La madrugada del sábado María Emma Córdoba (foto), estaba en su casa de la calle 126, en la localidad de Punta Lara, en Ensenada, con una compañera de la facultad. Salió a cerrar el portón y a entrar a sus perros pero en ese momento la sorprendió su vecino, a quien se había cruzado unas horas antes en la calle.
Había ido armado y entonces, se desató el infierno. Las ató, las violó a las dos, las acuchilló y después, para que no pudieran identificarlo, intentó prenderlas fuego. Pensó que las había matado y como estaba, con la ropa húmeda y ensangrentada, volvió a su casa y se acostó a dormir junto a su pequeña hija, una beba de meses.
Pero Ana Laura González sobrevivió. Se arrastró hasta la vereda pidiendo ayuda a los gritos. No sabía si Emma había muerto por los cuchillazos o por las quemaduras, pero cuando la Policía llegó, de lo que no tuvo dudas fue de la identidad del agresor.
Lo detuvieron poco después a unos 300 metros del lugar del crimen. Se trata de Ariel Osvaldo Báez, un joven de 23 años que se negó a declarar ante la justicia y seguirá preso, acusado por los delitos de privación ilegal de la libertad, abuso sexual agravado, homicidio doblemente calificado por ensañamiento y por mediar violencia de género y tenencia de estupefacientes para su comercialización.
La fiscal a cargo de la investigación sostuvo que el imputado “tiene hechos de violencia en el barrio y es una persona irascible, que tenía problemas vecinales”.
En su casa encontraron además, una pala con la que se presume que también atacó a los estudiantes, una mochila con una notebook, un teléfono celular y dinero en efectivo que les robó antes de escapar, cocaína y dos plantas de marihuana.
EL COMPROMISO DE EMMA CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA.
María Emma Córdoba tenía 26 años, cursaba el cuarto año de la carrera de Medicina, era ayudante de la cátedra de Biología y todos la conocían por su solidaridad.
El último 8 de abril publicó en su Facebook un mensaje para Micaela García, la adolescente que estuvo desaparecida una semana y la encontraron violada y estrangulada en la localidad entrerriana de Gualeguay.
“Micaela, no tengo idea quién eras, no sé cómo eras, jamás te vi en mi vida. (...) Hoy me da muchísima rabia tener que hablar de vos en pasado y con tanto dolor. Ya no volvés a casa, ya no seguís tu día a día porque alguien se cobró tu vida tan frágil e inocente”. (tn.com)
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