CIENCIA / RETROCESO DE LOS GLACIARES
N.M.:CUÁNTA RAZÓN TENÍA EL GLACIÓLOGO SIGFRIDO RUBULIS (SAN CARLOS DE BARILOCHE) CUANDO PREDIJO ESTE FENÓMENO EN UNA ENTREVISTA QUE LE CONCEDIERA A 'NOMEN-MUNAY' EN EL AÑO 1991...
“SMYJ91 SAYJ 241800
AAXX24184
24184 89053 32362 82727 10022 20006 30021 40035 57021 8667/333 56609 83708 85615 85556 92447 94079 94476 98562 555 10034 52735”.
Traducido significa que en una hora principal (SM), desde la base que hasta hace unos años se llamaba Jubany y hoy es Doctor Alejandro Carlini (YJ: el cambio de nombre todavía no ha sido registrado por los sistemas internacionales de codificación), por el canal de comunicación se emitirá un mensaje que va a dar cuenta de la cantidad de nubes, el tipo, los grupos y la altura; la velocidad y la dirección del viento, si hay ráfagas; el punto de rocío; la presión; la tensión de vapor y la humedad; el estado del mar en la caleta y la visibilidad que hubo el 24 de febrero a las tres de la tarde de Argentina (hora de Greenwich: las 18) en la estación.
Por ejemplo: 92447 indica que el pedacito de mar que ocupa la caleta (24) tiene el agua agitada (4), con una visibilidad de 12 kilómetros (7). Y 94079 señala que la nube más baja que hay es una stratus pero que va cambiando muy rápido. Mientras que el 94476 (claramente) se refiere a la misma nube. Agrega un dato: está viniendo del oeste.
Federico Bianchini
“Antártida: 25 días encerrado en el hielo”.
TERRITORIO DE SORPRESAS: un grupo de científicos ha descubierto una decena de fracturas geográficas de más de 1 kilómetro de profundidad bajo la superficie helada de la Antártida occidental. Las grietas se formaron cuando la temperatura de la Tierra era mucho más baja, informa la revista Geophysical Research Letters.
Los científicos descubrieron una enorme red de fracturas gigantes bajo la capa de hielo, que forman un conjunto de ríos, canal es, cuevas y valles que alcanzan una profundidad de hasta 1.200 metros. Estas estructuras albergan aguas cálidas provenientes del océano Antártico, que poco a poco han ido derritiendo la capa de hielo de la Antártida.
"Esto nos permitirá predecir qué sucederá con los glaciares y entender cómo las aguas de los océanos afectan al hielo sumergido", declaró Romain Millan, de la Universidad de California.
Según los investigadores, este 'sistema geográfico' submarino se formó hace miles de años, cuando el área de la capa de hielo de la Antártida era mayor y algunas zonas de hielo se encontraban mucho más cerca de la superficie.
Afortunadamente, esta estructura submarina se encuentra a una gran profundidad, a donde no llegan corrientes demasiado cálidas, por lo que el proceso de calentamiento de la capa de hielo es muy lento.
Sin embargo, los científicos creen que estas estructuras aceleran el proceso de colapso de la capa de hielo de la Antártida occidental, lo que podría suponer un aumento del nivel del mar en 1,2 metro para el final del siglo 21.
TAMBIÉN ES TERRITORIO DE INSPIRACIÓN: En febrero de 2014, Federico Bianchini viajó a la Antártida para hacer una crónica sobre el trabajo científico en la base Doctor Alejandro Carlini. Fue inicialmente por 10 días, pero a causa de la furia del viento y las tormentas de nieve, el avión que debía llevarlo de regreso a Ciudad de Buenos Aires no pudo aterrizar y Bianchini se quedó 1 mes encerrado en el continente helado.
Él recorrió glaciares, ayudó a hacer censos de animales y a sacarle sangre a los pingüinos. Regresó con 48 horas de entrevistas a los científicos y militares de la base argentina. El resultado de ese viaje es “Antártida: 25 días encerrado en el hielo”, un libro que ganó la beca Michael Jacobs de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y que la Editorial Tusquets publicará este mes en América Latina.
