OPINIÓN / ATRAPADOS EN EL PASADO
(U24) - Por RAÚL 'BIGOTE' ACOSTA - Periodista, conductor radial y televisivo, poeta, dramaturgo y ensayista santafecino, afincado en Rosario.
Sin sicologismos baratos ni cuestiones de café, sin simplificaciones igual aparece una pregunta que deberíamos hacernos: ¿por qué Lilita (Carrió) y Cristina (Fernández de Kirchner) no tienen opinión firme y pública sobre el tema central de este siglo XXI, la violencia de género y la igualdad entre hombre y mujer?
En el siglo XX, desde tres costados diferentes, tres voces apreciaron el tema y lo tomaron como lo que era, una cuestión que excedía sus preocupaciones cotidianas pero que debían asumir. Alicia Moreau de Justo, Victoria Ocampo y Evita Duarte de Perón presentaron alternativas vitales en las que la lucha por la igualdad de los sexos estaba presente y las tres, se insiste, desde diferentes posiciones ideológicas, con desiguales ubicaciones en la sociedad, se expidieron vitalmente sobre la cuestión.
No están separados, en el imaginario colectivo, el aborto, el cuerpo de la mujer, sus libertades sexuales y los golpes, abusos, violaciones, humillaciones. El poder de uno sobre otro. La libertad y el poder aparecen nítidamente en estas manifestaciones.
La libertad en todos los casos y en todos los momentos, pero evidentemente el poder, su búsqueda y acrecentamiento, es parte definitiva de la vida de estas dos mujeres. Lilita y Cristina.
Todo colectivo que implique estos temas deberían tenerlas presentes. Ayudaría. Tal vez no les traería votos, pero no se trataría de eso. Perdón, acaso se trate de eso.
Una lucha tan transversal, que cruce tanto a la sociedad, no puede asimilarse a una seducción electoral o una fijación, idolatría, respeto, temor por determinada persona y básicamente: las declaraciones de esa persona.
En estos dos casos se vuelve particular una lucha general y no renta a la capilla y los votos.
No aparece otra cuestión en esta silenciosa lejanía de ambas señoras.
Para algún estudioso y prevenido analista de los comportamientos y mandatos del siglo XX queda estudiar si Lilita y Cristina no son, al cabo, dos exponentes del “machismo” que alentó el siglo XX y está siendo despanzurrado en estos tiempos.
El 2020 no será un año más, traerá sus símbolos. El neo industrialismo y las conexiones sociales que trajo la universalidad de los medios y el reduccionismo del mensaje ya actúan entre nosotros.
No creo posible esquivar el tema en la seducción electoral del 2019 ni creo, para nada, que desentenderse del asunto lo manda al olvido.
Opino, con el riesgo de las opiniones, que no pertenecen ninguna de las dos, al colectivo de las igualdades que el paroxismo feminista ha puesto en primerísimo primer plano. Que lo suponen, al colectivo igualitario, una moda que los medios acallarán algún día y volverán con sus improperios y sus ditirambos al centro de la escena.
No creo que les asista razón. Creo que no se han subido al colectivo porque no lo sienten su lucha y eso ni siquiera es peligroso, es definitivo.
Lástima.
Atrapadas en el pasado tal vez sus atrasos sociales nos confundan en el presente. Añoro a las tres que mencioné en el comienzo. A como de lugar y para lo que sea. Alicia Moreau de Justo, Victoria Ocampo y Evita cruzaron el tiempo ayudando al porvenir.
Si me apuran un poco añoro a Mafalda, el personaje de Quino, aún ella miraba el mañana.
No es condenar a Juan Darthés, para eso ya hay sitios que lo hacen, es entender por dónde van las cosas de un siglo que todavía nos contiene, las contiene y que obliga a la generosidad antes que al egoísmo.
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