GUERRA PSICOLÓGICA
Acerca de los asesinatos selectivos en Irán
Mostafa Ahmadi Roshan, profesor de la universidad técnica de Teherán y presunto jefe de departamento en la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, es el cuarto iraní relacionado con el programa nuclear del país en ser asesinado en los últimos 2 años, lo que deja a las claras que existe una política establecida y en funcionamiento en este sentido.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Mostafa Ahmadi Roshan, profesor de la universidad técnica de Teherán y presunto jefe de departamento en la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, es el cuarto iraní relacionado con el programa nuclear del país en ser asesinado en los últimos 2 años, lo que deja a las claras que existe una política establecida y en funcionamiento en este sentido. Nos lo cuenta Dina Esfandiary, analista de investigación y coordinadora de proyectos en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres que publica en The Diplomat.
El evento fue sólo el último de una serie de enfrentamientos recientes entre Irán y Occidente, pero todavía suscita algunas preguntas clave. Para empezar, ¿qué significa para las relaciones entre Irán, USA e Israel? Y ¿tienen estos asesinatos el efecto deseado en Irán?
En resumen, la respuesta es nada, y no.
Si bien USA se apresuró a negar su participación, y los israelíes se negaron a realizar comentario alguno, es muy probable que los asesinatos sean parte de la política de colaboración de largo funcionamiento de sabotaje en Irán. Los métodos empleados han incluido atentados con bombas, el sabotaje industrial, técnicas como el gusano informático Stuxnet , y por supuesto los muy publicitados asesinatos de los científicos iraníes. ¿Funciona esta política?
Si el objetivo es retrasar y degradar el programa de Irán y ejercer presión, entonces, en cierta medida, la política ha sido efectiva. Los asesinatos de científicos nucleares están destinados a disuadir a posibles reclutas y aterrorizar a los que trabajan en el programa nuclear. El sabotaje industrial, junto con las sanciones, ha hecho más difícil para Irán obtener las piezas y componentes necesarios para su programa. Es difícil juzgar en qué medida el programa ha sido degradado debido a que se sigue avanzando, pero claramente ha habido una serie de contratiempos. Por ejemplo, los analistas consideran que el malware Stuxnet retrasó la ampliación que Irán pretendía para su programa de centrifugadoras en Natanz. Pero el éxito más notable es la presión constante que la campaña encubierta pone sobre el régimen, por no mencionar el efecto sobre el prestigio del programa.
Pero si el objetivo de esta política es cambiar la decisión estratégica de Irán de obtener armas nucleares, entonces no, no está funcionando. Teherán continúa con su progreso con su programa nuclear y ha intensificado sus esfuerzos de relaciones públicas al anunciar que ha comenzado el 20% en el enriquecimiento de Fordow y que ha tenido éxito en la producción de barras de combustible nuclear para su reactor en Arak.
Teniendo en cuenta los riesgos que conlleva, ¿es la campaña un valioso instrumento de política?
La campaña encubierta podría llegar a tener el efecto contrario al que se quiere, y de hecho puede endurecer la resolución iraní o empujarlos a tomar represalias. La última y más belicista amenaza de Irán incluye cerrar el Estrecho de Ormuz, por donde pasa aproximadamente el 35% del petróleo del mundo transportado por mar. Mientras es poco probable que Irán cumpla su amenaza -ya que sería el primero en sufrir esa política-, tiene muchas otras opciones para la causar todo tipo de disturbios y problemas para los intereses de USA e Israel en la región. Algunos analistas sostienen que la posibilidad de que Irán tome represalias es cada vez mayor. Aumentar el riesgo de confrontación con Irán a fin de retrasar el programa nuclear iraní por unos meses, por lo tanto, parece demasiada apuesta.
Los asesinatos, como parte de una política concertada de sabotaje, han logrado frenar el avance de Irán y “comprado tiempo” para los diplomáticos y los políticos. Pero no está claro qué se puede hacer con este tiempo extra, y la política conlleva riesgos de motivar y fortalecer a los iraníes en pos de sus objetivos.
El hecho es que esta no es una solución a largo plazo para el problema nuclear iraní. La única solución real es encontrar una manera de cambiar el cálculo estratégico que hace Irán de su programa nuclear.
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