Una multitud de fieles veneró a San Cayetano
El santo “del pan y del trabajo” recibió la visita de miles de peregrinos que le pidieron trabajo o le agradecieron tenerlo. Un fervor que se repite.
Una multitud veneró este domingo a San Cayetano y renovó su confianza al santo “del pan y del trabajo” en el santuario del barrio porteño de Liniers, donde el cardenal Jorge Bergoglio instó a los argentinos a "un cambio de vida" que permita ser "más justos" y poner paz ante "los maltratos" y "la agresión y la violencia".
La manifestación de fe popular , que cada año sorprende por sus características y es el termómetro de la desocupación en el país como también del agradecimiento de los fieles por el empleo conseguido, llevó por lema "Junto a San Cayetano rezamos por paz, pan y trabajo".
Ninguno de los sacerdotes del templo se animó a estimar el número de peregrinos pasaron por el santuario de Cuzco 150, pero el párroco Jorge Torres Carbonell consideró que "no hay necesidad de contarlos, son muchos, y lo esencial es cómo la gente vive esta fiesta: Con alegría".
"Muchos vienen a pedir trabajo para ellos o para familiares, pero también a agradecer tenerlo. En cada uno hay una motivación que los moviliza a venir cada 7 de agosto desde hace 10, 20 o 40 años. Esta es una fista que está incorporada en el corazón de la gente y nadie necesita convocarla", dijo el sacerdote.
La peregrinación incesante de devotos comenzó al primer minuto de este domingo, cuando el obispo auxiliar porteño, Raúl Martín, abrió las puertas del templo en medio de fuegos de artificios.
En la misa principal ante miles de fieles, Bergoglio reclamó un "cambio de vida" ante "los maltratos" y frente la "agresión y la violencia", y apeló a un cambio interior en las personas para dejar de "ser ñoqui y vividor" y convertirse en un trabajador "honrado, justo y solidario".
Al finalizar la eucaristía, Bergoglio recorrió las varias cuadras de fila y bendijo a los peregrinos.
La fiesta de fe popular se caracterizó además por la gran cantidad de puestos ambulantes instalados sobre la calle Cuzco, en la que se venden velas, estampitas y las tradicionales espigas.
También se bendijeron objetos y se recibieron alimentos no perecederos y ropa, que Cáritas parroquial reparte en villas de emergencia. DyN
La manifestación de fe popular , que cada año sorprende por sus características y es el termómetro de la desocupación en el país como también del agradecimiento de los fieles por el empleo conseguido, llevó por lema "Junto a San Cayetano rezamos por paz, pan y trabajo".
Ninguno de los sacerdotes del templo se animó a estimar el número de peregrinos pasaron por el santuario de Cuzco 150, pero el párroco Jorge Torres Carbonell consideró que "no hay necesidad de contarlos, son muchos, y lo esencial es cómo la gente vive esta fiesta: Con alegría".
"Muchos vienen a pedir trabajo para ellos o para familiares, pero también a agradecer tenerlo. En cada uno hay una motivación que los moviliza a venir cada 7 de agosto desde hace 10, 20 o 40 años. Esta es una fista que está incorporada en el corazón de la gente y nadie necesita convocarla", dijo el sacerdote.
La peregrinación incesante de devotos comenzó al primer minuto de este domingo, cuando el obispo auxiliar porteño, Raúl Martín, abrió las puertas del templo en medio de fuegos de artificios.
En la misa principal ante miles de fieles, Bergoglio reclamó un "cambio de vida" ante "los maltratos" y frente la "agresión y la violencia", y apeló a un cambio interior en las personas para dejar de "ser ñoqui y vividor" y convertirse en un trabajador "honrado, justo y solidario".
Al finalizar la eucaristía, Bergoglio recorrió las varias cuadras de fila y bendijo a los peregrinos.
La fiesta de fe popular se caracterizó además por la gran cantidad de puestos ambulantes instalados sobre la calle Cuzco, en la que se venden velas, estampitas y las tradicionales espigas.
También se bendijeron objetos y se recibieron alimentos no perecederos y ropa, que Cáritas parroquial reparte en villas de emergencia. DyN
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