POLÍTICA / REFORMAS
Mauricio Macri viajó a USA para buscar inversiones. Como ocurriera al inicio de su mandato con la Cumbre de Davos, se llevó a algunos gobernadores y dirigentes opositores para mostrar gobernabilidad y previsibilidad.
Lo acompañan el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti; el de Santa Fe, Miguel Lifschitz, entrerriano Gustavo Bordet; el senador salteño Rodolfo Urtubey, y los diputados Diego Bossio y Marco Lavagna del massismo.
En Nueva York, el presidente almorzará con ejecutivos de empresas e inversores interesados en ampliar o radicar nuevas inversiones en el país. Se reunirá a solas con el CEO de Dow, Andrew Liveris, uno de los principales promotores del Gobierno de dentro del establishment empresarial.
Según el diario El Cronista, la agenda presidencial también incluye un encuentro con Elaine Feeney, vicepresidente de Infraestructura de Expansión Global de Amazon, un desayuno con el Business Council for International Understanding (BCIU), donde será introducido a los miembros de la institución por el CEO de la cervecera AbInbev, el brasileño Carlos Alves de Brito, para dar luego paso a una mesa redonda de discusiones.
La agenda sigue con varias reuniones más pero ninguna a nivel bilateral con el gobierno de Donald Trump.
A su regreso a Buenos Aires, Macri se reunirá con todos los gobernadores que le plantearán varios temas como la reforma fiscal, la cuestión del Fondo del Conurbano con el reclamo judicial de María Eugenia Vidal, los ATN y la obra pública.
Pero la gran cuestión será ahora la suba de impuestos a la producción local.
La Liga de Gobernadores, que ya se venía reuniendo, prepara los puntos para presentarle al Presidente.
Al mismo tiempo también trabaja en el futuro bloque legislativo en el Congreso de la Nación, y que se espera sea clave para las negociaciones de las reformas que pretende la Administración Macri.
Allí, según BAE, el ministro Nicolás Dujovne negociará su propuesta de reforma tributaria. El Ministro de Hacienda advirtió que rechazará modificaciones que supongan una “contra-reforma” tributaria.
“Aspiramos a consolidar todos los cambios que estamos enviando con el proyecto de ley. Pero si en el camino hay alguna modificación que morigera la reforma, pero que no es una contrar-reforma, será el precio a pagar de un gobierno con minoría parlamentaria y que debe negociar”, puntualizó.
Los diputados de la oposición esperan el proyecto de reforma impositiva del Gobierno, el cual podría llegar el viernes o en su defecto la semana que viene.
Según el matutino económico, hasta ahora el único contacto entre el oficialismo y el resto de los bloques ocurrió el jueves cuando Dujovne, se lo presentó a los legisladores.
En el Ejecutivo ya reconocen que podrían aceptar modificaciones en las subas previstas para gaseosas y vinos y las bajas en equipos electrónicos, pero no así en la propuesta de gravar la renta financiera a las personas físicas, reducir la alícuota de Ganancias para las empresas que reinviertan utilidades y el resto de los beneficios para las compañías como la devolución anticipada del IVA, la posibilidad de descontar el impuesto al cheque y la exención del pago de las contribuciones patronal es para los sueldos equivalentes al mínimo, vital y móvil, según publicó ayer La Nación.
El diputado del bloque justicialista Diego Bossio descontó que el proyecto sufrirá cambios y señaló que no estará a favor de “gravar al pequeño ahorrista”, en una entrevista concedida al matutino, por lo que esperará a conocer la letra chica.
Ámbito Financiero coincide con los tiempos: La idea del Ejecutivo es que en noviembre la reforma ingrese en el Poder Legislativo, que antes de fin de año esté en discusión, y que en el primer trimestre de 2018 se apruebe.
Desde el Gobierno se evaluará en las próximas semanas si existe el consenso suficiente como para garantizar un tratamiento medianamente rápido, y luego incluirlo en un seguro llamado a sesiones extraordinarias del Congreso.
Haciendo un número rápido, hay ya 21 senadores que ya le adelantaron al Ejecutivo no están dispuestos a votar positivamente un impuesto que grave la producción de vinos, espumantes, cervezas y bebidas azucaradas, estima Ámbito.
Se evalúa en la Casa Rosada acelerar estas negociaciones y que el texto que antes que termine noviembre debería entrar en el Congreso ya no tenga el capítulo impuestos internos.
Por último, el presidente del Comité Nacional de la UCR, José Corral, defendió las reformas que impulsa el gobierno nacional al considerar que “el país necesita” esas iniciativas para “dejar atrás el populismo”.
A pesar de algunas críticas de radicales a los impuestos a productos locales,
Corral ratificó la alianza con el Frente Cambiemos que, expresó, “representa para los argentinos los valores históricos del radicalismo actualizados a los desafíos del siglo XXI” y detalló la incidencia que tuvo el radicalismo en el armado de la estrategia electoral planteada para las elecciones legislativas de octubre en una carta abierta publicada en la página oficial de la UCR y a través de las redes sociales.
El Gobierno sabe que el paquete impositivo no saldrá como pretende, que tendrá que negociar y ceder pretensiones. Pero aunque el proyecto que salga sancionado en el Congreso no sea de su agrado ni cumpla todas sus metas, lo va a sostener porque ya piensa en un plan B que incluye pedirle asistencia al FMI por los vencimientos financieros de 2018.
En el Gobierno creen que si tienen sancionada en el primer trimestre la reforma impositiva, aún sin los cambios que pretendían, demostrarán buena voluntad al Fondo. El organismo será más atractivo el año que viene porque se espera que Trump avance en el blanqueo en USA, lo que subiría la tasa global dejando a la del FMI mucho más barata.
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