lunes, 2 de abril de 2018

"TIANGONG-1" CAYÓ EN EL PACÍFICO SUR

CIENCIA / NO PASÓ NADA 



(U24) - Finalmente el Tiangong-1, el 1er laboratorio espacial que China lanzó al espacio, se desintegró este lunes 2/04 durante su reentrada en la atmósfera terrestre. La nave, que se desplazaba de forma descontrolada desde 2016, puso fin a más de 6 años en el espacio a las 8.15 hora china (2.15 hora española) al penetrar en la región central del Pacífico sur. 


 El Tiangong-1, de unos 10 metros de largo y 8,5 toneladas de peso, no es la 1era nave espacial que se precipita hacia la tierra sin control. Por ejemplo, la estación soviética-rusa Mir, que cayó y se desintegró en 2001, pesaba 140 toneladas, mientras que el laboratorio estadounidense Skylab (que reentró en la atmósfera terrestre den 1979), pesaba cerca de 80 toneladas, informe Efe.

 “La mayoría de los dispositivos del módulo fueron eliminados y destruidos durante la reentrada”, informó la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China. Lo que sucedió es que el Tiangong-1 entró en la atmósfera una media hora antes de lo previsto por la misma agencia, que había estimado inicialmente que la zona de caída sería el Atlántico Sur, frente a las costas de la ciudad brasileña de Sao Paulo.

Su entrada, finalmente, se produjo en el vasto océano Pacífico, a miles de kilómetros al noreste de Nueva Zelanda. Según la ESA, los deshechos se han precipitado en una zona del Pacífico Sur no demasiado lejos de un área desahabitada que es típicamente utilizada para reentradas controladas. 

Agencias espaciales de todo el mundo han estado pendientes del destino final de la nave, que podía caer en una amplísima franja del planeta que abarcaba toda África, América del Sur, el sur de Europa, Australia y buena parte del continente asiático.

Su destino era prácticamente imposible de predecir con precisión porque el laboratorio estaba fuera de control. Las autoridades chinas han dicho una y otra vez que la caída de la nave no debería provocar daños, y desde la Agencia Especial Europea se estimó que la probabilidad de que alguien fuera golpeado por alguno de los restos del Tiangong-1 era “10.000.000 de veces más pequeña que la probabilidad anual de ser alcanzado por un rayo”.

 Según se confirma algunos pequeños restos pueden haber caído en las aguas del Pacífico, pero no ha habido ninguna confirmación al respecto.

La posibilidad de que se viera “una espléndida lluvia de meteoritos a través de un cielo estrellado” (según habían descrito los responsables de la agencia espacial china) tampoco se materializó, porque la desintegración de la nave ocurrió en una zona no habitada y a plena luz del día.

 El laboratorio chino (“palacio celestial”) fue puesto en órbita en diciembre de 2011 con el objetivo de llevar a cabo varios experimentos en el espacio como parte del ambicioso programa espacial chino, que posee el deseo de tener su propia estación espacial en el año 2022.

El laboratorio reunió a 2 misiones tripuladas en 2012 y 2013. A finales de 2016, cuando las autoridades chinas ya habían perdido el control sobre la nave y sus comunicaciones, se lanzó con éxito un segundo módulo, llamado Tiangong-2,que sigue operativo.

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