martes, 7 de junio de 2016

EN PORTUGAL DICEN QUE LA DESPENALIZACIÓN DE LAS DROGAS FUNCIONA

ENTREVISTA / JOANA AMARAL DIAS 



por LEANDRO FLEISCHER 

Un mes atrás, en el programa televisivo 'Desayuno Americano', de América TV, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, afirmó que se opone a la despenelización de las drogas porque, dijo, “ya fue probado en otros países, donde al no tener buenos resultados, tuvieron que dar marcha atrás”. 


Sin embargo, Rodríguez Larreta no especificó ni dónde ni cómo sucedió eso que con tanta seguridad afirmó. Se refirió a “países”, aunque no brindó ningún ejemplo. Extraño. Uno se pregunta a qué casos hizo alusión el intendente, ya que en Portugal la despenalización de las drogas rige desde hace 15 años y con excelentes resultados.

No lo digo yo, sino Joana Amaral Dias (42), psicóloga portuguesa, exparlamentaria y líder del partido político Agir, quien además posee una columna en el importante matutino luso Correio Da Manhâ y participa de 2 programas televisivos.

Al ser consultada acerca de cómo estaba la situación antes de la despenalización de todas las drogas en 2001, esta política que formó parte de la Asamblea de la República (el órgano legislativo portugués) entre los años 2002 y 2005, dijo que “se metía en la misma bolsa a criminales y consumidores.

Esto resultaba en que simples consumidores con fines recreativos y adictos terminaran en prisión con criminales. Era necesario separar a unos de otros”. La famosa analista remarcó que “en Portugal está permitido consumir cualquier droga. No se le aplica ningún castigo al que lo hace”, ya que entiende que este comportamiento “está relacionado con la libertad individual de cada persona.

Este es un país libre”. Aunque aclaró que si bien un “adulto puede consumir drogas, no puede venderlas”. Al preguntarle si esto no representa una contradicción, Joana reconoció que en efecto lo es, pero señaló: “Es el acuerdo al que pudimos llegar con la sociedad. Hay gente que opinaba que había que liberalizar todo, pero había un sector más conservador que consideraba que eso hubiera llevado a graves problemas de salud pública”.

Claro está que los inconvenientes no se acaban con la despenalización. “Se siguió vendiendo droga como en cualquier parte del mundo”, indicó Joana. “Sin embargo, la gente que tiene problemas de adicciones puede recurrir a los centros públicos de salud para pedir ayuda, pues ya dejaron de ser criminales y no tienen nada que esconder.

De esta manera, pudimos ayudar más a las personas”, dijo. Esto significa una enorme mejoría respecto de la situación anterior cuando en lugar de tratarse a sí misma, “la gente se ocultaba porque tenía miedo de ser arrestada”, comentó. Esto, lamentablemente, es lo que sucede en la mayor parte de los países, y la Argentina no es la excepción.

Contrariamente a lo que suelen pensar muchas personas cuando se habla de ser más permisivos con el consumo de drogas, Joana explicó que “desde la despenalización, el consumo de estupefacientes es más o menos el mismo. Similar al que hay en el resto de Europa, ya que por lo general se sigue una especie de moda; hace 30 años, por ejemplo, la heroína era la droga más usada, después la cocaína, y ahora las drogas sintéticas.

El consumo de drogas sigue tendencias espontáneas que nada tienen que ver con las leyes”. Y realizó esta importante aclaración: “Lo que sí disminuyó fue el crimen, porque al estar despenalizado el uso, todo lo que rodea al mundo de las drogas se vuelve menos oscuro, más transparente. Y al no necesitar esconderse más, los adictos pueden elegir tratarse.

De esta manera, ellos están reinsertándose al sistema y no quedando fuera de él”. Otro beneficio de la despenalización de las drogas fue “la reducción de todas las enfermedades relacionadas con el consumo de drogas por vía intravenosa, como el SIDA por ejemplo.

Esto se debe a que hay una mayor prevención y se toman las medidas necesarias para cuidar la salud de las personas”, señaló la psicóloga portuguesa. Otro punto importante a la hora de tomar en cuenta a la liberalización del consumo (y por qué no también del comercio) como una alternativa, es la información que los usuarios podrían obtener sobre las distintas sustancias.

Al respecto, Joana comentó: “Si bien no tenemos tanta información ahora como en el pasado, sí contamos con campañas explicativas acerca de las diferentes drogas que existen, los afectos que causan y la forma de detectar cuáles no son peligrosas. También hay una número de teléfono al que la gente puede llamar las 24 horas del día para asesorarse y gente que se acerca para brindar información en las áreas donde hay mucha vida nocturna”.