Ahora fue el turno en la Base Carlini de Nicolás Misculin, de la agencia Reuters. Aquí su crónica:
"Más allá del frío o la ausencia de verde, el silencio es uno de los principales rasgos de la Antártida. Sin embargo, los estruendos del rompimiento de glaciares perturban cada vez más a los pobladores de la base argentina Carlini.
Debido al calentamiento global, el inmenso glaciar Fourcade sufre a diario desprendimientos de hielo que retumban como truenos y, tras cruzar el agua helada de la caleta que lo separa de Carlini, encallan en la playa de la base, delante de las narices de los científicos.
Frente al calentamiento promedio global menor a 1 grado, la Península Antártica es la región que más sufre el cambio climático, con un aumento de temperatura de 2,5º Celsius en 100 años, de acuerdo con el investigador Rodolfo Sánchez, director del Instituto Antártico Argentino (IAA).
El retroceso de los glaciares en la Península Antártica tiene graves consecuencias porque golpea a todo el ecosistema local -y finalmente global-, incluyendo especies como el elefante marino, el lobo marino, la foca y el pingüino.
El Fourcade, situado en la isla 25 de Mayo -en el norte de la Península Antártica-, retrocedió cerca de 500 metros en los últimos 25 años, dejando al desnudo oscuras porciones de piedra antes ocultas, que ahora son ocupadas por plantas o animales.
"Este retroceso glaciario en Caleta Potter -donde está el Fourcade- (...) altera la abundancia y diversidad de la fauna", explicó Sánchez arriba del buque ARA Malvinas Argentinas, en el que, tras tres horas de avión, llegó a la base para recorrer las instalaciones junto con la canciller argentina, Susana Malcorra, y periodistas.
Los "escombros" -como en Carlini llaman a los bloques de hielo- del Fourcade flotan en el mar y cubren de blanco casi toda la playa de la base argentina.
Al derretirse darán un paso más en la transformación de la flora y la fauna, ya que su agua modifica la salinidad de la caleta y arrastra sedimentos.
"El sedimento hace que haya menos penetración de la luz (en el agua) y esto afecta a las comunidades de macroalgas", dijo la bióloga Carolina Matula antes de mostrar las algas que cotidianamente llevan a su laboratorio los buzos que se sumergen en aguas con temperaturas bajo cero.
"El sedimento afecta también a los animales, en su fisiología y en su comportamiento. Solamente algunos organismos toleran esos ambientes que están perturbados", añadió.
Como consecuencia del cambio climático, científicos esperan que un inmenso iceberg se desprenda de la península tras el abrupto crecimiento de una grieta en el hielo antártico, lo que cambiaría el paisaje de la región.
(N. de la R.: Una enorme grieta en el hielo de avance imprevisible ha llevado al Servicio Antártico Británico (BAS, en sus siglas inglesas) a clausurar temporalmente y trasladar a un sitio seguro la estación de investigación Halley VI, ubicada en la banquisa (plataforma de hielo flotante) Brunt, en la Antártida. El laboratorio será cerrado por razones de seguridad entre marzo y noviembre de este año. "Los cambios en el hielo y el crecimiento de la nueva grieta hace imposible predecir qué ocurrirá durante el invierno Antártico", motivo por el que el BAS cierra y recoloca su base ante el riesgo cierto de que pueda quedarse flotando a la deriva en un gigantesco iceberg de decenas de kilómetros cuadrados.
La hendidura ha sido bautizada en la prensa anglosajona como la "grieta Halloween". El BAS insiste en que no hay peligro inmediato ni para el destacamento de la Halley ni para la propia estación, pero que tanta incertidumbre les obliga a tomar medidas, ya que no quieren correr riesgos. "En verano podríamos evacuar rápidamente al personal si se produjera una fractura en la plataforma de hielo", asegura.
