miércoles, 16 de septiembre de 2015

CROACIA ABRE UN PASO, HUNGRÍA LO CIERRA

PANORAMA / REFUGIADOS 


 CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - El primer ministro de Croacia, Zoran Milanovic, ha anunciado que todos los refugiados de Oriente Medio que acudan a su país podrán atravesarlo en su camino hacia Alemania. 



 "Van a poder pasar por Croacia, nosotros les vamos a ayudar en ello", manifestó el jefe de Gobierno socialdemócrata, citado por la emisora N1, después de que los primeros grupos de inmigrantes cruzaran esta mañana la frontera croata-serbia.

Los primeros autobuses con refugiados que anoche partieron desde el sur de han llegado a la ciudad serbia de Sid, cerca de la frontera con Croacia, informan los medios de comunicación locales. Eso supondría una nueva ruta por la que los refugiados intentan alcanzar Europa occidental, después de que Hungría cerrara ayer su frontera con Serbia para impedir el paso de miles de inmigrantes por su territorio.

 Según la agencia de noticias serbia Tanjug, dos autobuses y varios taxis con decenas refugiados han llegado a las proximidades de la frontera de Croacia y la localidad de Tovarnik, hacia donde se encaminaron a pie por carreteras locales. Desde la frontera entre Serbia y Macedonia, desde donde los refugiados entran en el país balcánico, son unos 500 kilómetros hasta la frontera croata.

Según la agencia de noticias croata Hina, el portavoz de la policía local, Domagoj Dzigumovic, indicó que "está en curso el registro" de los refugiados. Croacia ha destinado unos 6.000 efectivos a sus fronteras exteriores para poder gestionar la posible llegada de refugiados.

 HUNGRÍA

 La crisis de los refugiados en Europa sumó un nuevo capítulo dramático ayer cuando Hungría cerró su frontera con Serbia, la principal ruta terrestre de ingreso a la Unión Europea de quienes huyen de la guerra y la miseria.

 Pese a las críticas de otros países europeos y de organismos de derechos humanos, en un intento de detener el flujo de migrantes Budapest declaró ayer el estado de emergencia, cerró la frontera con Serbia y detuvo a quienes pretendían entrar ilegalmente en el país.

 Inmovilizados en un tramo de terreno entre los puestos fronterizos de los dos países, quienes huyen de la violencia armaron carpas en el lugar. Mientras un helicóptero policial sobrevolaba el lugar, los migrantes gritaban "¡abran la frontera!'' e insultaban a la policía antimotines.

Algunos se negaron a recibir alimentos y agua como protesta. Cientos de policías húngaros aseguraron la valla metálica y con alambre de púas de 3,5 metros de alto construida en los 175 kilómetros de frontera común de Hungría con Serbia.

A lo largo de la autopista en el cruce fronterizo de "Röszke 1" se erigieron barreras. Las fuerzas de seguridad les advirtieron a los aproximadamente 1500 refugiados que se encuentran en el segundo paso de frontera "Röszke 2" que no tienen ninguna posibilidad de ingresar al país. A última hora de ayer, el Parlamento húngaro analizaba autorizar un despliegue militar a gran escala, una iniciativa que tensaría aún más las relaciones con Serbia, que ayer pidió la reapertura de la frontera.

 "Exhorto a Hungría a abrir su frontera a los migrantes. Al menos para las mujeres y los niños", dijo el ministro serbio encargado de los refugiados, Aleksandar Vulin, en el puesto fronterizo de Horgos, donde un centenar de refugiados esperaba con la esperanza de que se reabra la frontera. Hasta ayer, el territorio serbio se había convertido prácticamente en un corredor de paso de cientos de miles de migrantes y refugiados que escapaban de la violencia en Medio Oriente.

La pasividad de las autoridades serbias había despertado malestar en Budapest. "Debido a la situación causada por la migración en masa, el gobierno húngaro declara un estado de crisis -afirmó el vocero gubernamental Zoltan Kovacs-. Somos muy claros en esto: el cruce ilegal de la frontera es un delito." Gyorgy Bakondi, asesor de seguridad nacional, dijo que las autoridades atraparon a 155 personas que trataban de ingresar sin permiso en Hungría. Entraron dañando la cerca y ahora están detenidas y acusadas de violar las nuevas leyes.

 El gobierno de Viktor Orban, uno de los opositores más firmes a la inmigración masiva en el continente, incluso anunció que la valla fronteriza se extenderá hacia la frontera con Rumania, otro Estado miembro de la UE. "Levantar una cerca entre dos estados miembros de la UE que son socios estratégicos no es un gesto justo desde el punto de vista político ni acorde con el espíritu europeo", afirmó la cancillería rumana.

 Austria, por su parte, anunció que restablecerá desde la medianoche de hoy los controles en sus fronteras este y sur, en un intento de canalizar y ordenar la avalancha de miles de refugiados. "La intensidad de los controles se limitará a lo que se considere necesario para la seguridad", informó en un comunicado la ministra del Interior austríaca, Johanna Mikl-Leitner.

 El caos en la frontera entre Hungría y Serbia tiene lugar un día después que el bloque de 28 naciones no se pusiera de acuerdo para elaborar una política de inmigración unificada en una reunión en Bruselas. Los ministros accedieron en cambio a compartir responsabilidades por 40.000 personas que buscan refugio en Italia y Grecia y se manifestaron esperanzados de convenir eventualmente un acuerdo -el mes próximo o para fines de año- según el cual las naciones de la UE absorberían a 120.000 refugiados más.

 "Europa se cubrió una vez más de vergüenza", dijo el vicecanciller y ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, durante una conferencia de prensa. "Lo que vivimos en la noche del lunes amenaza más a Europa que la crisis griega", dijo Gabriel al referirse al fracaso de la reunión de ministros del Interior europeos, que no logró un acuerdo sobre las cuotas de acogida de refugiados.

 En la noche de ayer, los ministros fueron convocados nuevamente a una reunión extraordinaria el próximo martes. Al mismo tiempo, la canciller alemana, Angela Merkel, convocó a una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de gobierno del bloque que hasta ayer no tenía fecha. Lentamente, la peor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial, que comenzó con el buen clima en mayo, se está transformando en una seria amenaza para la seguridad de UE, un escenario hasta hace poco no contemplado en las capitales europeas.

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