Y concluyó: “Todo esto funciona muy bien”. Habiendo sido testigo de los resultados de la prohibición primero, y de la despenalización después, Joana envió un mensaje a aquellos que quieren continuar con las políticas represivas. “Sé que puede ser un shock para algunas personas, que quizás prefieran guardar las drogas debajo de la alfombra. Pero de esta manera los problemas tienden a acrecentarse.

Hay que comprender que para mejorar una situación de este tipo, primero hay que reconocerla y luego lidiar con ella”, sentenció. Al ser consultada acerca de si la despenalización es tan sólo un primer paso para la completa liberalización de las drogas, la famosa política aseguró que no cree que eso vaya a suceder, “porque esta medida ha dado buenos resultados. No hay porqué cambiarla”.

Y continuó: “Las drogas siempre serán un problema, no sólo las ilegales, sino también el alcohol y los cigarrillos, pero los inconvenientes que estas representan no son tan graves como antes del 2001. Es importante comprender que nunca encontraremos la solución perfecta. No hay soluciones mágicas”.

Joana señaló también que la despenalización “llevó a que los policías, los jueces, los médicos y la sociedad en general, cambiaran su mentalidad. Empezaron a ver a las adicciones como un problema relacionado con la salud y no con la criminalidad”. De hecho, remarcó que “si hubiera habido un referendo popular acerca de si despenalizar o no el consumo de drogas, habría ganado el no, debido a que la gente les suele tener miedo a los grandes cambios.

El sistema anterior no funcionaba bien, pero era la realidad que ellos conocían. Pensaban que si se aprobaba la despenalización todo el mundo sería un drogadicto, todos trabajarían drogados, los jóvenes irían drogados a la escuela, etc. Por supuesto que nada de ello ocurrió, sino todo lo contrario, pero en un principio ese temor existía”.

Por esta razón, para Joana “hay ciertas cosas que la gente no puede votar. Vos no podés votar por la libertad de alguien, por su derecho a elegi r”, dijo. Y agregó: “Los parlamentarios están para hacer su trabajo y mejorar la vida de los ciudadanos. Y, por lo tanto, si algo no está funcionando, ¿para qué insistir con ello?”.

En Portugal, así como en Argentina y en tantas otras partes del mundo, la gente también consume drogas sintéticas en algunas fiestas. De hecho, esta política lo considera como “uno de los principales problemas, ya que simplemente modificando una molécula en un laboratorio, la droga cambia, sus efectos cambian”. Sin embargo, en Portugal tienen otra forma de lidiar con esta situación, la cual no es prohibir el consumo ni algunos festivales como en la Ciudad de Buenos Aires.

“Con este tipo de drogas, la información es fundamental, porque estás comprando una pastilla, pero no tenés idea qué contiene. Prohibirlo nunca funciona”, afirmó. La famosa política portuguesa finalizó la entrevista con una recomendación para el gobierno de la Ciudad. “No podés clausurar la vida nocturna, no podés cerrar bares, fiestas y discotecas. No sólo porque es imposible, sino porque las fiestas seguirán llevándose a cabo en otros lugares.

Y la gente seguirá consumiendo drogas, pero en la oscuridad, ocultándose. Y eso, como expliqué anteriormente, lleva a que se agraven los problemas”, concluyó. Está bien “escuchar a los vecinos”, como suele decir el intendente. De todos modos, como bien afirmó Joana, un vecino no puede decidir sobre lo que otro hace con su cuerpo, su dinero o su música.

Entiendo que en democracia los políticos suelen responder a las mayorías que los votaron, pero a veces deben tomarse decisiones difíciles e impopulares, como sucedió en Portugal. Los funcionarios deben comprender de una buena vez que no son nuestros padres y que nosotros no somos infantes. Ya vimos cómo la libertad funciona, tanto a nivel moral como práctico.

Espero que el intendente haya tomado nota de este caso, pero sobre todas las cosas, que lo tenga en cuenta a la hora de aplicar políticas al respecto.

EL DIÁLOGO:

-¿Cómo era la situación en Portugal antes de la despenalización de las drogas? 

-Se metía en la misma bolsa a criminales y consumidores. Esto resultaba en que simples consumidores con fines recreativos y adictos terminaran en prisión con criminales. Era necesario separar a unos de otros.

-¿Se puede consumir cualquier droga? 

-Sí, cualquiera. No se le aplica ningún castigo al que lo hace, ya que este comportamiento está relacionado con la libertad individual de cada persona. Este es un país libre. Un adulto puede consumir drogas, pero eso sí, no puede venderlas.

-¿No es una contradicción que se permita consumir pero no vender? 

-Sí, pero es el acuerdo al que pudimos llegar con la sociedad. Hay gente que opinaba que había que liberalizar todo, pero había un sector más conservador que consideraba que eso hubiera llevado a graves problemas de salud pública.

-Pero droga se sigue vendiendo... 

