Cristina Fernández y Enrique Eskenazi, en otros días.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Para
acabar con el mito, algunas conclusiones:
1. YPF funcionaba como una empresa kirchnerista,
y hasta cristinista, desde que los Eskenazi se hicieron cargo de la gestión.
2. YPF priorizaba la financiación de los medios de
comunicación simpatizantes de los Kirchner.
3. Probablemente alguna contratación de un ex funcionario,
hoy cuestionado por el cristinismo (¿Alberto Fernández?), resulte motivo de
controversias dentro del Frente para la Victoria , pero en definitiva no permite ninguna
conclusión política adversa.
4. YPF tiene una estructura que ha conducido la empresa
durante años, y procedimientos establecidos, que casi no cambiaron con el
ingreso de los españoles de Repsol ni con los Eskenazi, básicamente porque
estos desconocían sobre el negocio petrolero. Y serán esos mismos
gerentes quienes gestionen junto a los 'jóvenes turcos', que
del negocio saben tan poco como de Aerolíneas Argentinas...
5. El objetivo gubernamental de acordonar la sede de la
empresa, inclusive antes que Cristina Fernández anunciara el proyecto de
expropiación accionaria, y expulsar a sus directivos fue capturar una supuesta
información confidencial que permitiría elaborar denuncias de gran
impacto mediático, pero hasta ahora no han obtenido nada trascendente.
Los 'jóvenes turcos' ven mucha televisión...
6. YPF tenía una administración cristinista, objetivos
cristinistas y tanto el ministro Julio De Vido como su
estrecho colaborador, Roberto Baratta, director de YPF por el
Estado Nacional, tenían una influencia notable sobre el CEO, Sebastián
Eskenazi.
7. Gobernadores como Jorge Sapag, de
Neuquén; y Juan Manuel Urtubey, de Salta, tenían diálogo
permanente con Eskenazi y otros directivos de YPF.
8. Hasta el enojo de los Eskenazi porque Cristina Fernández
les anticipó que les impediría girar utilidades como en otros ejercicios
contables, el acceso a la
Presidente era tan permanente como lo fue con Néstor
Kirchner. No puede ignorarse que, mientras Repsol prefería
como socio argentino a Carlos Miguens, fue Néstor Kirchner quien impuso a
Enrique Eskenazi.
9. Que los 'jóvenes turcos' quieran investigar a un
asesor en política & medios de los Eskenazi y de ex funcionarios de
Cristina no contribuye a cambiar la realidad: YPF era kirchnerista
desde hacía años.
10. Los 'jóvenes turcos' deberán coincidir que las
decisiones estratégicas de YPF siempre fueron consultas o bien definidas por
Presidencia de la Nación ,
ni siquiera por Julio De Vido o el secretario de Energía, Daniel Cameron.
"(...) Lo cierto es que los medios hegemónicos o
poderes concentrados, de acuerdo con la versión oficialista, le han reconocido
una sólida instrucción a Kicillof, quien se percató de despreciar a otros de su
profesión seguramente más instruidos que él. Tanto desprecio oligárquico de su
parte involucró –sin meditarlo– hasta a su propio superior, los laureles
técnicos del ministro Hernán Lorenzino, ya convertido en una especie de hombre
de teflón como alguna vez lo fue un antecesor, el todavía ignoto Carlos
Fernández. Se gratifican entonces los medios –a pesar de no estar de acuerdo
con Kicillof en gran parte de sus fundamentos– hasta del título de académico
que le entregó la facultad en su momento, y sólo les falta el atrevimiento de
compararlo con Julio Olivera. Insólito este fenómeno de admiración y odio, como
si un secretario de Estado –en la
Argentina , aun en el kirchnerismo– no debiera ofrecer un
currículum suficiente, una formación adecuada y un condigno respeto profesional.
Sin necesidad, claro, de alcanzar la altura del a veces olvidado Olivera.
