“Pienso, luego existo…” y puedo elegir…
Actualmente, Argentina, tiene puesta todas las fichas a las elecciones, re-elecciones y re-re-reelecciones de personajes de la política que no quieren, ni tienen intenciones, de dejar el poder que “supieron conseguir… o heredar”.
Dentro de esta vorágine, salvaje y antropófaga, no existen reglas de juego, o por lo menos no son lo bastante claras que deberían ser.
Todo ello se desarrolla dentro de un supuesto marco democrático que no lo es tal, tomando en cuenta la suciedad con que se vienen desarrollando las distintas campañas. De un lado y del otro.
Quiero compartir un breve, pero interesante comentario realizado el 2 de febrero de 1905, por la filósofa y escritora estadounidense (de origen ruso) Alissa Zinovievna Rosenbaum; más conocida en el mundo de las letras bajo el seudónimo de Ayn Rand.
Sus palabras, nunca como ahora, tienen plena vigencia para Argentina y varios países de América Latina y el mundo: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte e un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada” (Ayn Rand-1950)
La idea central sería, cambiar esta democracia que nada tiene de “democracia” (del griego: dêmos: pueblo y kratos: autoridad) Gobierno en que el pueblo ejerce la soberanía.
Una crisis política, que afecta a varios sectores sociales, debe se tratada como si fuera un enfermo terminal. Si hay que realizar cirugía mayor, aunque conlleve la amputación de ciertos órganos, habrá que terminar con todo aquello que afecte la salud integral del todo.
Si por el contrario, se sigue alimentando el monstruo de la incompetencia, la desidia, el oportunismo, la decadencia, la violencia, las adicciones y el mal ejemplo cuando se pretenda encauzar el camino natural de las cosas, resultará imposible hacerlo.
Algunos ejemplos que podemos tomar en cuenta: Noruega, Suecia y Dinamarca son países que no tiene cámara de senadores. Alemania cuenta solamente con 100 senadores y Estados Unidos con un senador por cada uno de sus estados.
“Los grandes teóricos del derecho internacional y constitucional (Duverger, Jellinec, etc.) opinan que es una cámara innecesaria, prescindible y que está en extinción”
Un paso positivo, para vivir en democracia, sería el de cambiar las leyes y su aplicación en el orden nacional. Que los culpables de delitos cumplan con la pena de reclusión por el término estipulado. A aquellos funcionarios, `presuntamente` corruptos, además del aspecto legal, se les obligue a reintegrar todos los beneficios económicos obtenidos de actos sospechados y comprobados de ilegalidad.
En argentina, continúa funcionando, el juramento de “omertá”. Ley del silencio establecida como código de honor siciliano, que prohíbe informar sobre delitos y personas responsables de esos delitos. En nuestro país existen demasiados casos de aplicación de esta imposición mafiosa. Los malos afuera y los buenos o perejiles, adentro.
¿Quién o quiénes son los encargados de informar al pueblo –que representan- sobre los dineros oficiales invertidos en seguridad personal de funcionarios, gastos de representación sin rendición de cuentas, suma de dinero utilizado en cada una de las campañas, manejo discriminado y sectario de los planes sociales con cargo de devolución en servicios y/o votos? ¿Cómo o quiénes tiene acceso a la información pública sobre presupuestos e inversiones? ¿Los medios de comunicación? Seguramente que no.
Basta de utilizar, el dinero público, en gastos de sostenimiento de acciones que rozan con la locura mesiánica de perpetuidad en el poder. Que cada sector político busque su auto financiación en el sector privado o entre sus afiliados o seguidores. Que el dinero del pueblo se utilice para garantizar mejores condiciones de vida de todos (sin exclusiones) los sectores de la sociedad.
Es importante: `pensar… para existir`. "Cogito, ergo sum"… “Pienso, luego existo”. René Descartes (1596-1650) considerado el padre de la filosofía moderna. Frente a las grandes incertidumbres… pensemos antes de actuar o tomar una decisión…
¿No les parece? Oscar Fernando Baró
Fuentes consultadas:
(*) – “La supremacía del yo” – Filosofía y Objetivismo (Ayn Rand-1905/1982)
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