CIENCIA / PATAGOTITAN MAYORUM
El dinosaurio más grande del mundo fue encontrado en Chubut, en la Patagonia Argentina, en 2013. Sin embargo, hasta estos días seguía sin tener un nombre. La investigación, publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B, explica por qué decidieron llamarlo 'Patagotitan mayorum': 'Patago' por Patagonia; 'titan' por las deidades griegas, que son símbolo de fuerza y tamaño; y 'mayorum', en honor a la familia Mayo, quienes eran los dueños del rancho 'La Flecha', donde se encontraron los restos fósiles.
El dinosaurio pesaba aproximadamente 70 toneladas y medía casi 40 metros de largo. Además, al elevar su cuello, podía alcanzar una altura similar a un edificio de 7 pisos.
"En este animal, los miembros anteriores son más cortos que los posteriores. Hoy se piensa que mantener el cuello horizontal tenía una ventaja: no buscaban comer de las ramas más altas como hacen hoy las jirafas, sino cubrir una amplia área de alimentación sin mover mucho el cuerpo", explicó el paleontólogo argentino José Luis Carballido, uno de los autores del estudio e investigador del Museo Paleontológico Egidio Feruglio, en Trelew.
El paleontólogo Diego Pol, otro de los líderes del equipo científico e investigador del Conicet, explicó: "Me llama la atención el diseño de las vértebras, son tan grandes. Realmente parecen la estructura de acero que tienen algunos edificios. Mantenerse lo más liviano posible midiendo 39 metros de largo no debe haber sido fácil".
“Por lo general, los hallazgos paleontológicos se hacen en silencio y se dan a conocer a la comunidad muchos años después del descubrimiento a través de la publicación científica de un artículo. Pero esta vez intentamos algo nuevo. Lo hicimos al revés. Primero acercamos a la sociedad a la paleontología al mantenerlos al tanto de cada paso de la investigación, para que comprendan el trabajo de fondo y la importancia de la preservación del patrimonio nacional. Y ahora publicamos el primero de una serie de papers sobre el titanosaurio”, afirmó Carballido.
El responsable del descubrimiento fue un peón llamado Aurelio Hernández que, mientras recorría la estancia La Flecha, vio un objeto en el suelo. Se trataba de un hueso distinto a los de los animales que comunmente se ven por aquella zona.
Fue en 2011, a más de 1.300 kilómetros de Buenos Aires, en la provincia de Chubut.
Meses después, un grupo de científicos del Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Trelew se acercaron al lugar y comprobaron qué era lo que observaban. Primero vieron la punta de lo que parecía ser un fémur, de unos 2,40 metros de largo. Luego, vieron una vértebra, y partes del cuello y del dorso.
Leonardo Salgado, paleontólogo de la Universidad Nacional de General Roca y parte del equipo que trabajó en la excavación, explicó: "Lo que más me impactó fue la espectacularidad del sitio. Ya conocíamos otros dinosaurios de tamaño comparable al de Patagotitan, pero nunca habíamos visto tantos huesos grandes juntos en un mismo lugar".
Los restos encontrados estaban casi intactos y había más de 200 fósiles de esta especie de dinosaurios herbívoros en excelente estado de preservación. También encontraron 60 dientes de terópodos o dinosaurios carnívoros como el Tyrannotitan chubutensis.
"Ya para la segunda campaña nos habíamos dado cuenta de que los huesos que iban apareciendo correspondían a diferentes individuos de una misma especie, que habían muerto en diferentes momentos, con varios años de diferencia tal vez", dijo Carballido.
"Analizando los huesos nos llamó la atención que todos los individuos eran animales adultos, pero jóvenes. Aún estaban creciendo lentamente. Si uno tuviera que compararlos con un humano, sería una persona de 18 años", agregó.
Respecto al cráneo, Pol explicó: "Es la pieza más difícil de encontrar en muchos saurópodos y en especial en los titanosaurios. Nosotros solo encontramos un diente de estos animales con forma de cuchara. Se conocen solo cráneos relativamente completos de cuatro especies de titanosaurios, muy poco entre las cerca de 90 especies conocidas para este grupo o clado".
"Sería interesante saber más al respecto para poder evaluar si el gigantismo estuvo acompañado de cambios en el cráneo y en la dentición, dado que uno de los desafíos de ser gigante es poder ingerir suficiente alimento por día para mantener los requerimientos energéticos", agregó.
El naturalista inglés David Attenborough realizó un documental sobre este dinosaurio y, desde enero de 2016, se encuentra una réplica de sus restos en el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York, como así también en Tecnópolis y en el ingreso a la ciudad de Trelew.
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