"Pero en invierno el acceso a Halley por barco o avión es extremadamente difícil", por el tremendo frío y la oscuridad permanente.).
La decisión ha sido tomada después de que los glaciólogos de la estación hayan sido incapaces, tras profundos estudios, de predecir cuál puede ser el comportamiento de la grieta.
"Los estudios muestran que los recientes cambios en la placa Brunt no habían sido visto nunca antes", asegura el BAS en un comunicado, que añade: "La conclusión es que es imposible predecir con certeza qué pasará con la plataforma de hielo durante el próximo invierno antártico y más allá".
Según el Servicio del Cambio Climático de Copérnico, un programa de la Unión Europea, el 2016 fue el año más caluroso del que haya registros.
¿CAMBIO DE HÁBITO?
Los científicos de la base Carlini, especializada en estudios sobre el cambio climático, han detectado cómo el plancton local se ve afectado por los cambios en el medio ambiente, disparando a su vez una serie de modific aciones en el resto de la cadena.
Organismos como el krill, del que se constataron amplias mortandades recientemente, son un alimento clave para los mamíferos marinos y para las aves autóctonas.
Pero el retroceso de los glaciares antárticos repercute además de otros modos sobre la fauna de la isla 25 de Mayo, también conocida como Rey Jorge.
Debido a los hábitos alimenticios y de reproducción de los elefantes marinos, que los obligan a realizar largas migraciones, el retroceso de los hielos en el oeste de la Península Antártica ha desembocado en una notoria disminución de los animales que llegan a la zona protegida cercana a la base.
"La colonia se redujo alrededor de un 30% desde 1995 a la actualidad", explicó Javier Negrete, investigador del IAA especializado en mamíferos marinos.
"No está claro si es que los animales están desapareciendo o bien se están reubicando", agregó Negrete.
Los pingüinos son otra especie que experimenta vertiginosos cambios. Especies como el emperador o el de Adelia sufren la merma del hielo marino, mientras que otras como el papúa -habituado a ambientes menos extremos- se han expandido hacia el sur de la Península Antártica.
Extrañamente, hace cinco años llegó a la región una pareja de pingüinos rey -originalmente de áreas más septentrionales- y tras varios intentos logró tener un pichón.
"Punta Stranger -en la isla 25 de Mayo- representa al día de hoy el sitio más austral en el cual se observa una pareja reproductiva de pingüino rey", destacó la bióloga Mariana Juáres, quien dijo que no está claro si esta presencia obedece a cambios poblacionales o ambientales.
Vida distinta
Con capacidad para 84 personas, Carlini es una de las 13 bases que Argentina tiene en la Antártida y e s el mayor centro científico del país en el continente blanco.
La actividad de su laboratorio es clave porque ha hecho mediciones continuas a lo largo de 25 años, incluso durante los interminables inviernos en los que otras bases están cerradas.
Aunque la vida antártica es difícil, ninguno de los técnicos, científicos o militares que habitan la base -donde permanecen al menos por meses- mostró deseos de volver a Argentina.
Si las excepcionales vivencias cotidianas no alcanzan, la pizza y la música animan las noches de los sábados.
"Hay tantas experiencias todo el tiempo que uno no alcanza a extrañar. Sí extraño alimentos como los huevos o lácteos como la crema", dijo Julia Luna, una ingeniera en sistemas de 28 años que casi no vio nieve en el año que lleva en la base.
Para quienes visitan la Antártida desde hace décadas, el cambio en el clima es evidente.
"Yo empecé a veni r acá en 1990. Prácticamente no llovía. Nevaba, pero no llovía. Ahora en verano llueve todo el tiempo", señaló Sánchez, el director del IAA
Aunque los cambios son evidentes, las repercusiones finales del calentamiento global en la Antártida son insospechadas.
"Los individuos que puedan se van a adaptar y los que no, darán lugar a otros. Estos cambios se encadenarán con otros cuyos alcances son difíciles de predecir", dijo el bioquímico Lucas Ruberto, jefe científico de la base.
No hay comentarios:
Publicar un comentario