La misma ingenuidad de los diarios habría que
trasladarla al ejército de Kicillof que ha ocupado YPF en forma compulsiva,
como si se tratara de un acto bélico, ávido de encontrar desprolijidades,
documentos secretos o prebendas. Sobre todo para enlodar opositores. Pero
ocurre que YPF respiraba oficialismo, se cargó de recomendados de ese sector,
duplicó su personal y vaya a saber sus gastos para conservar –aunque no pudo–
la filiación y la dependencia con el Gobierno.
Dicen que las primeras pesquisas de los jóvenes turcos
han descubierto favoritismos escandalosos, como la cesión a un ex jefe de
Gabinete, por ejemplo, de unos $ 100 mil por mes por la improbable tarea de
asesoramiento. Quizás el nombre haga fulgor, pero hay otros allegados del mismo
origen político –la nueva política, claro– con participaciones más generosas.
Lo mismo sucede, parece, con la cuota de publicidad que desplegaba la empresa:
el caldo más jugoso, la parte del león, se la repartían los medios afines al
Gobierno, como si no les alcanzara la generosidad de la pauta oficial.
¿Delatará estas cuestiones esta tropa kicillofiana?
O, en
todo caso, avanzará para rebuscar sobre otros contratos, permisos, licencias y
empresas alternativas que se servían de YPF y en las que aparecen involucrados,
por ejemplo, devotos del modelo, militantes de organismos públicos y varios
sindicalistas de nota. A Hugo Moyano, de obvia declinación, quizás podrían
destaparle –dicen– algunos negocios preferenciales con la compañía. Nadie sabe
la verdad, pero el gremialismo en general no parecía contento con la
expropiación antes de que ocurriera, ni siquiera los del sector energético.
Gente que, como se sabe, estaba preocupada por la seguridad jurídica que debe
imperar en un país.
Pero este curso de blanqueo contable –que horroriza a
los interventores cuando miran los papeles, pero que no induce a ningún tipo de
delito, ¿o acaso el Estado, a pesar de Kicillof, le debe decir cómo gastar su
plata a un panadero?– supone denunciar, también, los privilegios de que
disponían hombres de cercanía física al matrimonio Kirchner, allegados que
podrían adoctrinar sobre “mercados regulados” o disponer de un tío que vende
las resmas de papel más baratas.
U otros notables, de seguidismo indiscutido, que han
recibido licencias petroleras simplemente por su buen aspecto o sumisión, casi
ninguno con la voluntad de explorar o explotar gas o petróleo. Más bien, como
se hizo con las licencias de radio y telefonía en el pasado, para recolocar por
plata luego en el mercado. Influencias, no sólo heredadas de los noventa. Si
alguno no cree en estas consideraciones, habrá que recordar que hace apenas
unas pocas semanas, una de las más importantes petroleras norteamericanas le
compró a uno de estos licenciatarios beneficiados un yacimiento por US$ 50
millones. Felices los que creen en el proyecto.
Cuando ingresaron algunos voluntarios para revisar la
empresa intervenida, soñaban con un Libro Blanco o un Libro Negro de YPF
Repsol. Tienen material, pero han advertido que buena parte de esos elementos
encontrados cuestionan sin duda a quienes incluso participan de la
expropiación. A esa altura, se supone, no querrá llegar Kicillof. Sobre todo
cuando de la política energética no puede imputárseles responsabilidad a Julio
De Vido o a Daniel Cameron: ellos, simplemente, como ahora, cumplían órdenes.
Por el contrario, más de una vez sugirieron rever las tarifas y así les quedó
la cola por esa iniciativa. En la misma línea hay que ubicar a Roberto Baratta,
el hombre del Estado en YPF y que, naturalmente, hizo la vista gorda ante
algunas defecciones empresarias. Jamás se hubiera permitido esos deslices sin
autorización o instrucción previa. La línea de mandos es tan obvia que
cualquier mortal sabe –y puede probarlo– que los Eskenazi jamás se imaginaron
participar del negocio petrolero."
No hay comentarios:
Publicar un comentario