INTERNACIONAL / A. SAUDITA - IRÁN
LA PURGA
Empecemos por la purga. Durante la noche del sábado 4/11 al domingo 5/11, 11 príncipes, 4 ministros, numerosos altos funcionarios, mandos militares y destacados hombres de negocios, fueron arrestados y/o cesados en Arabia Saudita, en lo que The New York Times considera la más rápida transformación de Gobierno en el reino en más de 8 décadas.
Estos arrestos fueron ordenados por el príncipe millennial Mohammed bin Salman, quien busca consolidar su control sobre el sistema político y la política exterior saudita, explican Paul McLeary y Adam Rawnsley de la revista Foreign Policy.
Los arrestos llegaron horas después de que se creara un nuevo comité anticorrupción a cargo de... el príncipe bin Salman.
David Kenner escribió en la revista que "el príncipe está consolidando su propio poder a un grado que Arabia Saudita no ha visto en las últimas generaciones. Los monarcas sauditas recientes habían intentado construir consenso entre todas las ramas de la familia real - y al hacerlo, habían creado un sistema pesado que era a veces incapaz de tomar decisiones."
También recibieron el auspicio del rey Salman, a quien Mohammed bin Salman podría suceder dentro de unos meses, según Liam Denning de Bloomberg.
Fueron presentados como una movida contra la corrupción. La voluntad de consolidación de poder por parte del príncipe ya se había hecho evidente en junio, cuando el expríncipe Mohammed bin Nayef fue quitado de la línea de sucesión y reemplazado como ministro de Interior.
Uno de los arrestos que más resonó en Occidente, plantea Denning, fue el del príncipe Alwaleed bin Talal, el inversionista más rico del reino. Pero fue el del príncipe Miteb bin Abdullah el más notorio. Se trata del hijo del último rey y, hasta el fin de semana, jefe de la Guardia Nacional.
Tanto Bloomberg como Eric Reguly de The Globe and Mail creen que además del objetivo evidente de consolidación de poder, la purga tuvo una intención populista.
"Piensen en los príncipes como oligarcas. No son populares entre los sauditas promedio, y sus estilos de vida lujosos se volverán menos populares cuando el príncipe Mohammed vaya adelante con sus reformas económicas", escribió Reguly.
Es posible que estas reformas traigan medidas de austeridad que podrían aumentar el desempleo. Podría ser doloroso y durar mucho, al tiempo que los bajos precios del crudo ya han desatado recortes en el gasto.
Según un diplomático senior en los Emiratos Árabes Unidos le dijo a The Globe and Mail, no le viene mal al príncipe bin Salman mostrar a las masas que si ellos tienen que sufrir algunos cambios económicos y de governanza, las élites también deberán pagar un precio.
"La línea entre los fondos públicos y el dinero real no está siempre clara en Arabia Saudita, una monarquía absoluta gobernada por un sistema islámico en el que la mayor parte de la ley no está sistemáticamente codificada y no existe un Parlamento electo", escribió Haaretz.
Según James Dorsey, de la Escuela S. Rajaratman de Estudios Internacionales de Snigapur, "el príncipe Mohammed, más que forjando alianzas, está extendiendo su mano de hierro a la familia gobernantes, el Ejército, la Guardia Nacional, para hacer frente a lo que parece ser una gran oposición dentro de su familia y el Ejército, tanto a sus reformas como a su guerra en Yemen.
" Recordemos que el príncipe saudita ha conducido al país a una guerra en Yemen desde hace 2 años -donde el Gobierno dice que está peleando a los combatientes alineados con Irán-, así como a un conflicto diplomático con Qatar, al que acusa de apoyar el terrorismo - lo que Doha niega-.
"Los detractores del príncipe dicen que ambos movimientos son aventurismo peligroso”, explica Haaretz.
EL MISIL
Pero la purga no fue el único hecho trascendente en la zona el fin de semana. El mismo día que tuvieron lugar los arrestos, un misil procedente de Yemen fue interceptado cerca de Riad, según medios de ese país. Parte de sus restos cayeron en las proximidades del Aeropuerto Internacional King Khalid.
El hecho fue reportado por los medios estatales sauditas y confirmado por los rebeldes hutíes apoyados por Irán en Yemen. Según el diario The Guardian, la televisión de los hutíes, al Masirah, confirmó que los rebeldes habían disparado un misil dirigido al aeropuerto.
El ataque podría "ser considerado un acto de guerra contra el reino de Arabia Saudita", dijo el Gobierno de ese país. El incidente amenaza con avivar las llamas del conflicto saudita-iraní.
