivación de la economía argentina, dado que los negocios binacionales actuales se basan consumo cimentado en la diferencia cambiaria ficticia.
Volvieron las relaciones exteriores normales.
Además, Mauricio Macri promete apoyar las mayores demandas de las cancillería de Brasil y Chile: el acuerdo Mercosur – Unión Europea, por un lado; la negociación entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico.A cambio, el futuro Presidente de la Nación hace un pedido: quitarle el apoyo político al régimen chavista, para que Nicolás Maduro deje el poder y se abra la vía democrática en Venezuela, un giro de 180º en la agenda externa argentina.
Pero no hay que cargarse de exitismo ni poner sobre los hombros de Mauricio Macri expectativas exageradas, dado que los ajustes y cambio que se deben hace son inmensos y el “Efecto Desilusión” puede atentar con la capacidad de maniobra del futuro Presidente de la Nación. Ya bastante será el costo político que deberá pagar Cambiemos en la Casa Rosada, por quejas del kirchnerismo de paladar negro, la izquierda tonta y el peronismo revolucionado; como para que el votante radical, macrista o antikichnerista recargue las tintas sobre el nuevo Mandatario.
La consultora IPSOS preguntó: “Pensando en los próximos seis meses, ¿cómo espera que será la economía: mucho más fuerte, algo más fuerte, igual que hoy, algo más débil, mucho más débil?”.
En Septiembre, la suma de “mucho y algo más fuerte” llegaba a 22%, en Octubre a 41% y cerró en Noviembre con 61%. Un salto notable.
Cuanto más se acercaba Mauricio Macri a la Casa Rosada, mayores eran las expectativas positivas, lo que explica en gran parte, las causas económicas que están detrás de la derrota de Cristina Fernández y de Daniel Scioli en la reciente contienda electoral.
En paralelo, Enrique Zuleta Puceiro (OPSM) también llevó a cabo un relevamiento en la opinión pública que ofreció los siguientes resultados: 72,8% juzgó positivo para el futuro del país el resultado del balotaje, 67,8% se manifestó poco o nada sorprendido con el resultado de la 2da. Vuelta, 63% estima que las cosas mejorarán; al ser consultados sobre la sensación personal, 53,2% dijo que tienen “esperanza” y 85,8% demanda un acuerdo o pacto social.
Suele ocurrir que, más allá del resultado electoral, cuando jura cada Presidente de la Nación tiene al grueso de la población dando su apoyo y con expectativas muy, pero muy positivas. Por ejemplo, Néstor Kirchner, sin alcanzar 23% de los votos, asumió con 78% de apoyo de la opinión pública. Cristina Fernández, con 54% de votos a su favor, tuvo casi 80% de expectativas positivas. Y, ahora, con Mauricio Macri, ocurre lo mismo.
De esta forma, la “vara” es muy alta y complica los primeros meses de gestión del nuevo Mandatario si no se cumplen esas expectativas, en especial, en medio de anuncio de medidas muy duras que tienen poco para generar entusiasmo en las familias, sobre todo, de las clases Media y Baja, que pueden ser la más afectadas por cambios en los precios, en las tasas de interés, en los planes de venta en cuotas o en las tarifas hogareñas.
Hugo Moyano fue muy sincero luego del almuerzo con Mauricio Macri en la sede del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. No habrá “luna de miel” para el nuevo Presidente de la Nación. No lo dijo por su persona o los sindicatos que controla, sino por el kirchnerismo, que tiene intenciones de poner todas las trabas posibles en los primeros días de gestión, por lo menos, hasta que sean “domesticados” por las necesarias negociaciones políticas que se van a dar para alcanzar acuerdos.
No serán días normales lo que vienen.
Cristina Fernández casi no tiene poder, pero sí mantiene capacidad de daño. Habrá que leer con atención el Boletín Oficial en las próximas semanas para ver qué se firmó en las últimas horas en la Casa Rosada, como suele ocurrir en el Congreso, cuando se “filtran” proyectos complejos en medios de sesiones maratónicas.
La militancia kirchnerista también está registrando la pérdida de poder de Cristina Fernández.
Los proyectos de una movilización el 10/12 para “despedir” a la entonces ex Mandataria, van a quedar en otro de los tantos sueños truncos. El miércoles 09/12, puede ser que algunos colectivos sociales concurran a Plaza de Mayo y hagan una demostración de fuerza, pero Policía Federal y la Metropolitana tienen orden estricta de que las calles estén despejadas para la madrugada.
Siempre en el Congreso puede haber algún legislador que quiera ser tapa de los diarios y arme algún escándalo. Los anuncios de Mauricio Macri no serán simples y su impacto puede ser duro. Sin embargo, demostraciones de este tipo de considerarán extemporáneas y no dañaran el momento, en todo caso, incrementarán la sensación de que el kirchnerismo todavía tarda en registrar que el poder ya pasó de mano cuando se le “infomó” a Cristina Fernández cómo será la ceremonia de cambio de mando.
Es cierto, Cristina Fernández se va por la “puerta chica”. Su eclipse es inevitable y, desde el jueves 10/12, comenzará ser un mal recuerdo y un capítulo triste de la historia argentina. Inicia otro ciclo político, otro capítulo de la historia argentina. Comienza con confianza, esperemos a ver los hechos.
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