-Sí, como en todo el mundo. Sin embargo, la gente que tiene problemas de adicciones puede recurrir a los centros públicos de salud para pedir ayuda, pues ya dejaron de ser criminales y no tienen nada que esconder. De esta manera, pudimos ayudar más a las personas. Antes, la gente se ocultaba porque tenía miedo de ser arrestada.

-¿El consumo se incrementó o disminuyó desde la despenalización? 

-Se mantuvo más o menos igual. Es similar al del resto del Europa, ya que por lo general se sigue una especie de moda; hace 30 años, por ejemplo, la heroína era la droga más usada, después la cocaína, y ahora las drogas sintéticas. El consumo de ese tipo de sustancias sigue tendencias espontáneas que nada tienen que ver con las leyes.

¿Y el crimen?

-El crimen sí disminuyó, porque al estar despenalizado el uso, todo lo que rodea al mundo de las drogas se vuelve menos oscuro, más transparente. Y al no necesitar esconderse más, los adictos pueden elegir tratarse. De esta manera, ellos están reinsertándose al sistema y no quedando fuera de él. También se redujeron todas las enfermedades relacionadas con el consumo de drogas por vía intravenosa, como el SIDA por ejemplo. Esto se debe a que hay una mayor prevención y se toman las medidas necesarias para cuidar la salud de las personas.

-¿La despenalización llevó a que haya más información para los consumidores? 

-Sí. Si bien no tenemos tanta información ahora como en el pasado, sí contamos con campañas explicativas acerca de las diferentes drogas que existen, los afectos que causan y la forma de detectar cuáles no son peligrosas. También hay un número de teléfono al que la gente puede llamar las 24 horas del día para asesorarse y gente que se acerca para brindar información en las áreas donde hay mucha vida nocturna. Todo esto funciona muy bien.

-¿Por qué pensás que la mayoría de la gente hoy se opone a la despenalización o a la legalización de las drogas? 

-Sé que puede ser un shock para algunas personas que quizás prefieran guardar las drogas debajo de la alfombra. Pero de esta manera los problemas tienden a acrecentarse. Hay que comprender que para mejorar una situación de este tipo, primero hay que reconocerla y luego lidiar con ella.

-¿La despenalización del consumo es el primer paso hacia la completa liberalización de las drogas?

-No creo, porque esta medida ha dado buenos resultados. Por lo tanto, no veo razón para cambiarla. Las drogas siempre serán un problema, no sólo las ilegales, sino también el alcohol y los cigarrillos, pero los inconvenientes que estas representan no son tan graves como antes del 2001. Es importante comprender que nunca encontraremos la solución perfecta. No hay soluciones mágicas.

-Si hubieran realizado un referendo para que la población decidiera si despenalizar o no las drogas, ¿habría ganado el sí o el no? 

-El no, sin lugar a duda. Esto sucede debido a que la gente les suele tener miedo a los grandes cambios. El sistema anterior no funcionaba bien, pero era la realidad que ellos conocían. Pensaban que si se aprobaba la despenalización todos se volverían drogadictos, todos trabajarían drogados, los jóvenes irían drogados a la escuela, etc. Por supuesto que nada de ello ocurrió, sino todo lo contrario, pero en un principio ese miedo existía. Hay ciertas cosas que la gente no puede votar.

Vos no podés votar por la libertad de alguien, por su derecho a elegir. Los parlamentarios están para hacer su trabajo y mejorar la vida de los ciudadanos. Y, por lo tanto, si algo no está funcionando, ¿para qué insistir con ello?. Pero con el tiempo, los buenos resultados de esta política llevaron a que los policías, los jueces, los médicos y la sociedad en general, cambiaran su mentalidad. Empezaron a ver a las adicciones como un problema relacionado con la salud y no con la criminalidad.

-Dijiste que las drogas sintéticas son las que están de moda ahora en Europa. Aquí en Argentina hubo cinco muertos en un festival de música electrónica por el consumo de nuevas sustancias de este tipo, ¿cómo se puede lidiar con este flagelo? 

-En Portugal es uno de los principales problemas que enfrentamos, ya que simplemente modificando una molécula en un laboratorio, la droga cambia, sus efectos cambian. Por lo tanto, la información es fundamental en este caso. Estás comprando una pastilla, pero no tenés idea qué contiene. Por esta razón, prohibirla nunca funciona.

-Sin embargo, en Ciudad de Buenos Aires, se decidió prohibir los festivales de música electrónica... 

-No podés clausurar la vida nocturna, prohibir fiestas o cerrar bares y discotecas. No sólo porque es imposible, sino porque las fiestas seguirán llevándose a cabo en otros lugares. Y la gente seguirá consumiendo drogas, pero en la oscuridad, ocultándose. Y eso, como expliqué anteriormente, lleva a que se agraven los problemas.

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