EL CHOQUE
Además de esto, el domingo 5/11, un helicóptero con 8 personas a bordo se estrelló en la región saudita fronteriza con Yemen. Entre los fallecidos, se encontró el príncipe saudita y vicegobernador de la región de Asir, Mansour bin Muqrin bin Abdulaziz.
La región de Asir (así como otras zonas sureñas sauditas) son con frecuencia escenario de enfrentamientos entre las fuerzas del país más las del Ejército y las del movimiento popular yemení Ansarolá.
Los oficiales sauditas no explicaron las causas del choque. El príncipe Mansour, explica The Washington Post, era hijo del príncipe Muqrin bin Abdulaziz, un exdirector de servicio de inteligencia y alguna vez príncipe saudita.
Muqrin había sido removido como príncipe de la corona en abril de 2015 por su medio hermano, el rey Salmán, en favor del príncipe Mohammed bin Nayef, un zar antiterrorismo y ministro de Interior. Pero recordemos que en junio, el rey Salmán echó al príncipe Mohammed bin Nayef en favor de su hijo, el actual príncipe, Mohammed bin Salman, que quedó así primero en la línea de sucesión al trono.
LA RENUNCIA
Y el sábado 4/11, además, en otro episodio que añade incertidumbre a la región, el Primer Ministro del Líbano, Saad al-Hariri, dijo que renunciaba a su puesto, en una movida sorpresiva que rompió su alianza con Hezbolá y aumentó los riesgos de conflicto en el país.
Al-Hariri, quien hizo el anuncio desde Arabia Saudita, citó la creciente influencia de Irán sobre el Gobierno del Líbano como la razón detrás de su renuncia, agregando que considera que gracias a esta, su vida corre peligro.
A través de Hezbolá, adujo, Irán ha creado "un estado dentro de un estado" en el Líbano. "Anuncio mi renuncia del puesto de Primer Ministro", dijo en un discurso televisado desde Arabia Suadita.
"Siento que mi vida está en el punto de mira", dijo al-Hariri, agregando que la atmósfera en el Líbano es parecida al humor nacional cuando su padre, el Primer Ministro Rafiq al-Hariri, fue asesinado en 2005 tras haber renunciado a su puesto.
Una investigación de las Naciones Unidas culpó a operativos de Hezbolá por el asesinato del padre de al-Hariri, al que siguieron años de tensión entre Hezbolá y los aliados de Estados Unidos en las comunidades sunnitas y cristianas del Líbano.
Una serie de bombardeos mataron a más de una docena de aliados de al-Hariri y políticos cristianos, y había tiroteos permanentes entre milicias rivales. Las tensiones culminaron en la toma armada por parte de Hezbolá del Beirut Oeste en 2008, lo que aseguró la influencia de Hezbolá sobre el estado del Líbano, explica The Washington Post.
El ministro de asuntos del Golfo de Arabia Saudita, Thamer al-Sabhan, dijo luego en televisión que los guardaespaldas de al-Hariri habían recibido "información confirmada" de un plan para matarlo pero que la declaración no había podido ser confirmada de manera independiente.
El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, llamó a la renuncia del Primer Ministro libanés "una decisión saudita que le fue impuesta" al líder, asegurando que el grupo terrorista "no buscaba su renuncia". El portavoz del ministro de Exteriores de Irán, Bahram Ghasemi, dijo que las acusaciones de al-Hariri eran "irreales e infundadas" y "muestran que la renuncia está diseñada para crear tensiones en el Líbano y la región", dijo.
El diario The Huffington Post explica que los lazos cercanos de Hezbolá con Irán y su apoyo al Presidente sirio, Bashar al-Assad, en su guerra contra los rebeldes, ha sido una fuente de tensión mayor en el vecino Líbano durante años.
El Gobierno libanés ha mantenido una posición oficial de "disociación" del conflicto, pero esto ha sido puesto en cuestión en los últimos meses cuando Hezbolá y sus aliados presionan para la normalización de los lazos con Assad, ahora que este ha tenido tantas ganancias en la guerra.
"Durante las últimas décadas, Hezbolá pudo imponer una realidad en el Líbano con el poder de sus armas, las que aduce que son las armas de la resistencia (anti-israelí), cuyo objetivo son los pechos de nuestros hermanos sirios y yemeníes, sin mencionar los libaneses", dijo al-Hariri.
En las últimas semanas, destaca el Post, al-Hariri y políticos cristianos libaneses han estado visitando Arabia Saudita.
La renuncia de al-Hariri puede tener una explicación adicional, explica Haaretz: Las nuevas sanciones de la administración del Presidente estadounidense, Donald Trump, a Hezbolá y las Guardias Revolucionarias iraníes, las que lastimarán al banco central del Líbano y hará difícil pagar los salarios de los empleados del Gobierno libanés afiliados a Hezbolá.
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