FÚTBOL / SUB 20
(clarín.com.) - Leonardo Sernicola, el lateral derecho, toca el balón a Mauro Coppolaro. El primer marcador central lo cede atrás a Andrea Zaccagno. El guardavalla, sin apuro, busca a Fillipo Romagna. El segundo central abre para Giuseppe Pezzella. Y el lateral izquierdo vuelve a empezar: Romagna, Zaccagno, Coppolaro y Sernicola.
Yuto Iwasaki y Kyosuke Tagawa, los únicos japoneses que pisan el terreno italiano, ni siquiera se acercan para hacer sombra. El reloj corre. Los pocos presentes en el estadio Baekseok de Cheonan observan una obra cuyo final carece de misterio y dejará a todos contentos. ¿A todos?
El encuentro entre italianos y japoneses por la última fecha del grupo D del Mundial Sub-20 que se está disputando en Corea del Sur era una invitación para que los malpensados echaran a rodar sus especulaciones. La ecuación era sencilla: un empate clasificaba a ambos conjuntos a los octavos de final. Y reducía las chances de Argentina de acceder a esa instancia como uno de los cuatro mejores terceros.
No hay que ser demasiado avispado para adivinar cómo terminó el partido.
Los europeos amagaron de entrada con romper ese destino escrito con tinta invisible. Un arranque a toda máquina les permitió sacar ventaja en siete minutos.
Riccardo Orsolini, tras una precisa asistencia de Andrea Favilli, y Giuseppe Panico, de media vuelta tras un pase de Francesco Cassata, establecieron el 2 a 0 que ilusionaba a la distancia a Claudio Úbeda y sus muchachos.
Pero a los 22 minutos Ritsu Doan alcanzó a rozar con la punta de su botín izquierdo un centro de Keita Endo y batió a Zaccagno.
Los fantasmas comenzaron a revolotear sobre el estadio de Cheonan.
El 2 a 1 sostenía la esperanza argentina, pero a los 5 minutos del complemento Doan recibió en tres cuartos del campo rival y se metió maradoneando al área.
“Shilton se tomó un Alplax”, afirmó el año pasado Diego, recordando la falta de reacción del arquero inglés en la inolvidable maniobra del segundo gol en los cuartos de final del Mundial de México.
Este sábado algunos defensores italianos parecían estar bajo los efectos del mismo psicofármaco: su oposición fue bastante modesta ante las gambetas del atacante japonés, que cuando se encontró cara a cara con Zaccagno definió con un toque suave. Gol y 2 a 2.
Luego ya no hubo partido. Como en el recordado y escandaloso triunfo 1 a 0 de Alemania Federal ante Austria en el Mundial de España 1982 que perjudicó a Argelia (el defensor germano Hans-Peter Briegel reconoció el arreglo 25 años después), italianos y japoneses firmaron el armisticio.
Las áreas fueron territorio vedado para los adversarios.
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