(U24) - Los niños y preadolescentes se encontrarán con una noticia cuando retornen hoy a la escuela tras el receso: ya no podrán mandar mensajes de texto en clase. Había sido una promesa de campaña del Presidente, Emmanuel Macron, y en julio, se materializó en ley tras ser aprobada por el Parlamento: celulares, tables y relojes smart han quedado prohibidos de las escuelas públicas francesas durante todo el día, incluyendo el recreo.
La prohibición, explica AFP, se aplica a los estudiantes primarios y junior. Las escuelas secundarias -donde asisten los estudiantes entre 15 y 18 años-, podrán también aplicar prohibiciones totales o parciales sobre los dispositivos electrónicos, aunque no será obligatorio.
La ley, aseguran quienes la apoyan, reducirá la distracción en clase, combatirá el bullying y hará que los chicos estén mas físicamente activos durante el recreo. Además de limitar la difusión de contenido pornográfico o violento entre los niños.
Cerca del 90% de los chicos franceses de entre 12 y 17 años tienen un teléfono celular. Los críticos de la ley aducen que se trata de un mero ejercicio de relaciones públicas y que será difícil de implementar.
El Gobierno dejó en manos de las escuelas decidir cómo harán para implementar la ley, se pueden confiscar los aparatos de los estudiantes. Los alumnos serían advertidos que deben mantener el teléfono apagado o que de lo contrario les será quitado. La ley hace una excepción en el caso de los alumnos discapacitados y para casos de emergencia.
El ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, dijo en febrero de este año al informar que entraría en vigencia esta ley que "es bueno que los niños no estén tan a menudo, o incluso nunca, delante de una pantalla con siete años de edad".
"En estos días los niños ya no juegan en el recreo, están frente a sus teléfonos inteligentes y desde un punto de vista educativo eso es un problema", indicó el ministro.
“El respeto a uno mismo y a los demás ha motivado la prohibición del teléfono móvil a partir de este curso. El marco legislativo garantiza desde ahora un aprendizaje más sereno, una vida colectiva más rica y protege a los alumnos de una exposición prolongada a las pantallas, verdadero peligro para los niños”, explicó el ministro en una carta enviada al personal docente.
En 2015, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, levantó una prohibición sobre los teléfonos en las escuelas de su ciudad bajo el argumento de la seguridad, aduciendo que los padres deberían poder mantenerse en contacto con sus hijos.
Emmanuel Macron considera la reforma educativa como uno de los ejes centrales de su Gobierno. “No va a revolucionar la vida de los colegios, aunque la medida tiene el mérito de ser simple y clara”, dijo Samuel Cywie, portavoz de la asociación de padres de alumnos Peep, a Le Parisien, en declaraciones recogidas por el portal El Periódico.
En abril, Blanquer estuvo en Argentina participando del grupo de Trabajo de Educación del foro internacional G20 -en Capital- y de la Cumbre Académica de América Latina y la Unión Europea, en Córdoba. Así resumía Blanquer en ese entonces algunas de las reformas educativas clave de Francia, recogidas por el diario Clarín:
< "Los primeros años de los niños son sumamente importantes", dijo. Por eso, el país decidió bajar la edad de entrada a la escuela: desde 2019, será obligatorio a partir de los 3 años.
< El énfasis puesto en el lenguaje y las matemáticas. También en el música y el juego, que "tienen un papel importante para el vocabulario del niño". El ministro sugirió a las escuelas que recibieran a los alumnos con música.
< Construir respeto. "La escuela debe transmitir saberes, pero también valores", dijo el ministro. "A veces hay una falta de respeto de parte de las familias y debemos construir este respeto", señaló Blanquer y asumió que "nuestros países son muy similares en cuanto a eso".
< Dividir en 2 las clases en el 1º año de escuela (a los 6 años), para que haya cursos de sólo 2 alumnos. Alcanza a los territorios más desfavorecidos, para compensar las dificultades que tienen los niños más pobres.
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